Manifestantes se esconden de la policía detrás de un autobús incendiado. Sergei Grits. |
Dos manifestantes han muerto en el centro de Kiev por disparos, ha confirmado este miércoles la Fiscalía general de Ucrania, mientras que la policía ucraniana negó que haya empleado armas de fuego en los enfrentamientos que prosiguen desde el domingo pasado.
Un hombre no identificado llamó al teléfono de Emergencias para avisar del hallazgo de un cadáver en la biblioteca de la Academia Nacional de las Ciencias (biblioteca del Parlamento en la calle Grushevski, junto a la sede del Gobierno y escenario de los últimos enfrentamientos), señala un comunicado de la Fiscalía.
"Según esta persona, (...) el cadáver ha sido trasladado (a primera hora de la mañana y desde la calle Grushevski) primero a la Casa de los Sindicatos y luego al edificio de la biblioteca", ha explicado la Fiscalía.
Poco después, sobre las 09.00 hora local, los manifestantes han traído a la misma biblioteca a otro hombre con dos heridas de bala, en la cabeza y en el pecho, que más tarde ha fallecido.
Según la agencia ucraniana Liga.novosti, las dos víctimas han muerto en la misma calle Grushevski por disparos de francotiradores. Antes, la policía ucraniana aseguró que no había empleado armas de fuego en los enfrentamientos registrados con los opositores. "La policía no ha empleado armas de fuego", señaló un portavoz del Ministerio del Interior a la agencia Interfax.
Además, otro manifestante murió ayer martes en el hospital a consecuencia las graves lesiones que sufrió al caer desde el arquitrabe de la columnata, de 13 metros de altura, de la entrada del estadio Lobanovski, a un costado de la calle Grushevski, según medios locales.
El primer ministro ucraniano, Nikolai Azárov, ha advertido hoy de que "el Gobierno no permitirá ninguna anarquía y ningún caos en el país". El dirigente, en la reunión del Consejo de Ministros, ha llamado a los ciudadanos ucranianos a abandonar las calles y apoyar las políticas de las autoridades.
Azárov ha señalado que la oposición debe decidir si apoya las acciones violentas en Kiev o no. "Si no lo hace, debe llamar a los manifestantes a cesar los enfrentamientos. Si sí lo hace, entonces deberá asumir las consecuencias", ha añadido.
Uno de los fallecidos, cuya identidad se desconoce, presenta heridas de bala, han indicado fuentes de los organizadores de la protesta permanente en la Plaza de Independencia de Kiev, conocida como Euromaidán, después de que la Policía derribase varias barricadas construidas en los alrededores del estadio del equipo de fútbol Dinamo de Kiev.
Las fuerzas de intervención especiales ucranias han emprendido una contraofensiva y han obligado a los manifestantes a replegarse. La línea del frente se acerca minuto tras minuto a la plaza de la Independencia lugar al que están acudiendo cientos de personas armadas con palos y con barras dispuestas a resistir a los agentes del Berkut. Todo indica que la batalla campal podría ser inminente en el que fuera el escenario del Euromaidán, el epicentro de las protestas contra el Gobierno ucranio por la paralización de las conversaciones para su ingreso en la Unión Europea.
Los manifestantes atacan un furgón militar durante las protestas de este domingo. REUTERS/Gleb Garanich
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Andréi Portnov, consejero del presidente Víctor Yanukóvich, manifestó que la oposición es culpable de los desórdenes en las calles de Kiev y que instituciones y funcionarios internacionales comparten esta responsabilidad por cuanto legitiman con su presencia acciones ilegales tales como la ocupación de edificios.
La agencia Euronews habla ya de tres muertos en los diversos enfrentamientos.
Además, desde la medianoche del martes, para este miércoles, han entrado en vigor las nuevas leyes antiprotestas, calificadas por los países occidentales como antidemocráticas y por la oposición como dictatoriales.
Estas nuevas leyes, que fueron aprobadas a mano alzada y rápidamente por la Rada la semana pasada, gracias a la mayoría del Partido de las Regiones de Yanukóvich, prohíben, entre otras cosas, la instalación sin permiso de tiendas de campaña, de escenarios o el uso de altavoces en los lugares públicos. En una palabra, convierten las protestas del centro de Kíev en ilegales.
Aumentan, además, las penas de cárcel y las multas por participar en "desórdenes públicos", por ir enmascarado o por llevar cascos como protección. También prohiben la distribución de libelos y de información "extremista" sobre los líderes del país.
Y permiten al gobierno prohibir el uso de internet. Además, le conceden la potestad de clasificar a determinadas organizaciones como "agentes extranjeros" si reciben financiación de fuera del país, una medida similar a la aprobada en Rusia en 2012 tras la llegada al poder de Vladímir Putin por tercera vez, y que se interpretó como una medida contra las ONGs de derechos humanos.
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