Cerca de 23 mil personas han confirmado su presencia en la manifestación que tendrá lugar a partir de las 17:00, hora local, contra la celebración de la Copa 2014, y sus gastos faraónicos, mientras otros sectores como sanidad, educación o transporte público, están totalmente olvidados.
Decir que la Copa del Mundo Brasil 2014 está en riesgo sería una gran exageración, sin embargo no lo es decir que crece una gran preocupación entre las autoridades del país respecto a la posibilidad, cada día en ascendencia, de que se repitan las multitudinarias manifestaciones que tuvieron lugar en los días previso y durante la celebración de la Copa Confederaciones el pasado año.
Para mañana ha sido convocada una nueva jornada de protestas en 36 ciudades del país, incluidas las 12 sedes mundialistas, contra la organización de la máxima cita futbolística del planeta.
Bajo el elocuente lema "No habrá Copa", miles de personas han confirmado a través de las redes sociales su presencia en las manifestaciones. Las más multitudinarias prometen ser las de São Paulo y Rio de Janeiro, pero no se quedarán atrás las de Brasilia, Vitoria o Belo Horizonte.
En el manifiesto de la convocatoria se recuerda que el gasto en la organización del certamen ha crecido un 285% sobre el primer presupuesto previsto. Se denuncia que tal sobrecosto obedece a la corrupción imperante en las instituciones responsables de construir los nuevos estadios o remodelar los ya existentes para el Mundial.
En las protestas se pedirá una reorganización del presupuesto nacional para aumentar la inversión en salud, educación y seguridad.
En la víspera de la jornada, más de 40.000 personas habían confirmado a través de las redes sociales su presencia en las manifestaciones previstas en las dos ciudades más pobladas del país, Sao Paulo y Río de Janeiro, mientras que en otras ciudades como Brasilia, Vitoria o Belo Horizonte el número se acerca a los 10.000.
En el último párrafo del manifiesto se insta a los turistas extranjeros que no acudan a Brasil "para no decepcionarse" y se concluye que "mientras todos los brasileños no tengan derechos, no habrá Mundial".
Hace 15 días, la presidenta Dilma Rousseff aprobó un decreto para que la Secretaría General de la Presidencia, responsable de las relaciones del gobierno con los movimientos sociales, sea reforzada con dos altos funcionarios que se encarguen del diálogo con grupos que se opongan al Mundial. Aquí tiene, pues, su primera y ardua tarea.
Esta convocatoria trae a la memoria la ola de protestas que se suscitaron en junio y julio del año pasado durante la realización de la Copa de las Confederaciones, prácticamente con las mismas consignas, es decir, en demanda de mejoras sociales y contra la exorbitante inversión estatal en la organización de grandes eventos.
En aquella ocasión, fue el alza del pasaje en el transporte publico de Sao Paulo la chispa que encendió la indignación y que se extendió al resto de la nación. Tal movimiento ciudadano no se extinguió y desde hoy amenaza un resurgimiento con mucha energía.
Mientras en Rio de Janeiro los primeros blocos de rua desfilaran el domingo por locales tradicionales como los Arcos de Lapa o la playa de Copacabana, y con el inicio de la noche carioca seis escuelas de samba de la serie A realizarán sus ensayos, previos al Carnaval, en el Sambódromo, acto que reúne a miles de componentes de las escuelas, así como de espectadores en las gradas.
Bloco Rio Maracatu, que participa do primeiro desfile de carnaval de rua na Lapa. Paprica Fotografia / Divulgação. |
Los 10.000 policías serán entrenados por la Fuerza Nacional de Seguridad, un batallón de élite vinculado al Ministerio de Justicia y especializado en el combate a la violencia urbana.
El coronel Alexandre Augusto Aragon, director de ese cuerpo de seguridad admitió que la decisión de aumentar el número de efectivos de la Fuerza Nacional de Seguridad está relacionada con las fuertes protestas ocurridas en junio del año pasado, en coincidencia con la celebración de la Copa Confederaciones.
Imagen de una de las manifestaciones durante la Copa Confederaciones. |
El clima de tensión sigue vigente en Brasil aunque en menor medida. El motivo del enojo que muestran los habitantes brasileños es el enorme gasto que se está generando en los estadios que formarán parte del Mundial y las enormes falencias que tienen los servicios públicos. Las manifestaciones que el año pasado conmovieron a Río de Janeiro se aplacaron pero el humor social no ha recuperado su normalidad.
En esta oportunidad, un grupo denominado Anonymous convocó a través de las redes sociales a la gente para manifestarse en las calles de diferentes ciudades del país. Manifestaciones contra la Copa del Mundo de este año fueron convocadas para este sábado en una primera jornada de protestas que servirá de termómetro social a cinco meses de que se celebre el campeonato de fútbol.
Bajo el lema "No habrá Copa", las manifestaciones son emplazadas por el grupo de hackers en su página de Facebook. Estas manifestaciones, "que serán seguidas por otras" según Anonymous, están programadas en 36 ciudades.
Respecto a la situación de la sanidad, que recibe solo un 4% del PIB, la educación un 3%, en opinión de los organizadores, la "precariedad de la sanidad pública" puede observarse por "el tamaño de las filas y la cantidad de muertes por falta de atención en los hospitales".
Mientras la justicia está actuando por todo el país, o los centros comerciales manteniendo sus puertas cerradas, para evitar los "rolezinhos" que se vienen sucediendo en los mismos. En la localidad de Niterói, cercana a Rio de Janeiro, la participación en el mismo puede ser penalizada con hasta 10.000 reales (unos 4.200 dólares).
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