El pasado 6 de febrero, el primer ministro británico David Cameron, pidió disculpas ante el Parlamento del país por las "espantosas" negligencias que se produjeron entre 2005 y 2009 en un hospital público de Staffordshire, condado situado en la parte central de Inglaterra.
La muerte de hasta 1.200 pacientes en el Hospital de Stafford (Reino
Unido) debido a condiciones insalubres y falta de agua y comida entre
2005 y 2009 conmocionó a todo el país, y ha puesto
de manifiesto la necesidad urgente de cambiar la gestión del Sistema
Nacional de Salud Británico (NHS, según sus siglas en inglés).
En noviembre del pasado año, según publicaba el británico Daily Mail, un médico admitía haber dejado morir a diez bebés, en la unidad neonatal de un hospital, mediante la práctica de retirarles alimentos y líquidos por sonda, que nacieron con graves disturbios de salud. En resumen los dejó morir de hambre y deshidratación.
En un artículo publicado en una importante revista médica, el médico reveló que el proceso puede tardar un promedio de diez días durante el cual un bebé se convierte en un ser "totalmente pequeño y encogido".
Los niños enfermos y los bebés están siendo dados de alta de los hospitales del NHS para que mueran en sus casas o en centros de cuidados paliativos, donde se ejercen las, polemicas, "vías de la muerte".
El centro Liverpool Care Pathway han ingresado en los últimos tres años más de 10.000 pacientes en situaciones extremas, según indica una investigación de la BBC. El motivo, un
programa de incentivos del gobierno que fue diseñado para aliviar el sufrimiento de las personas al
final de sus vidas. Sin embargo tras algunos descubrimientos efectuados en los últimos meses, el Gobierno ha ordenado una revisión
independiente después de las quejas de algunos pacientes, y
familiares de enfermos ingresados, que reclamaban que nunca fueron informados que se encontraban en el mismo.
La investigión que será efectuada sobre el centro, que incluirá a los pacientes infantiles, tiene por
objeto dilucidar si algunos pagos en efectivo a hospitales, para que
llevasen a cabo tratamientos de la muerte, han influido en las decisiones
de los médicos de someter a ese tratamiento a recién nacidos o niños con irreversibles problemas de salud.
Hasta ahora, se creía que el régimen eutanásico del "Liverpool Care
Pathway" se aplicaba sólo a ancianos y a enfermos terminales adultos. Sin embargo, el periódico Daily Mail reveló la práctica de
retirar alimentos y líquidos por sonda a pacientes jóvenes, así como a
recién nacidos con graves discapacidades.
El uso de métodos "sanitarios" para el fin de vida en los recién nacidos
con discapacidad fue revelado por el British
Medical Journal, revista considerada como la "biblia" de los médicos.
Algunos médicos, y otras voces, críticos con el LCP insisten en que es imposible
determinar cuándo va a morir un paciente, y por tanto la muerte en el
LCP se convierte en una profecía auto cumplida. Dicen que es una forma
de eutanasia, que se utiliza para ahorrar camas de hospital y dinero al
sistema sanitario.
Según publicaba El País, el pasado viernes, "la muerte de más de 20.000 pacientes de hospitales británicos podría
haberse evitado si los responsables de la sanidad pública y el poder
político hubieran atendido a las alertas sobre la elevada tasa de
defunciones en varios centros a lo largo de la última década. Así lo ha
denunciado el profesor Brian Jarman, asesor del Gobierno y uno de los
responsables de la investigación del escándalo sobre las extremas
negligencias por parte del personal médico, administrativo y los propios
gestores del sistema, con el resultado de tantas muertes innecesarias".
Como recordaba el períodico The Mirror hace unos días: "A pesar del escándalo ninguno de
los responsables, ni del hospital de Stafford, ni del sistema británico de salud durante aquellos cuatro
años ha sido despedido o acusado formalmente de lo ocurrido. Otros ocho
hospitales del país se encuentran bajo investigación para evaluar las
tasas de fallecimientos".
Aunque, el LCP, fue diseñado con el objetivo de aliviar, o disminuir, el sufrimiento de los pacientes con enfermedades terminales, se ha convertido en un centro muy controvertido después de toda una serie de quejas, en diferentes niveles de la sociedad británica, sobre su uso y especialmente ha generado una preocupación respecto al perfil de sus decisiones. Las cuales, para sus críticos, podrían estar más relacionadas con motivaciones financieras que humanas.
Bernadette Lloyd, una enfermera de cuidados paliativos pediátricos, escribió a la Oficina del Gabinete y al Ministerio de Salud para criticar
el uso de las "vías de muerte" en niños en el hospital donde trabajaba. En su escrito afirma, "he visto a niños morir de una sed terrible, por haberles sido retirados los líquidos hasta causarles la muerte.". "(también) Fui testigo de cómo un niño de 14 años de edad con cáncer
moría con la lengua pegada al paladar porque los médicos se negaron a
darle líquidos por sonda. Su muerte fue dolorosa para él, y para
nosotros, los enfermeros que la presenciamos. Esto es eutanasia por la
puerta de atrás."
Robert Francis, un abogado que encabeza la investigación contra estas prácticas, dijo, en una parte del informe final de 3.000 páginas, "se trata de una historia de sufrimiento espantoso e innecesario para cientos de personas". Añadiendo en otra parte del mismo, "El sistema ignoró las señales de advertencia y puso el interés corporativo y control de costos por delante de los pacientes y su seguridad".
Además
de al LCP, se han abierto diversas investigaciones sobre otra serie de
hospitales sospechosos de haber actuado de forma similar.
La gran profundidad y el nivel de detalle de la crítica devastadora de Francis, relatando
fallas catastróficas, en última instancia por el personal del NHS, los
políticos y los funcionarios públicos, imposibilita que sus recomendaciones, para una amplia gama de cambios, sean difíciles de ignorar.
Esta cuestión no trata de un debate sobre la eutanasia, ni sobre la investigación de vías alternativas para mitigar el dolor de miles de enfermos terminales, sino del uso que se hace de la misma para conseguir economizar costes en el sistema sanitario.
Este blog sólo pretende ser una visión personal de algunos de los acontecimientos que nos envuelven en nuestro caminar por la vida. Bajo el fuego es una metáfora de la situación real que la humanidad está viviendo donde la pobreza, el desempleo, la intolerancia, el extremismo, la violencia, el enriquecimiento a cualquier precio, de unos pocos a costa de muchos, y la falta de ética o valores son realidades que podemos observar continuamente.
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