Michelle Bachelet, la hija del general Alberto Bachelet, muerto después de ser torturado bajo el régimen de Augusto Pinochet (1973-90), volverá a gobernar Chile cuatro años después de concluir su primer mandato.
Ayer, domingo, el país sudamericano celebró la segunda vuelta de las elecciones por la presidencia del país que estuvieron disputadas por dos mujeres.
Con el 98% de las mesas escrutadas, Bachelet obtuvo 62,2% de los votos contra los 37,8% de la candidata oficialista, Evelyn Matthei, en una jornada marcada por un alto porcentaje de abstencionismo, informó el Servicio Electoral Chileno.
En una primera reacción, los dirigentes de la derecha han reconocido la legitimidad del triunfo de Bachelet, aunque algunos han apuntado que la elevada abstención debe ser tenida en cuenta y condicionar su acción de gobierno.
"Ella ganó y la felicito" dijo Matthei, con un 50% de las mesas escrutadas, quien acudió personalmente a felicitar a su contendiente.
En las afueras del Hotel San Francisco, Bachelet ofreció su primer discurso como presidenta electa. En un escenario gigante y ante la presencia de miles de simpatizantes y medios de comunicación, la candidata de la Nueva Mayoría dijo: "Gracias por hacer que esta ciudadana sea una presidenta tan afortunada". Y agregó: "gracias por hacerme parte de esta historia, por esta cercanía y esta nación que hoy alumbran ustedes".
Bachelet, una pediatra de 62 años que se convirtió en la primera mujer chilena en alcanzar la presidencia del país en 2006, resultó la primera mandataria reelegida después de más de 60 años.
Bachelet, que tomará posesión del cargo el próximo 11 de marzo, sucederá al conservador Sebastián Piñera, y gobernará hasta el año 2018.
El triunfo de Bachelet marcará el retorno de la centroizquierda al poder, tras el único gobierno de derecha en 20 años de democracia.
Bachelet triunfó tras prometer un ambicioso programa de reformas, con una reforma tributaria para recaudar el 3% del Producto Interno Bruto (PIB), educación gratuita universitaria y una nueva Constitución, para reemplazar a aquella redactada durante la dictadura.
El otro protagonista de la jornada electoral de este domingo fue el abstencionismo, según se observaba tras el cierre de los colegios electorales, que durante 10 horas estuvieron recibiendo escasos votantes.
De acuerdo con una proyección del Observatorio Electoral de la Universidad Diego Portales, un 37.33% de la población habría acudido a votar, porcentaje menor a la participación oficial del 56% en la primera vuelta.
En la primera ronda electoral votaron 6,7 millones de chilenos, de un censo de 13,5 millones, mientras que la participación de este domingo ha sido de 5,7 millones de personas, la más baja desde el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet.
"Chile ahora es el momento. Tenemos la mayoría en el Congreso, la voluntad, el apoyo de ustedes y la unidad" dijo Bachelet desde el escenario preparado para la celebración del triunfo en estas elecciones.
El expresidente socialista Ricardo Lagos, que antes fue partidario del voto voluntario, ha reconocido que ha cambiado de opinión y ha apoyado el retorno al sufragio obligatorio.
"Es un derecho pero también, en el fondo, es una obligación", ha señalado Lagos tras acudir a votar. "Lo pensé, lo medité y me di cuenta que es un error y creo que está demostrado", ha agregado.
Algo similar ha opinado la dirigente estudiantil y diputada electa del Partido Comunista Camila Vallejo. "Es normal que haya venido poca gente, por eso soy partidaria de la inscripción automática, voto obligatorio y 'desincripción' voluntaria", ha sostenido Vallejo.
"La abstención es una realidad que no es particular de este año y no se va a resolver en un año (...), es una cuestión bastante estructural, que tiene que ver con la falta de educación cívica", ha agregado.
El presidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker, reiteró, antes de cerrarse los colegios electorales, que siempre ha sido partidario del voto obligatorio.
"El triunfo de hoy no es personal (...) es un sueño colectivo que triunfa", dijo Bachelet en su primer discurso de agradecimiento antes de asumir su segundo mandato a partir de marzo próximo.
Bachelet llegó a la presidencia de Chile por primera vez en 2006, después de haber ejercido como ministra de Sanidad, y luego Defensa, en el gobierno del mandatario Ricardo Lagos.
"Ya desde entonces tuvo un liderazgo especial, más empático con la ciudadanía", le dice a BBC Mundo la politóloga Pamela Figueroa.
"El suyo no era un apoyo levantado por los partidos políticos, sino por la población, pero a la vez cumplía con varios requisitos de la política antigua, como la militancia política, especialización en Salud y Defensa…", sostiene.
En septiembre de 2010, a los pocos meses de abandonar su cargo como jefa de Estado, Bachelet se convirtió en la primera directora ejecutiva de ONU Mujeres, una recién creada agencia internacional destinada a fomentar la igualdad de género.
Más allá de las equivocaciones en las filas conservadoras, los analistas coinciden en que el secreto del triunfo de Bachelet es la sintonía con una sociedad que ha ido cambiando en los últimos años y se ha hecho más exigente y el compromiso de iniciar un nuevo ciclo político aprovechando una oportunidad que no dudan de calificar de histórica.
"Tuvo la capacidad de leer de manera muy correcta lo que estaba sucediendo en la sociedad chilena. Quizás fue la distancia que le impuso estar en Nueva York", explica a BBC Mundo el sociólogo Manuel Garretón, profesor de la Universidad de Chile.
"Leyó que el país ha cambiado y en ese sentido ella puede cristalizar el pedido de cambio: la demanda por una nueva constitución, por una reforma impositiva y una reforma educativa. La misma agenda del movimiento estudiantil", añade.
La derecha tendrá ahora cuatro años para pensar en una manera de regresar a la Presidencia.
Tras la derrota su único consuelo parece ser que Michelle Bachelet ya no podrá presentarte a un tercer mandato.
Bachelet celebra la victoria en las presidenciales. / J. Saenz (AP) |
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