"Eran las 7.30 cuando el exalcalde de Levier me llamó al teléfono y me preguntó dónde estaba. Le pasé el teléfono a la profe, habló con ella, el autobús se paró en el aparcamiento del colegio Aubrac, y bajé del bus con la profe, en pleno llanto, abrazada a ella. Me dio mucho dolor abandonar a mis amigos, el colegio, a todo el mundo, y además sentí vergüenza porque la policía estaba allí y los compañeros me preguntaban: ‘¿Por qué la policía? ¿Qué has hecho, has robado?’ Y yo les dije ‘No puedo contestaros ahora’, y la policía decía ‘No hay tiempo, nos tenemos que ir", explicaba respecto a los instantes previos a su detención y posterior deportación para la periodista Géraldine Hallot.
En un francés más que correcto, Leonarda explicó en un minuto que en Kosovo no tiene "derecho a ir al colegio" porque es romaní, explicó que su familia estaba durmiendo "en los bancos de la calle", y concluyó: "Yo todo lo que quiero es volver a Francia con mi familia. Para retomar mis clases, para tener un futuro. La cosa más importante es el colegio", según la entrevista que recoge el diario El País.
La joven también le dijo a la emisora francesa RTL que intentó cortarse las venas dado que no quería salir de Francia, pero fue rápidamente atendida y después de que los médicos aseguraran que no era nada grave, y le dieran unos comprimidos, fue subida al avión que la trasladó a Kosovo.
Ella solo aspira a una cosa: regresar a Francia. "Estábamos mejor en Francia. Mis amigos, mis profesores, mis compañeros, tengo todo allá. Aquí no tengo nada (...). Yo me integré muy bien (...). Era una buena alumna. Mi país es Francia", declaró Leonarda.
Ella termina diciendo, "Lo único que espero es volver a Francia con mi familia. Tetomar mis clases para tener un futuro. Lo más importante es la escuela".
Mientras tanto en Francia la polémica continúa no tan solo por la expulsión de la joven y su familia, sino por las forma deshumana como fue conducida la detención y deportación de Leonarda.
El ministro del Interior, Manuel Valls, que el martes por la noche defendió a través de un comunicado la actuación policial y su "firmeza en la aplicación de las órdenes de alejamiento", se vio obligado a recular ayer miércoles y anunció la apertura de una investigación interna. Valls evitó utilizar la palabra romaní, y prefirió resaltar el origen kosovar de los deportados. "No duden un solo instante que las reglas de derecho público son aplicadas con inteligencia, discernimiento y humildad por mis servicios", dijo.
Jean-Marc Ayrault, el primer ministro francés, prometió que se abrirá una investigación inmediata sobre los sucesos y que los resultados estarán listos en 48 horas. Asimismo aseguró que el Gobierno anulará la expulsión de la familia si se demuestra que se cometió algún error: "En ese caso, la familia volverá para que su situación sea examinada en función de nuestro derecho, nuestras prácticas y nuestros valores", prometió Ayrault.
Leonarda Dibrani este miércoles en su casa de Mitrovica (Kosovo). / ARMEND NIMANI (AFP) |
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