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lunes, 18 de marzo de 2013

Reino Unido, escándalo en los hospitales públicos

El pasado 6 de febrero, el primer ministro británico David Cameron, pidió disculpas ante el Parlamento del país por las "espantosas" negligencias que se produjeron entre 2005 y 2009 en un hospital público de Staffordshire, condado situado en la parte central de Inglaterra.
La muerte de hasta 1.200 pacientes en el Hospital de Stafford (Reino Unido) debido a condiciones insalubres y falta de agua y comida entre 2005 y 2009 conmocionó a todo el país, y ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de cambiar la gestión del Sistema Nacional de Salud Británico (NHS, según sus siglas en inglés).
En noviembre del pasado año, según publicaba el británico Daily Mail, un médico admitía haber dejado morir a diez bebés, en la unidad neonatal de un hospital, mediante la práctica de retirarles alimentos y líquidos por sonda, que nacieron con graves disturbios de salud. En resumen los dejó morir de hambre y deshidratación. 
En un artículo publicado en una importante revista médica, el médico reveló que el proceso puede tardar un promedio de diez días durante el cual un bebé se convierte en un ser "totalmente pequeño y encogido". 
Los niños enfermos y los bebés están siendo dados de alta de los hospitales del NHS para que mueran en sus casas o en centros de cuidados paliativos, donde se ejercen las, polemicas, "vías de la muerte".
El centro Liverpool Care Pathway han ingresado en los últimos tres años más de 10.000 pacientes en situaciones extremas, según indica una investigación de la BBC. El motivo, un programa de incentivos del gobierno que fue diseñado para aliviar el sufrimiento de las personas al final de sus vidas. Sin embargo tras algunos descubrimientos efectuados en los últimos meses, el Gobierno ha ordenado una revisión independiente después de las quejas de algunos pacientes, y familiares de enfermos ingresados, que reclamaban que nunca fueron informados que se encontraban en el mismo. 
La investigión que será efectuada sobre el centro, que incluirá a los pacientes infantiles, tiene por objeto dilucidar si algunos pagos en efectivo a hospitales, para que llevasen a cabo tratamientos de la muerte, han influido en las decisiones de los médicos de someter a ese tratamiento a recién nacidos o niños con irreversibles problemas de salud.
Hasta ahora, se creía que el régimen eutanásico del "Liverpool Care Pathway" se aplicaba sólo a ancianos y a enfermos terminales adultos. Sin embargo, el periódico Daily Mail reveló la práctica de retirar alimentos y líquidos por sonda a pacientes jóvenes, así como a recién nacidos con graves discapacidades.
El uso de métodos "sanitarios" para el fin de vida en los recién nacidos con discapacidad fue revelado por el British Medical Journal, revista considerada como la "biblia" de los médicos.
Algunos médicos, y otras voces, críticos con el LCP insisten en que es imposible determinar cuándo va a morir un paciente, y por tanto la muerte en el LCP se convierte en una profecía auto cumplida. Dicen que es una forma de eutanasia, que se utiliza para ahorrar camas de hospital y dinero al sistema sanitario.
Según publicaba El País, el pasado viernes, "la muerte de más de 20.000 pacientes de hospitales británicos podría haberse evitado si los responsables de la sanidad pública y el poder político hubieran atendido a las alertas sobre la elevada tasa de defunciones en varios centros a lo largo de la última década. Así lo ha denunciado el profesor Brian Jarman, asesor del Gobierno y uno de los responsables de la investigación del escándalo sobre las extremas negligencias por parte del personal médico, administrativo y los propios gestores del sistema, con el resultado de tantas muertes innecesarias".
Como recordaba el períodico The Mirror hace unos días: "A pesar del escándalo ninguno de los responsables, ni del hospital de Stafford, ni del sistema británico de salud durante aquellos cuatro años ha sido despedido o acusado formalmente de lo ocurrido. Otros ocho hospitales del país se encuentran bajo investigación para evaluar las tasas de fallecimientos".
Aunque, el LCP, fue diseñado con el objetivo de aliviar, o disminuir, el sufrimiento de los pacientes con enfermedades terminales, se ha convertido en un centro muy controvertido después de toda una serie de quejas, en diferentes niveles de la sociedad británica, sobre su uso y especialmente ha generado una preocupación respecto al perfil de sus decisiones. Las cuales, para sus críticos, podrían estar más relacionadas con motivaciones financieras que humanas.
Bernadette Lloyd, una enfermera de cuidados paliativos pediátricos, escribió a la Oficina del Gabinete y al Ministerio de Salud para criticar el uso de las "vías de muerte" en niños en el hospital donde trabajaba. En su escrito afirma,  "he visto a niños morir de una sed terrible, por haberles sido retirados los líquidos hasta causarles la muerte.". "(también) Fui testigo de cómo un niño de 14 años de edad con cáncer moría con la lengua pegada al paladar porque los médicos se negaron a darle líquidos por sonda. Su muerte fue dolorosa para él, y para nosotros, los enfermeros que la presenciamos. Esto es eutanasia por la puerta de atrás."

Robert Francis, un abogado que encabeza la investigación contra estas prácticas, dijo, en una parte del informe final de 3.000 páginas, "se trata de una historia de sufrimiento espantoso e innecesario para cientos de personas". Añadiendo en otra parte del mismo, "El sistema ignoró las señales de advertencia y puso el interés corporativo y control de costos por delante de los pacientes y su seguridad".
Además de al LCP, se han abierto diversas investigaciones sobre otra serie de hospitales sospechosos de haber actuado de forma similar. 
La gran profundidad y el nivel de detalle de la crítica devastadora de Francis, relatando fallas catastróficas, en última instancia por el personal del NHS, los políticos y los funcionarios públicos, imposibilita que sus recomendaciones, para una amplia gama de cambios, sean difíciles de ignorar.
Esta cuestión no trata de un debate sobre la eutanasia, ni sobre la investigación de vías alternativas para mitigar el dolor de miles de enfermos terminales, sino del uso que se hace de la misma para conseguir economizar costes en el sistema sanitario.


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