Myanmar (Birmania), nueva explosión de violencia sectaria

La violencia entre musulmanes y budistas vuelve a provocar caos, pánico y muerte en la antigua Birmania, o Maynmar para la Unión Europea, obligando al presidente del país a declarar el estado de excepción en zonas de la región central del mismo.
El país sometido a una férrea y represora dictadura militar desde 1964, aunque en 1990 se celebraron las primeras elecciones presidenciales en 30 años, sus resultados fueron anulados por la junta militar, dada la aplastante victoria del partido de la oposición el NLD, Liga Nacional para la Democracia, del activista Aung San, cuya hija fue premio Nobel de la Paz en 1991, hasta el 2011 que se disolvió la última junta militar, tras unas elecciones, en el año 2010, absolutamente fraudulentas, y que dieron más del 75% de los escaños al partido apoyado por la junta militar saliente, vive con sempiternos conflictos por causa de la falta de derechos de las minorías y la ausencia de libertades fundamentales, lo que dificulta sus lentos y cortos pasos en el desarrollo de la democracia en el país.
En el mes de mayo del pasado año se vivieron fuertes enfrentamientos sectarios entre musulmanes y budistas, de Birmania, que tuvieron su auge a finales de ese mes en el Estado de Rajine, provocando el desplazamiento de 30.000 personas, la muerte de otras 21 e incendios en cientos de casas.
El motivo de ese estallido de violencia, fue el hallazgo del cadáver de una mujer budista que, supuestamente, fue violada y asesinada por un grupo de musulmanes. 
Posteriormente, el 3 de junio, una multitud de budistas detuvo un autocar en el que se decía que viajaban los culpables, de la violación y asesinato de una mujer budista, y mataron a diez musulmanes. Con ésas el balance final del conflicto fue de 31 muertos, 21 heridos y 1.662 casas quemadas, entre otros destrozos en tiendas, vehículos, etc.
Rajine acoge a la principal comunidad musulmana de Birmania, principalmente rohingyas, musulmanes que fueron llevados, por la fuerza, al país en la década de 1820 por los colonizadores británicos, para utilizarlos como mano de obra.
En agosto del mismo año, el portavoz el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Adrian Edwards, informaba sobre la quema indiscriminada de aldeas, que según algunos relatos obligaba a los hombres jóvenes a huir, dejando para atrás a mujeres y niños.
Según esa organización existen unos 40.000 refugiados en Bangladesh y otro número similar en otros países limítrofes.
Meses más tarde, octubre de 2012, un nuevo estallido de violencia sectaria dejó más de 100 muertos, cerca de un centenar de heridos y miles de propiedades, entre ellas templos budistas y mesquitas, quemadas.
Ayer, según publicaba la agencia EFE desde Bangkok, "El presidente de Birmania, Thein Sein, declaró hoy el estado de excepción en áreas de la región central del país después de que la violencia sectaria causase 20 muertos y cerca de 8.000 desplazados".
Al parecer los disturbios se iniciaron el pasado miércoles en la ciudad de Meiktila, la segunda mayor de la región tras Mandalay, con motivo de una pelea entre musulmanes propietarios de una tienda de venta de oro y unos clientes de religión budista. Horas después de ese suceso se iniciaron los choques entre miembros de ambas creencias.
Tras la declaración de estado de excepción en la zona, un responsable policial declaró a la AFP por teléfono, "El toque de queda fue impuesto porque la situación empeoraba", y añadió "Estamos intentando controlar la misma".
En Maynmar viven unos 800.000 musulmanes de la etnia rohingya, la mayoría en Rajine, los cuales, según Aministía Internacional, sufren contínuas violaciones de sus derechos humanos, pues las autoridades del país, de mayoría budista, no les reconocen la ciudadanía y mantienen que proceden de la vecina Bangladesh, que a su vez tampoco los reconoce como nacionales, y que mantiene hacinados en campos de refugiados a unos 300.000 miembros de esa etnia.