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miércoles, 25 de diciembre de 2013

Reino Unido, 60 años después de su muerte, Alan Turing, recibe el indulto real tras ser condenado por ser gay

Alan Turing, cuando era un joven estudiante de 16 años en Dorset, Inglaterra.Alan Mathison Turing era un matemático británico que nació en Londres en 1912. Pasó sus primeros trece años en la India, donde su padre trabajaba en la Administración colonial. De regreso al Reino Unido, estudió en el King’s College y, tras su graduación, se trasladó a la Universidad estadounidense de Princeton, donde trabajó con el lógico Alonzo Church.
Su homosexualidad, a pesar de su genialidad como matemático le conllevó muchos sufrimientos e inclusive el encarcelamiento.
Los británicos tienen una sólida tradición de condenar por homosexuales a algunos de sus más brillantes personajes. Fue el caso del escritor Oscar Wilde (1854-1900), encarcelado en 1895. Y también el de Alan Turing (1912-1954), considerado un precursor de los actuales ordenadores y que a pesar de haber descifrado el código Enigma de los nazis y haber salvado así miles de vidas, fue condenado en 1952 por su relación homosexual con un joven de 19 años.
Turing recibió ayer, 24 de diciembre, un indulto póstumo tras su condena, en 1952, por sus tendencias sexuales.
A sugerencia del Gobierno, que actuó impulsado por una petición popular, la reina Isabel II concedió el perdón a Turing, que, además de recibir una condena por prácticas homosexuales, fue castrado químicamente.
Su condena le obligó a abandonar su trabajo en el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ, centro de escuchas), al que se incorporó tras trabajar durante la guerra en Bletchley Park -mansión en Inglaterra dedicada al análisis de códigos-.
Turing no llegó a ir a la cárcel porque prefirió someterse al tratamiento de castración química que se le ofreció como alternativa para evitar la prisión. Considerado como el Einstein de las matemáticas, este pionero de la informática murió dos años después (7 de junio de 1954), a la edad de 41 años, envenenado al morder en su laboratorio una manzana impregnada de cianuro. El juez forense de la época concluyó que se había suicidado, quizás por los efectos secundarios que la castración química tuvo en su cuerpo. Su madre, sin embargo, siempre sostuvo que su muerte fue accidental, una tesis apoyada en 2012 por el historiador y director del Archivo Turing de Historia de la Computación, Jack Copeland.
"Alan Turing fue un hombre excepcional con una mente brillante", afirmó ayer martes el ministro de Justicia, Chris Grayling, que fue quien pidió a la soberana que emitiera el indulto al amparo de la Real Prerrogativa de Misericordia.
"Su brillantez se puso de manifiesto en Bletchley Park durante la Segunda Guerra Mundial, donde fue fundamental para descifrar el código Enigma, contribuyendo a poner fin a la guerra y a salvar miles de vidas", añadió.
El perdón le fue concedido a pesar de las reticencias de algunos puristas que opinaban que no se le podía perdonar porque la homosexualidad estaba prohibida cuando fue condenado.
Stephen Hawking y otros 10 eminentes científicos habían hecho campaña durante años para lograr el indulto para "uno de los matemáticos más brillantes de la era moderna". De hecho, uno de esos científicos, Paul Nurse, presidente de la Royal Society, ha afirmado: "La persecución de este gran científico británico por su sexualidad fue trágica y estoy encantado de que ahora podemos centrarnos únicamente en la celebración de su legado".
Alan Turing fue un hombre excepcional. No solo por su cerebro particularmente dotado para las matemáticas, que le permitió convertirse en un héroe nacional cuando inventó la máquina que permitió descifrar el Enigma. Se trataba del código secreto por el que se comunicaban los barcos alemanes en el Atlántico durante la II Guerra Mundial. Según algunos historiadores, ese hallazgo permitió acortar la guerra en unos dos años.
Era excepcional también por su vida personal. Fue un consumado atleta al que le gustaba correr y ganar a los autobuses en el que viajaban sus colegas a alguna conferencia científica. Y solo una lesión le impidió convertirse en atleta olímpico en 1948.
De pieza clave en la lucha contra el nazismo a pervertido. La distancia entre ser un héroe de guerra o un depravado quedó determinada, en el caso del matemático británico Alan Turing, por su condición de homosexual. 

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