Dilma Rousseff y Barak Obama durante una reunión en 2012. Captura de la web del periódico Folha de São Paulo. |
Antes, Lula, al saber que la NSA había espiado la correspondencia personal de Rousseff y de sus más estrechos colaboradores, llegó a decir que Estados Unidos estaba "amenazando la soberanía del mundo", y que Obama "debía pedir humildemente perdón a la presidenta y a Brasil".
Esta no era una visita oficial cualquiera, era una visita de Estado. Una visita de Estado es la mayor acogida diplomática que un líder extranjero puede recibir en Washington, con más categoría que una visita oficial común, y la de Rousseff era la única prevista por Obama este año, la primera de un presidente brasileño en casi dos décadas.
El anuncio realizado ayer desde el palacio del Planalto, sede del gobierno brasileño, y efectuado tras una conversación de unos 20 minutos entre Barak Obama y Dilma Rousseff, fue aplaudido por el sector oficialista, mientras era considerada una medida electoral por la oposición a la Presidenta.
Según el periódico brasileño O Globo, la oposición consideró el aplazamiento de la visita oficial de la presidenta Dilma Rousseff al presidente de los Estados Unidos, por causa de las insatisfactorias explicaciones dadas por las autoridades de ese país en el caso de espionaje, como una medida de marketing electoral, situada por encima de los intereses del país.
"Se abdica una vez más de la defensa de los intereses reales de Brasil para privilegiar una acción de marketing electoral", afirmaba el senador Aécio Neves (PSDB-MG), según nota del partido.
"En nuestra evaluación sería mucho más adecuado que la presidenta mostrase su disconformidad claramente al presidente americano y aprovechase ese viaje no para, apenas, enfrentar esa cuestión (el caso de espionaje), sino para defender los intereses de la economía e incluso de determinadas empresas brasileñas" afirmó el senador. Aécio también defendió que el gobierno debe hacer inversiones en defensa de las informaciones y redes digitales. "También es inaceptable que el gobierno brasileño no haya gastado ni un 10% del presupuesto aprobado para la defensa cibernética", comentó el mismo.
Entre los analistas brasileños la medida ha generado división de opiniones. Mientras para unos, además de no ser eficaz no va a suponer ningún cambio a corto plazo en las relaciones bilaterales entre los dos países, para otros Brasil ha demostrado firmeza y demostró la ruptura de la confianza, lo cual conllevará ventajas en el aspecto diplomático.
El también opositor Aloysio Nunes (PSDB-SP) tildó de "marketing político" la decisión de cancelar el viaje. "Nosotros apoyamos una reacción fuerte de la presidenta Dilma de rechazo al espionaje. Pero creemos que hace mal en cancelar el viaje, porque ella debaría aprovechar para decir en la Casa Blanca que el espionaje es intolerable. En el contexto en que fue tomada la decisión de cancelar el viaje, queda claro que hubo una confusión entre diplomacia y marketing político. El objetivo de la decisión fue movilizar los sentimientos de patriotismo en Brasil para fines electorales", dijo el senador -por la ciudad de São Paulo- y líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en declaraciones recogidas por el diario O Globo .
Ya por el lado del gobierno, las defensas a la decisión de cancelar el viaje son incondicionales y provienen de todos los miembros de la coalición. "La decisión de la presidenta llevó en consideración el respeto a Brasil y a los brasileños", declaró el lider del Partido de los Trabajadores (PT) en el Senado, Wellington Dias, senador por el estado de Piauí.
La decisión de aplazar el viaje fue anunciada en una nota oficial divulgada por la Presidencia brasileña, en la que se explica que fue tomada de acuerdo con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y se dice claramente que se debe al espionaje efectuado por agencias estadounidenses a la mandataria, a empresas y ciudadanos brasileños.
Las revelaciones de espionaje surgieron a través de los documentos secretos obtenidos por el periodista Glenn Greenwald con Edward Snowden, el ex-técnico de la NSA, que actualmente se encuentra en Rusia tras conseguir asilo político temporal. Los papeles muestran que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) monitorizaba, sino lo hace todavía, las conversaiciones entre Dilma Rousseff y sus asesores.
En evaluación de la Presidenta de Brasil y sus asesores, los Estados Unidos no pidieron disculpas, ni dieron una explicación convincente sobre el espionaje en Brasil, además de insinuar que la práctica continuaría vigente.
Según informa la CNN, la Casa Blanca emitió otro comunicado este martes para informar que Barack Obama "comprende y lamenta las preocupaciones que las revelaciones de presuntas actividades de inteligencia de Estados Unidos han generado en Brasil y que había dejado claro su compromiso de trabajar junto con la presidenta Rousseff y su gobierno en los canales diplomáticos para superar el problema".
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