El exsacerdote brasileño Leonardo Boff, uno de los más destacados representantes de la llamada teología de la liberación, cree que el papa Francisco sorprenderá a muchos dando un vuelco radical a la iglesia, y en unas declaraciones para la revista alemana Der Spiegel, ha dicho respecto al nombre elegido por el papa argentino: "Este nombre es programático: Francisco de Asís representa una iglesia de los pobres y los oprimidos, responsabilidad ante el medioambiente y rechazo al lujo y la ostentación".
En la misma entrevista, Boff, para nada sospechoso de vaticanismo, rechaza las acusaciones que se han vertido desde algunos medios, estos días, sobre el supuesto colaboracionismo entre Bergoglio y la dictadura argentina, "Hasta ahora, no hay indicios claros de un comportamiento censurable. Por el contrario, él escondió y salvó a muchos sacerdotes perseguidos. Conocí a Orlando Yorio, uno de los jesuitas que se supone que fueron traicionados por Bergoglio y nunca formuló ante mi tales acusaciones".
El mismo exsacerdote brasileño comenta para el periódico brasileño Jornal do Brasil, "la grave crisis moral que atraviesa todo el cuerpo institucional de la Iglesia hace que el Cónclave haya elegido a alguien que tenga autoridad y coraje para hacer profundas reformas en la Cúria romana e inagurar una forma de ejercicio de poder papal que está mas cercano al espíritu de Jesus y adecuado a la nueva conciencia humana. Francisco es su nombre".
Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, mantuvo conversaciones continuas con Jorge Bergoglio que se tradujeron en el libro "Sobre el cielo y la tierra", en las mismas se manifiesta respecto a temas como la pedofilia en la iglesia "No se puede estar dentro de una posición de poder y destruirle la vida a otra persona. En la diócesis nunca me pasó, pero un obispo me llamó una vez por teléfono para preguntarme que había que hacer en una situación así y le dije que le quitara las licencias, que no le permitiera ejercer más el sacerdocio, y que iniciara un juicio canónico en el tribunal correspondiente a esa diócesis".
En esas conversaciones también demuestra su lado como hombre y sus luchas internas en ese aspecto, "Cuando era seminarista me deslumbró una piba que conocí en un casamiento de un tío. Me sorprendió su belleza, su luz intelectual... y, bueno, anduve boleado un buen tiempo, me daba vueltas en la cabeza. Cuando volví al seminario después del casamiento, no pude rezar a lo largo de toda una semana porque cuando me predisponía a hacerlo aparecía la chica en mi cabeza. Tuve que volver a pensar qué hacía. Todavía era libre porque era seminarista, podía volverme a casa y chau. Tuve que pensar la opción otra vez. Volví a elegir --o a dejarme elegir-- el camino religioso. Sería anormal que no pasara este tipo de cosas".
Cuando un seminarista o un cura no pueden conllevar su vida con el celibato les digo "Si no lo podés sobrellevar, decidite pero no hagas una doble vida", lo ayudo a irse en paz, a que sea un buen cristiano y no un mal cura, y "Si uno de ellos viene y me dice que dejó embarazada a una mujer, lo escucho, procuro que tenga paz y poco a poco lo hago caer en la cuenta de que el derecho natural es anterior a su derecho como cura. Por lo tanto, tiene que dejar el ministerio y debe hacerse cargo de ese hijo, aunque decida no casarse con esa mujer. Porque así como ese niño tiene derecho a tener una madre, tiene derecho a tener el rostro de un padre".
Hoy, en la misa de inaguración de su pontificado, y en presencia de decenas de Jefes de Estado y Gobierno reunidos en la capital de Italia, Roma, ha dicho frases como "No tengais miedo de la bondad y la ternura" o "Cuidad el mundo y no lo destruyais" o "el verdadero poder es el servicio". También ha dicho frente a los miles de fieles que llenaban la plaza de San Pedro, quiero ser "un obispo de Roma que cuide de los más pobres, de los más débiles, de los más pequeños, de quien tiene hambre, sed, es extranjero, está enfermo o en la cárcel".
Se puede observar en los inicios del pontificado de Francisco un cierto regreso en el tiempo, al acercarse a las palabras de Juan XXIII "la Iglesia, ciertamente, universal debe ser la iglesia de los pobres".
El papa Francisco se enfrenta a grandes desafíos reformistas, desde el papel de la mujer en la iglesia, hasta temas como los anticonceptivos, la homosexualidad o la renovación de las estructuras eclesíasticas. No será durante su mandato que se resuelvan todos los problemas, pero si puede ser el papa de la transición en la transformación de la iglesia actual a una iglesia moderna y cercana a las necesidades y peculiaridades de la sociedad actual.
El primer papa latinoamericano, el primer papa jesuita, puede ser el puente que se extiende entre la iglesia de hoy y el futuro de la iglesia.
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