Una Marea Blanca recorre las calles de Madrid en noviembre de 2012.- REUTERS. |
Ucrania, Brasil, Turquía, etcétera son otros ejemplos donde la constancia de las protestas callejeras han tenido como final el éxito de sus reivindicaciones, aunque para ello tuviesen que superar días de brutalidad policial, sangre y una represión constante de las fuerzas del Estado.
La lucha de los vecinos del barrio burgalés de Gamonal, que consiguieron paralizar las obras que el ayuntamiento de la ciudad quería imponerles, las de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) evitando imnúmeros desahucios con sus acciones, la del personal de limpieza en diferentes ciudades y ahora la del personal sanitario de la Comunidad de Madrid han conseguido evitar medidas antipopulares y antisociales que solo beneficiaban a unos pocos personajes de la élite política o económica.
Tras año y medio de movilizaciones, año y medio desde que comenzara la llamada "marea blanca" que inundó las calles de Madrid de batas blancas, la última fue hace nueve días, ano y medio de gritos de lucha, pancartas y reivindicaciones, el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha tenido que renunciar a su objetivo de privatizar la sanidad pública.
Hasta conseguir la victoria final, que llegó ayer lunes fueron muchas jornadas de trabajo, esfuerzos, golpes, dolor y lágrimas. Pero al final de ese largo camino ha llegado el triunfo: Ignacio González ha dado marcha atrás en la privatización de la sanidad pública madrileña. La marea blanca ha ganado. Y quienes llevan meses luchando saborean ahora la victoria.
"Ha sido muy duro, pero ha merecido la pena, y aunque ha habido momentos de desesperanza, hemos demostrado que con la unidad de todos se ha podido parar", ha relatado contenta a RTVE.es Raquel Fernández, una enfermera del Hospital Infanta Leonor.
"Es un paso muy importante y una luz de esperanza que demuestra que se puede", estas son las palabras de Patricia Alonso, portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (Afem), una de las personas que ha peleado para conseguir este desenlace en una larga lucha que comenzó hace casi 15 meses: el 2 de noviembre de 2012.
Entre paraguas y prendas de abrigo, los asistentes a la última manifestación marcaban su paso tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) por la que la externalización de los servicios de seis hospitales y 27 centros de salud continuaba suspendido. Lejos de celebrar nada a la espera de una sentencia definitiva, ayer lunes llegó un verdadero triunfo: la renuncia del Gobierno de la Comunidad de Madrid a su plan privatizador que deja "sin efectos" el proceso en los hospitales Infanta Sofía, Infanta Cristina, Infanta Leonor, del Sureste, del Henares y del Tajo.
También los usuarios han aplaudido este martes la decisión del Ejecutivo regional. "Es una buena noticia para todos los madrileños y para toda España porque seguro que de haberse aprobado la privatización se habría extendido al resto de comunidades autónomas", ha señalado a RTVE.es Marcelino Calvo, un paciente de 68 años. "No pensé que se podría conseguir parar la privatización", comentaba por su parte Pilar García, otra usuaria de los servicios sanitarios. Mientras otra paciente, Vicenta Sánchez, no podía reprimir las lágrimas de emoción y con un hilo de voz ha reconocido que "es lo mejor que podía pasar".
Durante todos esos meses de lucha la mayoría de las consignas pusieron en su punto de mira al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y a su consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty. El primero no ha tenido más remedio que rectificar tras la presión social y el varapalo judicial; el segundo, que tachó la Marea Blanca de irresponsable, se ha visto obligado a dimitir.
Mientras la "marea blanca" celebra ahora su victoria, a Lasquetty se lo llevó la marea.
Como señala el periódico digital Público.es, "Médicos, enfermeros, auxiliares, administrativos, pacientes. Todos ellos son la Marea Blanca. Todos ellos han continuado saliendo a la calle al menos un domingo al mes y llenando hospitales y centros de salud de pancartas. Su indignación saltó de Madrid y ha recorrido toda España. Dijeron basta, se echaron a la calle y ni el frío, ni el calor, ni la lluvia les impidió hacerse fuertes. Con sus protestas, no sólo abrieron los ojos a la ciudadanía de las consecuencias de la privatización, sino que también consiguieron un respaldo que se ha traducido en una gran masa social que les ha acompañado, altibajos incluidos, en las diferentes movilizaciones".
La marea blanca ha hecho realidad su "sí se puede", repetido en la calle una y otra vez desde hace 15 meses, cuando comenzaron las protestas, los vecinos del barrio Gamonal en Burgos, también lo han conseguido, Brasil (anulación del aumento de los transportes públicos), Ucrania (derogan las leyes "mordaza" contra los derechos de expresión y manifestación), Turquía (paralización del proyecto urbanístico del parque Taksim Gezi), todos han demostrado que juntos "SI SE PUEDE", a pesar de la violencia del Estado.
Y aunque la "escalada represiva" tendrá continuidad en el tiempo, porque no hay recuperación económica ni igualdad social dado que mientras unos se llevan los beneficios, otros nos quedamos con las consecuencias de la crisis, estos ejemplos nos demuestran que juntos "Si se puede".
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