Empleados del Beitar Jerusalén muestran las secuelas del incendio provocado en las instalaciones del club. REUTERS
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Dos días después, el domingo 10 de febrero, en medio de un gran dispositivo de seguridad -más de 600 policías cubrían la seguridad del recinto y aledaños- debido a los incidentes sucedidos, debutaba oficialmente el jugador musulmán Gabriel Kadiev (su compañero checheno, lesionado, no participó en el encuentro).
Algunos aficionados del equipo local afirmaban para el semanario Sports Illustrated: "Hemos venido al encuentro a demostrar que no todos los partidarios del Beitar somos racistas. No vamos a permitir que nos quiten el amor por nuestro equipo".
La tensión durante el encuentro se mantuvo bastante alta ya que, además, el equipo se enfrentaba al Bnei Sakhnin, un equipo árabe cuyos aficionados se han enfrentado antes con los del Beitar. Pero los miles de aficionados de ambos equipos que casi llenaron el estadio hicieron una demostración de fuerza contra la creciente ola de racismo entre los aficionados al fútbol de Israel, e inclusive aplaudieron el debut del jugador local cuando saltó al terreno en el minuto 80 de juego.
Sin embargo un importante grupo de aficionados del club, conocidos por sus actos xenofobos y radicales, acuden a los partidos con pancartas de protesta en las cuales se puede leer mensajes como "Beitar puro para siempre". Los cánticos de las gradas alimentan la tensión entre la directiva, la afición y los futbolistas musulmanes. "La explanada de las mezquitas está en nuestras manos" o "Con sangre y fuego liberaremos Palestina", son algunas de las consignas que se pueden escuchar en el estadio del Beitar Jerusalén.
Pero el punto de máxima tensión llegó el pasado domingo cuando centenares de fans del Beitar abandonaron el campo después que Zaur Sadayev consiguió su primer gol con el equipo. Unos cientos de aficionados no quisieron compartir la alegría de jugador, del resto del equipo y de miles de aficionados, e intentaron boicotear la celebración del gol abandonando el estadio, como se puede observar en el vídeo de la televisión israelí subido a la página YouTube.
En el año 2005 el Beitar fichó a un jugador musulmán, el defensa nigeriano Ibrahim Nadalla, que abandonó el mismo muy poco tiempo después de su llegada, debido al bombardeo de consignas anti-musulmanes y racistas al que fue sometido por parte de los aficionados del equipo.
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