"Ya casi al final de la relación lo empecé a notar, pero los síntomas de que algo iba mal habían empezado mucho antes". Así recuerda Alicia la relación de pareja que con 16 años la llevó a quedarse aislada y abandonar su propia vida durante cinco años, sin ser consciente de ello. Con 26 años y después de romper esa relación de maltrato psicológico, ha conocido a otra persona y en esta ocasión ha "ganado libertad", elige lo que quiere hacer, toma sus propias decisiones y comete sus propios errores.
La violencia de género no es un problema desconocido para los jóvenes. Ya en el año 2010 un estudio del Ministerio de Igualdad y la Universidad Complutense de Madrid mostraba como un 76% de las chicas y un 65% de los chicos rechazaban abiertamente este tipo de violencia.
Sin embargo, pese a que muchos adolescentes afirman conocer la teoría, cada vez son más las jóvenes que acuden a los organismos dedicados a la ayuda a las víctimas de violencia de género. En el año 2012, según un informe de la fundación ANAR, 927 menores de edad llamaron a su teléfono. En total, un 17% más que en el año anterior. De ellas, un 58,9 % tenían 17 años; un 19,1% tenía 16 años, y un 12% tenían entre 13 y 14 años de edad.
"¿Si me acuerdo de la primera vez?". Cristina entorna los ojos. Aún medio cerrados siguen siendo grandes, marrones y brillantes. "No sé... Empezó poco a poco. Tirones de pelo alguna vez, empujones... Una tarde que estábamos en un parque se enfadó y empezó a pegarme puñetazos en los brazos y en la tripa. Luego se puso a llorar. Me asusté tanto... Y me sentí tan mal por verle así que...", relata una joven para el diario El País. El día de esa agresión Cristina, que hoy acaba de cumplir la mayoría de edad, tenía 15 años y llevaba seis meses saliendo con ese chico, de 16.
Un día una amiga observó la violencia del chico hacia ella, "Estaba histérico y mi amiga se asustó. Me dijo que el tío era un bestia y que tenía que dejarle. En verdad no era nada comparado con otras veces y algo le conté; pero nunca hablamos de maltrato. Para mí, lo mío era otra cosa. Violencia de género es lo que les pasa a las mujeres mayores, casadas, adultas. Así pensaba yo", le comenta al diario español, en su artículo Víctimas del machismo a los 15, con una sonrisa cansada.
Según la Fundación Anar "En el año 2011 el 40% de las llamadas de chicas adolescentes víctimas de violencia de género por parte de sus parejas tenían 17 años, y en el 25,7 % tenían 16 años".
Los casos de violencia machista entre adolescentes aumentaron un 33 % en el 2012, según el último estudio anual de la Fiscalía General del Estado. Es decir, de las 473 diligencias incoadas en el 2011, un año más tarde se pasó a 632. Los datos de años anteriores que maneja el Consejo General del Poder Judicial revelan un incremento alarmante desde el 2008, con 114 jóvenes enjuiciados por violencia machista, hasta el 2011, con 172 casos. Un incremento del 50,8 %.
Este es un problema global, adolescentes son asesinadas, torturadas psicológicamente o golpeadas por sus parejas sin que muchas veces, las mismas, o su entorno, denuncien la violencia de la que son objeto hasta que es demasiado tarde. Como fue el caso de A., de 14 años, que fue asesinada, con al menos diez puñaladas, por su exnovio, de 18 años, en su casa de Tàrrega (Cataluña) el pasado 7 de octubre. O el de la chica, A.J.S.O., de 15 años asesinada por su ex pareja, con dos tiros en la cabeza, en la región metropolitana de la ciudad brasileña de Belo Horizonte o D. M. V. de J. de 15 años, asesinada con 13 tiros en el estado brasileño de Espírito Santo.
Laura fue maltratada por su novio cuando tenía 15 años. Terminó con la relación cuando los padres de él se enteraron, pero hasta hace poco acarreó secuelas. / SAMUEL SÁNCHEZ. Web El País. |
"Una persona que te quiere no te va a decir lo que tienes que hacer, ni te va a dejar de querer porque no hagas lo que te dice", asegura Alicia, que no solo ha conseguido recuperarse, sino que además se ha formado como psicóloga y ahora colabora con una fundación en talleres para la prevención de los malos tratos en colegios, institutos y universidades.
