El "señor de la guerra" y ex general congoleño Bosco Ntaganda, refugiado en
la Embajada de Estados Unidos en Ruanda desde el pasado lunes, ya está a camino de La Haya donde será juzgado por el TPI (Tribunal Penal Internacional) de diez cargos, siete por crímenes de guerra y tres por
crímenes contra la Humanidad, en concreto por homicidios, violaciones y
reclutamiento de niños soldado en la región de Ituri (noreste de la
República Democrática del Congo, RDC) entre 2002 y 2003, cuando
comandaba el grupo rebelde Fuerzas Patrióticas para la Liberación de
Congo (FPLC).
El Gobierno de Estados Unidos, que no ha podido explicar hasta la fecha
los motivos por los que Ntaganda escogió su Embajada para
refugiarse.
Nacido en 1973, en Kiningi, un pequeño pueblo al pie de las montañas
Virunga en Ruanda, tuvo que escapar muy joven hacia la República
Democrática del Congo por los ataques contra su etnia, la tutsi.
A los 17 años tomó las armas, cuando se unió a
rebeldes ruandeses contra el genocidio. A partir de entonces estuvo
luchando con diferentes grupos, hasta que terminó liderando el poderoso
Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP, por sus siglas en
inglés).
A partir de ahí su biografía tiene un histórico de violencia, un rastro de sangre que fue dejando por todos los lugares por lo que pasaron sus tropas.
Ntaganda ha ejercido de comandante de otros dos grupos rebeldes que
han operado recientemente en la zonas de los Kivus (en el este de la
RDC), el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) y el citado
Movimiento 23 de Marzo (M23), pero de momento no ha sido acusado por
las violaciones de Derechos Humanos cometidas por estas dos milicias.
Lo cierto es que ni las órdenes de captura del TPI (emitidas en 2006 y
2012) ni la nacionalidad ruandesa de Ntaganda
impidieron que el antiguo rebelde se integrara entre 2009 y 2012 en el
Ejército congoleño, en cuyas filas comandó, en calidad de general, las
operaciones militares contra los rebeldes ruandeses hutus refugiados en
el este de la RDC.
Según el rotativo congoleño, Le Potentiel, su confirmada, nacionalidad ruandesa habrían obligado al presidente
de Ruanda, Paul Kagame, a desmarcarse de las palabras de su ministra de
Asuntos Exteriores, Louise Mushikiwabo, quien el pasado martes había
declarado que su Gobierno no tenía nada que ver en este asunto porque,
entre otros motivos, el sospechoso tenía "nacionalidad congoleña".
Pero Ntaganda, de acuerdo con un informe de un grupo de expertos de Naciones Unidas
sobre el embargo de armas en Congo, no es exclusivamente un "soldado", ya que tiene una intensa actividad "empresarial", mediante su entramado de operaciones de contrabando a gran escala, protegiendo con unidades militares esas operaciones, así como sus propiedades. Es el dueño, conocido, de una fábrica de harina, un hotel, un bar y un rancho de ganado.
"El grupo estima que Ntaganda gana cerca de
US$15.000 por semana a través de impuestos que cobra en sus propiedades",
escribieron los expertos en el informe.
El Grupo de Expertos de la Naciones Unidas también reportó a finales de 2011 que
Ntaganda controlaba las minas de Mungwe y Fungamwaka, cerca de Numbi, a
través de la compañía Great Lakes Mining Company y recibía beneficios de la explotación minera
en Nyabibwe, a través de su alianza con el Coronel Saddam Ringo. En
Rubaya, Ntaganda obtuvo grandes ganancias derivadas de los impuestos
recolectados por su policía minera "paralela".
Anneke van Woudenberg, miembro de la organización Human Rights Watch, de las pocas personas ajenas a su entorno que tuvo contactos con él, ha comentado que el rasgo más resaltante de su personalidad es "su extraordinaria sangre fría".
Para los congoleses, se trata de un hombre que se pone al frente de las operaciones que lidera y participa activamente en ellas, como pudieron atestiguarlo, un grupo de, periodistas de diversos medios de comunicación internacionales, que lo filmaron en 2008, cuando comandaba la entrada de
sus tropas a la villa de Kiwanja, donde 150 personas fueron masacradas
en un solo día.
La CPI emitió la primera orden de arresto contra Ntaganda en 2006 por sospechas de haber
cometido crímenes de guerra, entre ellos el reclutamiento
de niños menores de 15 años como soldados para usarlos en combate entre
2002 y 2003, cuando fue comandante de las Fuerzas Patrióticas para la
Liberación del Congo (FPLC).
Según diversas informaciones, Ntaganda huyó a Ruanda tras producirse, en las últimas semanas, una
escisión del M23 por diferencias de opiniones sobre si se debe firmar un
acuerdo de paz con el Gobierno de la República Democrática del Congo
(RDC) para acabar con el conflicto en el este del país.
El general rebelde se refugió, el pasado 18 de marzo, en la
Embajada estadounidense en Kigali, desde la que expresó su deseo
personal de ser entregado al Tribunal de La Haya. Fuentes congoleñas han
asegurado que Ntaganda ha optado por entregarse y arriesgarse a una
fuerte pena de cárcel por temor a ser asesinado por sus propios
lugartenientes del movimiento rebelde M23.
Ahora sólo resta esperar que la justicia dictamine su culpabilidad, y lo aleje para siempre de las tierras de África.
Este blog sólo pretende ser una visión personal de algunos de los acontecimientos que nos envuelven en nuestro caminar por la vida. Bajo el fuego es una metáfora de la situación real que la humanidad está viviendo donde la pobreza, el desempleo, la intolerancia, el extremismo, la violencia, el enriquecimiento a cualquier precio, de unos pocos a costa de muchos, y la falta de ética o valores son realidades que podemos observar continuamente.
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