La comunidad rohingya, cuya historia se remonta a principios del siglo VII, cuando los comerciantes árabes musulmanes se asentaron en la zona, son objeto de una "discriminación permanente y sistemática" -en palabras de la ONU- y de "atrocidades" -según la ONG Human Rights Watch (HRW)-, a manos de las fuerzas birmanas.
La organización Human Rights Watch (HRW) ha acusado innumerables veces a las autoridades birmanas de llevar a cabo una "campaña de limpieza étnica" contra la comunidad musulmana rohingya, tras documentar la existencia de fosas comunes y el desplazamiento forzado de esta minoría.
"Lo que hemos grabado es que el Gobierno birmano y las fuerzas de seguridad son responsables de ataques contra los rohingyas en los que se cometieron crímenes contra la Humanidad", comentó un tiempo atrás el subdirector de HRW en Asia, Phil Robertson, en una rueda de prensa en Bangkok.
Cerca de un millón de personas forman la minoría étnica, lingüística y religiosa de los rohingya, un pueblo musulmán discriminado y perseguido durante décadas.
Se piensa que la brutal represión en su contra ha creado una diáspora de por lo menos otro millón en varias partes del mundo.
En el país que ellos consideran su hogar, Birmania, se les prohíbe casarse o viajar sin permiso de las autoridades y no tienen derecho a poseer tierra ni propiedades, en algunas localidades se boicotean sus pequeñas tiendas, por parte de la población local, o los productos que recogen de sus míseras tierras.
En la más reciente muestra de discriminación, las autoridades regionales anunciaron recientemente que comenzarán a poner en práctica una norma que prohibe a los rohingya tener más de dos hijos.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la crisis del pueblo rohingya es una de las más largas del mundo y también una de las más olvidadas.
Los rohingya forman cerca de 5% de los 60 millones de habitantes de Birmania. Pero el origen de este pueblo sigue siendo extensamente debatido.
Dos olas de violencia en junio y octubre provocaron unas 140 muertes. |
Desde 1948, cuando se independizó el país, han sido víctimas de tortura, negligencia y represión. Pero ahora, con los drásticos cambios políticos y sociales que vive Birmania, los ánimos de las varias comunidades que habitan el país están caldeados y ha vuelto a emerger una ola de violencia y discriminación contra los rohingya.
En el último año, después de haber sido gobernado por una junta militar por más de medio siglo, Birmania vive una transición hacia la democracia y mejoras sociales que muchos han elogiado. Pero la situación no parece haber mejorado para los rohingyas.
En 2012, dos olas de violencia, en junio y octubre, orquestadas por grupos extremistas de la mayoría budista en Rakhine provocaron unos 140 muertos, cientos de casas y edificaciones musulmanas destruidas y unos 140.000 desplazados.
También se acusó a las autoridades y policía local de no hacer lo suficiente para defenderlos.
Tal como explica el corresponsal de la BBC en el sureste asiático, Jonathan Head, "Rakhine es el segundo estado más pobre de Birmania, y éste es un país que está en la lista de los países menos desarrollados en el mundo". "La pobreza, la negligencia y la represión han jugado un papel enorme en el enardecimiento de la violencia comunitaria", dice el corresponsal. "Y también las amargas memorias históricas y los temores que sienten las comunidades rivales de lo que podrían perder o ganar en el nuevo e incierto ambiente político de Birmania", agrega.
Unos 140.000 musulmanes rohingya fueron desplazados en 2012. |
Como señala Jonathan Head, tras los eventos en Rakhine, las dos comunidades que durante décadas ya habían vivido separadas, quedaron totalmente segregadas.
"Los musulmanes están confinados a zonas de seguridad cada vez más reducidas" dice el reportero.
"Poblados que ya habían quedado destruidos en la violencia de junio, fueron arrasados totalmente durante el nuevo brote de octubre. Y miles de rohingyas fueron desplazados a campamentos internos donde no reciben ayuda del gobierno y viven en condiciones de extrema pobreza. Ambos lados están ahora completamente segregados", agrega.
Los rohingya han sido acusados también de incitar la violencia. Se dijo que los eventos del año pasado se dispararon tras la violación y asesinato de una joven budista en Rakhine.
Pero la sangrienta campaña de violencia organizada contra los musulmanes rohingya tiene raíces más profundas y su objetivo final, como señala el corresponsal de la BBC, es que estos pobladores salgan de Birmania.
