Las autoridades japonesas han ejecutado por ahorcamiento este viernes a
dos presos que se encontraban en el corredor de la muerte, elevando a
ocho el número de personas ajusticiadas desde la llegada al poder en
diciembre de 2012 del primer ministro, Shinzo Abe.
Uno de los ejecutados era un hombre de 63 años de edad condenado por dos
asesinatos, uno de ellos en 2000 y otro en 2008. En ambos casos apuñaló
a sus víctimas para robarles el dinero que llevaban, según ha informado
la cadena de televisión pública japonesa, NHK. La ejecución se realizó en un centro penitenciario de la ciudad de Osaka.
La segunda ejecución tuvo lugar en Tokio, y el ejecutado era un hombre de 55 años que mató en 1986 a dos
mujeres tras ahogarles en la bañera. La primera de las fallecidas era
una tía de su exmujer, mientras que la segunda era su amante.
El ministro de Justicia, Sadakazu Tanigaki, ha defendido que las
ejecuciones se han llevado a cabo tras un número "suficiente" de vistas
judiciales, al tiempo que ha asegurado haber considerado
"cuidadosamente" ambos casos antes de ordenar las ejecuciones.
Amnistía Internacional (AI) condenó la ejecución hoy en Japón de dos
presos y criticó al Gobierno nipón por la elevada frecuencia de
ejecuciones en el único país industrializado que junto a EEUU aplica la
pena de muerte.
"Este ritmo tan rápido de ejecuciones choca con las constantes
peticiones de la comunidad internacional para que se lleve a cabo la
abolición de la pena de muerte en Japón", indicó hoy Amnistía
Internacional en un comunicado.
Hasta el momento, ocho reos han sido ajusticiados en cuatro rondas de
ejecuciones desde el pasado diciembre, cuando llegó al Gobierno el
Partido Liberal Demócrata (PLD).
Además, la organización humanitaria denunció la gran "diferencia" de
tiempo que ha pasado en el corredor de la muerte cada uno de los presos
ejecutados hoy, algo que decide el Ministerio de Justicia.
Mientras que el preso Ryoji Kagayama, ajusticiado hoy en Osaka, pasó
un año y medio en el corredor de la muerte, Mitsuo Fujishima, ahorcado
en Tokio, ha estado 18 años a la espera de su ejecución.
La ley nipona establece que se ejecute a los condenados en el mayor
de los secretos, sin testigos, sin aviso previo a los reos y solo se
comunica a la opinión pública una vez que han sido ajusticiados.
"No se puede permitir que no se revele el proceso en el que una
nación le quita la vida a un ciudadano, ya que se limita el derecho a la
información de los ciudadanos", apuntó Hideki Wakabayashi portavoz de
Amnistía en Japón.
La organización internacional considera que el Gobierno se apoya en
el amplio apoyo del pueblo japonés a esta medida para justificarla -un
85 por ciento de los nipones según los sondeos-, pero cree que la
opinión de los ciudadanos "cambiará" cuando conozcan cómo se desarrolla
el proceso y cómo se decide la ejecución.
"La pena de muerte viola el derecho a la vida y es un castigo cruel
que afecta a la dignidad de los seres humanos", manifestó en comunicado
AI.
La organización recordó además que Japón es un país que ratificó el
tratado internacional de Derechos Humanos y, por eso, tiene la
responsabilidad de desarrollar un sistema jurídico acorde con él.
Por ello, solicitó al Gobierno de Japón que introduzca una
"moratoria" a la pena de muerte como un primer paso para la abolición y
así poder fomentar un debate dentro la sociedad nipona.
El Ministerio de Justicia recordó
hoy que en Japón quedan 129 reos en el corredor de la muerte, 85 de los
cuales esperan poder revisar sus sentencias.
Por otra parte, las asociaciones internacionales de defensa de los
derechos humanos denuncian la crueldad del sistema que rige en Japón, según publica el diario La Vanguardia. Un
procedimiento según el cual, los condenados a muerte desconocen el
momento en que serán ejecutados. Permanecen aislados en sus celdas y son
advertidos de su suerte sólo con unas pocas horas de antelación.
Este blog sólo pretende ser una visión personal de algunos de los acontecimientos que nos envuelven en nuestro caminar por la vida. Bajo el fuego es una metáfora de la situación real que la humanidad está viviendo donde la pobreza, el desempleo, la intolerancia, el extremismo, la violencia, el enriquecimiento a cualquier precio, de unos pocos a costa de muchos, y la falta de ética o valores son realidades que podemos observar continuamente.
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