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| Bombero combate el fuego. Foto Euronews |
Los bomberos que combaten algunos de los peores incendios forestales en el estado de Nueva Gales del Sur, el más poblado de Australia, se preparaban el sábado para un deterioro de la situación, con mayores temperaturas y vientos que aumentarán el peligro los próximos días.
En las Montañas Azules al oeste de Sydney, en el estado de Nueva Gales del Sur, 193 casas y otras 109 dañadas por varios incendios forestales que alcanzaron el jueves su peor momento, dijo el Servicio Rural de Bomberos.
El daño anunciado el sábado fue más del doble del considerado el día anterior y seguramente aumentará a medida que los equipos de valoración y la policía avanzan por la zona arrasada en busca de sobrevivientes y víctimas. La destrucción alcanzó otras regiones, pero las cifras todavía no están disponibles.
El uso de explosivos en unos ejercicios militares, según indica la agencia Euronews, podría ser el origen de uno de los incendios forestales que están devorando el estado australiano, donde, según las últimas noticias, cerca de 200 casas han sido pasto de las llamas. Los peores incendios de la última década en el país se cobraron el jueves la vida de un hombre. El aumento de las temperaturas y los fuertes vientos amenazan con empeorar la situación.
Los bomberos combaten hasta cien focos activos en la región de Nueva Gales del Sur, donde se sitúa la mayor metrópolis del país, Sidney, y que se ha cobrado su primera víctima, un hombre de 63 años de edad que murió de un ataque al corazón mientras luchaba contra el fuego, intentando proteger su casa.
La sequedad del terreno y el viento están facilitando el avance de las llamas, cuya intensidad ha sorprendido a las autoridades. No en vano, la temporada de incendios no suele empezar hasta diciembre, cuando comienzan los meses realmente calurosos.
"La actividad de los incendios aquí es verdaderamente extrema, tenemos llamas que alcanzan los 20 ó 30 metros de altura", explicaba uno de los bomberos.
El fallecido, un civil, perdió su vida tratando de impedir que su hogar se incendiase. Se estima que al más de un centenar de casas han sido pasto de las llamas, mientras cerca de 150 han sufrido daños de diversa consideración, mientras miles de personas han sido evacuadas de las zonas afectadas por el fuego.
Los fuertes vientos, además de alimentar el avance de las llamas , están dificultando las labores de los bomberos, con problemas para usar hidroaviones o helicópteros.
Aunque los incendios no han alcanzado Sidney, la ciudad ya se ha visto contaminada por grandes humaredas.
El desastre ecológico no parece que vaya a parar en las próximas horas ya que las llamas siguen expandiéndose a pesar de que la jornada ayer se presentó más fría y húmeda que el viernes, cuando la temperatura superó los 34 grados y soplaron vientos de hasta 90 kilómetros por hora.La sequedad del terreno y el viento están facilitando el avance de las llamas, cuya intensidad ha sorprendido a las autoridades. No en vano, la temporada de incendios no suele empezar hasta diciembre, cuando comienzan los meses realmente calurosos.
"La actividad de los incendios aquí es verdaderamente extrema, tenemos llamas que alcanzan los 20 ó 30 metros de altura", explicaba uno de los bomberos.
El fallecido, un civil, perdió su vida tratando de impedir que su hogar se incendiase. Se estima que al más de un centenar de casas han sido pasto de las llamas, mientras cerca de 150 han sufrido daños de diversa consideración, mientras miles de personas han sido evacuadas de las zonas afectadas por el fuego.
Los fuertes vientos, además de alimentar el avance de las llamas , están dificultando las labores de los bomberos, con problemas para usar hidroaviones o helicópteros.
Aunque los incendios no han alcanzado Sidney, la ciudad ya se ha visto contaminada por grandes humaredas.
Los siete principales incendios han quemado hasta el momento 50.000 de las 88.000 hectáreas destruidas en total por los fuegos, cuyo perímetro alcanza los 500 kilómetros, según el comisionado estatal de los bomberos. Entre las áreas donde hay mayor preocupación están la Costa Central y la región de Hunter, situada a más de 90 kilómetros al norte de Sídney, además de Springwood, donde se ha reavivado el fuego, y otras localidades de las Montañas Azules. Miles de bomberos, y decenas voluntarios, combaten contra las llamas desde el pasado jueves, mientras Shane Fitzsimmons, calificó las jornadas de muy dificiles y muy peligrosas, con fuegos imprevisibles que progresaban a toda velocidad debido a la acción del viento. El vicecomisionado del Servicio de Incendios Rurarles, Rob Rogers, dijo que "estos incendios no están en absoluto bajo control" y agregó que "hay un frente de kilómetros y kilómetros". Rogers advirtió que la situación puede agravarse en las próximas horas ante un aumento de las temperaturas y unas condiciones meteorológicas que probablemente no mejorarán hasta el próximo martes, cuando se prevén algunas lluvias en las zonas más afectada. En la localidad costera de Catherine Hill Bay, a unos 100 kilómetros al norte de Sídney, las llamas han calcinado el muelle y cuatro viviendas, dijo hoy la alcaldesa de Lake Macquarie, Jodie Harrison, a la cadena local ABC. "Solo quiero expresar nuestro pesar en nombre de la gente y del Parlamento de Australia por la angustia por la que están pasando centenares de personas en Nueva Gales del Sur, pero también lo orgullosos que estamos de los miles de voluntarios y bomberos profesionales", dijo el primer ministro Tony Abbott en su visita a la zona devastada. Unos 2.000 bomberos trabajan, incansablemente, con 368 vehículos y 82 aviones en las tareas de extinción y se enfrenta a un gran desafío ante los pronósticos sobre un recrudecimiento de las condiciones meteorológicas a partir de este domingo, y el lunes.
En 2009, un incendio en el estado de Victoria (situado en el sur de Australia) provocó la muerte de 173 personas y redujo a cenizas miles de viviendas.
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