La violencia machista no es solo un problema de parejas casadas, como piensan muchos jóvenes o adolescentes, mientras ellos permanecen dentro de una espiral de violencia en unas relaciones, que solo perjudican su evolución personal, totalmente dañinas.
Aunque los avances en la igualdad son evidentes a lo largo de los años, aunque falta mucho camino por recorrer, perdura en la sociedad un elevado nivel de machismo, quizás determinado por el abandono a la que se ha visto sometida la educación emocional, mientras observamos altos índices de violencia a nivel social.
Según los sociólogos, los adolescentes se saben la teoría y racionalmente rechazan la violencia, pero alertan de que el nivel de machismo es demasiado elevado para una generación que ha crecido en el siglo XXI.
Cuando tu pareja te dice que no mires a otro porque le entran celos, no es amor es afán de posesión. Tampoco lo es cuando te mira el móvil y repasa tus mensajes en Facebook, Tuenti o Twitter, ni cuando te dice que la falda que vistes es demasiado corta y no le gusta, o que el escote que llevas es demasiado sensual y quiere que te vistas de otra manera, a su gusto. Estos son algunos ejemplos de mensajes que denotan actitudes sexistas que pueden implicar comportamientos de riesgo y, en el peor de los casos, terminar en violencia de género.
Los psicólogos especializados en atención a las mujeres que han sufrido la violencia de género coinciden en que la víctima deja, de forma inconsciente, en manos de su pareja las riendas de su propia vida. Si además la víctima es una adolescente, la vulnerabilidad tiende a aumentar.
En España, un estudio ha puesto de relieve que en los últimos cincos años han aumentado casi un 25% los casos de violencia de género en menores de 18 años y que una de cada tres víctimas en lo que va de 2013 tiene menos de 30 años.
Sobre otros países no he encontrado estadísticas confiables, pero si consigo encontrarlas las iré comentando.
"La violencia no se inicia normalmente con agresiones físicas sino con comportamientos de dominio y abuso, sin que, en muchas ocasiones, la adolescente tenga conciencia de estar sufriendo dicha violencia", se puede leer en la página web que la Comunidad de Madrid ha habilatado para ayudar a adolescentes que sufran de violencia de género.
"Las redes sociales son un factor de riesgo que no existía antes y que ahora tienen un papel muy importante", indica Julia Almansa, directora de la Fundación Luz Casanova. "Muchas de ellas viven situaciones graves de acoso solamente por la aplicación Whatsapp, a través de la que pueden controlar dónde están, qué están haciendo o cómo van vestidas", apunta.
La plataforma Violencia Cero corrobora estas observaciones y destaca lo difícil que es tomar conciencia de una situación de maltrato para una adolescente que percibe, muchas veces, el control extremo como una prueba de amor.
Susana Martínez Nobo, presidenta de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, también coincide en este punto, cuando explica que la forma más habitual de malos tratos entre jóvenes es el dominio psicológico: el control sobre la ropa que se ponen las novias, su maquillaje, las amistades con las que salen o dónde pasan el tiempo. Y aquí, las nuevas tecnologías emergen como una nueva herramienta de vigilancia. "Ejercen un control agobiante para las chicas. A través de Whatsapp o Facebook pueden saber en todo momento dónde están, qué están haciendo y con quién. Las hostigan pidiéndoles pruebas: si dicen que están viendo la televisión, les piden qué película echan en un canal, y si les cuentan que están en el baño, las obligan a tirar de la cadena para demostrarlo. Esto es algo que no pasa con las víctimas más mayores".
También son abundantes, y es una fórmula usual de violencia de género, las amenazas de exposición en las redes sociales de fotos y vídeos íntimos como forma de chantaje para intentar mantener una relación.
Psicólogos, educadores y juristas resaltan que se están detectando, y produciendo, comportamientos y agresiones machistas a edades cada vez más tempranas. "En los jóvenes se reproducen roles que creíamos superados. Patrones en los que el chico es el dominante y ejerce esa dominación a través del control, y la chica adopta una actitud sumisa o complaciente", describe Susana Martínez, presidenta de la Comisión de Estudio de Malos Tratos a Mujeres para el diario El País.
El espiral de violencia puede devorar a cualquier persona sin que llegue a percibirlo, por eso es importante cortarla desde el primer instante.
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