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viernes, 16 de mayo de 2014

Argentina, Enfrentamiento entre la Iglesia y el Gobierno por la visión, del incremento, de la violencia en el país

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Cristina Kirchner niega la violencia en la sociedad.
El viernes 9 de mayo, la Conferencia Episcopal Argentina emitió un documento en el que señala que el país estaba "enfermo de violencia".
La presidenta Cristina Fernández inmediatamente negó esas acusaciones y sin aludir directamente a la Iglesia dijo que hay quienes quieren reeditar viejos enfrentamientos.
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió ese día un duro documento titulado "Felices los que trabajan por la paz", en el que abordaron la inseguridad en el país, al asegurar que "la Argentina está enferma de violencia". Asimismo, aseguró que "la corrupción, tanto pública como privada, es un verdadero cáncer social, causante de injusticia y muerte". Para añadir "Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte".
En el documento, la Conferencia Episcopal alude a la creciente inseguridad, al narcotráfico, corrupción y a otras formas de agresiones.
"Lo que planteamos como preocupación es que percibimos como nuestra sociedad está pasando una especie de tiempo de enfermedad de violencia, dónde esta violencia se manifiesta tanto en el destrato verbal, los insultos, en algunas situaciones de violencia doméstica, de violencia escolar y distintas situaciones de injusticia que también expresan violencia y a la cual muchas veces nos acostumbramos", dijo monseñor Jorge Lozano.
En el escrito, los obispos dicen que los delitos han aumentado en los últimos años, que la justicia es lenta e ineficaz y que no funciona la política carcelaria actual.
En el documento, los obispos también condenan "la insultante ostentación de riqueza" de algunos sectores, al tiempo que sostuvieron que "hay síntomas evidentes y otros más sutiles" de la violencia en la sociedad.
En ese marco, señalaron que hay un "aumento" de la "cantidad y agresividad" en los delitos producto, entre otras cuestiones, de "la incidencia de la droga", aunque concluyen que "no se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales", sobre todo porque ese sector de la población es el que sufre la violencia.
El documento dice en ese sentido, "no se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias".
La presidenta Fernández se refirió al asunto el sábado siguiente durante la conmemoración, en uno de los barrios más desfavorecidos de Buenos Aires, del 40 aniversario de la muerte del sacerdote Carlos Mugica, asesinado presuntamente por fuerzas paramilitares.
"Miré las tapas de los diarios, como lo hago todas las mañanas, y vi que alguien resumía o decía 'hoy la Argentina es una Argentina violenta'. Me di cuenta que querían reeditar viejos enfrentamientos. Que nadie más permita dividir al pueblo de dios. Porque cada vez que se dividió al pueblo de dios masacraron a sus ovejas", dijo la mandataria.
El pronunciamiento de la iglesia se produce luego la consternación por tres hechos de violencia escolar, entre ellos el caso de una menor que perdió la vida tras ser, presuntamente, agredida por sus compañeras. Naira Cofreces de 17 años murió el sábado 26 de abril a causa de múltiples heridas, incluidos golpes en el lado izquierdo de su cerebro, según dijeron fuentes policiales.
Daniel Scioli, posible candidato presidencial y gobernador de la provincia de Buenos Aires, distrito que se encuentra bajo emergencia por la inseguridad ciudadana, dijo que escucha con atención el mensaje de la iglesia, pero aseguró que el concepto que alude al país como enfermo de violencia genera controversia.



El secretario de Seguridad, Sergio Berni, reconoció que existe una "violencia generalizada" en la  sociedad, pero sostuvo que no comparte la afirmación de la Iglesia  Católica de que "Argentina está enferma de violencia".
Solo ayer varias personas sufrieron intento de asesinato o fueron asesinadas en Buenos Aires y localidades circundantes: Griselda Fuentes Cabal, una mujer de 31 años que recibió varios balazos al llegar con su marido a su casa, murió en el acto; Leandro Rojas, de 25 años, fue recibido a tiros al llegar a casa de una amiga en la localidad de Lanús, en el Gran Buenos Aires Sur, aunque solo resulto herido de gravedad al ser alcanzado por dos de los 20 disparos que alcanzaron su vehículo; Francisco Domínguez, de 49 años, tenía una pequeña tienda (kiosco). Por la inseguridad, decidió convertirlo en una distribuidora. Pero volvieron a asaltarlo: lo apuñalaron y le sacaron $ 20.000. Salió a perseguir a los ladrones y murió. El suceso ocurrió en la localidad de Longchamps, situada en el Gran Buenos Aires Sur.
La provincia de Buenos Aires, donde viven más de 15 millones de personas, el 39% de los argentinos, en un territorio más extenso que el de Italia, decretó el pasado 5 de abril la emergencia pública en seguridad. Esta implica un plan de 22 medidas, que incluye la reincorporación obligatoria de 5.000 policías retirados a una fuerza de seguridad provincial que ya cuenta con 72.000 miembros.
Argentina es el tercer país de Latinoamérica con menor tasa de homicidios -5,5- por cada 100.000 habitantes, solo detrás de Chile y Cuba, y muy lejos de Brasil con 27,4, según el Mapa de la Violencia 2013, elaborado por el Centro Brasileño de Estudios  latinoamericanos, o Colombia con 45 por cada cien mil habitantes, pero tiene una de las mayores en número de robos.

Marcela y Romina, las dos hijas mayores de Francisco Domínguez. Clarín.

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