"Los budistas de Rakhine repiten rumores de boca en boca o en sitios de internet sobre atrocidades terribles cometidas por musulmanes y ocasionalmente presentan fotografías borrosas de cuerpos mutilidos" explica Jonathan Head. "Pero ellos (los budistas de Rakhine) tienen una larga historia de abandono del gobierno central y se les ha hecho creer que la población musulmana está creciendo de forma descontrolada y que esto amenaza con abrumarlos. Tienen miedo de las ideas extremistas islámicas, especialmente entre los jóvenes varones rohingya que han vivido en Arabia Saudita", explica el corresponsal de la BBC.
Es por eso que las autoridades de Rakhine están utilizando una forma de "apartheid" y han expresado abiertamente que la única otra alternativa es la deportación masiva de rohingyas.
La violencia contra rohingyas fue orquestrada por extremistas budistas |
Muchos budistas birmanos ni siquiera reconocen el término rohingya. Los llaman "musulmanes bengalíes". Una referencia a la visión oficial de que son inmigrantes de Bangladesh.
Tal como informa Jonathan Head, unos 800.000 rohingyas no tienen ciudadanía en Birmania. Y esto ha alentado a los budistas a creer que su campaña de segregación y expulsión forzada está justificada.
Pero la segregación, indica el corresponsal, no sólo es social.
"Las largas décadas de aislamiento e injusticia crónica impuestas por la junta militar birmana han creado un prejuicio y resentimiento en el estado de Rakhine. Y esto ha fermentado un clima ponzoñoso de desconfianza y desinformación. Es claro -agrega- que además de la separación física de musulmanes y budistas también hay una extrema segregación mental".
Según informaba el pasado día 4 de octubre la agencia IPS, "El primer censo que celebrará Birmania en 30 años podría hacer desaparecer “toda referencia” a la minoría musulmana rohingya, perseguida por el régimen, lo que equivaldría a un etnocidio, alerta desde Londres un líder exiliado de esa comunidad".
Nurul Islam, presidente de la Organización Nacional Rohingya Arakana, dijo en una entrevista con IPS que su campaña apunta a llamar la atención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de los gobiernos europeos. "Queremos presionar al gobierno de Birmania para que cuente a los rohingyas en el censo, de modo que se revelen las cifras reales de su población", señaló.
El censo, que se realizará durante 12 días en marzo de 2014, costará 58,5 millones de dólares, confirmó el ministro de Inmigración y Población, Jin Yi, en una conferencia de prensa celebrada a mediados de septiembre en Naypidaw, la capital administrativa. El gobierno de Birmania prometió 15 millones de dólares, mientras que se espera que la ayuda de la ONU cubra otros cinco millones.
En el pasado mes de mayo se prohibió a los rohingyas tener más de una esposa y dos hijos con el fin de controlar su natalidad, según decidió el distrito de Maungday, en el estado de Rakhine, donde habita la mayor parte de los 800.000 miembros que tiene esta comunidad en Birmania (Myanmar).
Además, fuentes de los refugiados denunciaron que un barco con 120 musulmanes fue interceptado por los budistas, que mataron a los hombres y violaron a las mujeres.
"Nunca había visto tanto odio contra nadie en el mundo, hasta los palestinos tienen una mejor situación... todos en Birmania les odian. Ellos son diferentes físicamente, son más parecidos a los indios, hablan su lengua y tienen otra situación", relata Dina Madani, del departamento de minorías musulmanas de la Organización Islámica de Cooperación (OIC), que acompañó al secretario general de la institución en un viaje de 10 días a la zona el pasado mes de septiembre.
En los censos efectuados cuando el país se encontraba bajo un represivo régimen militar, en 1973 y 1983, no se reconocieron a los rohingyas como parte de su población.
"La maquinaria del genocidio –el proceso complejo y sistemático diseñado para eliminar a los rohingyas– ya está operando en Birmania y ha llevado la limpieza étnica y el aislamiento a su punto actual", señala el informe “High Risk of Genocide in Burma” (Alto riesgo de genocidio en Birmania), que la organización divulgó a comienzos del pasado mes septiembre.
Los premios nobel de la paz el bangladesí Muhamad Yunus y el timorés José Ramos-Horta han sido últimos en solicitar por escrito a Birmania que conceda la nacionalidad a los más de 800 mil rohingya que se calcula residen en ese país.
Human Rights Watch ha pedido al gobierno de Birmania que ponga fin a la "limpieza étnica" de musulmanes rohingyas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes dejar aquí tus opiniones e impresiones sobre una entrada concreta, sobre algún tema sobre el que te gustaría ver una nueva entrada o sobre cualquier tema del blog en general.