Acto en recuerdo de las víctimas del terremoto. Foto The Associated Press. |
Superando los 7 grados de la escala Richter, el terremoto que sacudió a Haití el 12 de enero de 2010 dejó al país caribeño en ruinas y sin recursos para emprender la reconstrucción nacional sin ayuda exterior. Más de 250.000 personas perdieron la vida, más de tres, de sus nueve millones de habitantes, se quedaron sin hogar y todos se vieron expuestos durante meses a la epidemia de cólera que estalló debido a las precarias condiciones higiénicas prevalentes después de la catástrofe. El auxilio de la comunidad internacional llegó rápidamente días después de la catástrofe. Pero hoy, a cuatro años del trágico suceso, la reconstrucción del país avanza muy lentamente.
Cuatro años después de que Haití fuera sacudido por un devastador terremoto, la lentitud de la reconstrucción es evidente en la capital, donde el palacio presidencial y la catedral continúan en ruinas.
El Gobierno decretó la fecha del 12 de enero "jornada de conmemoración y reflexión", la bandera nacional ondeó ayer a media asta, muchos locales de ocio permanecieron cerrados y los medios de comunicación difundieron contenidos acordes a la conmemoración.
El presidente haitiano, Michel Martelly, acompañado por la primera dama, colocó una ofrenda floral en la localidad de Saint-Christophe, donde fueron enterradas en una fosa común numerosas víctimas.
El alemán Volker Gerdesmeier, de la organización católica Caritas, habla de los errores que se produjeron en la ayuda internacional, "Cuando la crisis estaba en su punto álgido, nosotros elaboramos listas de víctimas del terremoto para garantizar que los artículos de primera necesidad llegaran a las manos de quienes más los precisaban y evitar prácticas deshonestas. Esa fue una labor muy ardua. Luego llegó una organización italiana y nos preguntó si podían emplear nuestras listas", cuenta Gerdesmeier en entrevista con Deutsche Welle. Al final, sin consultar a los miembros de Caritas, los italianos terminaron repartiendo los mismos productos que los alemanes habían estado distribuyendo. "Eso fue una locura sin sentido", lamenta Gerdesmeier.
El primer ministro haitiano, Laurent Lamothe, aseguró esta semana a la prensa que va a "pisar el acelerador" para impulsar los principales proyectos y que la reconstrucción de la capital "requerirá la creación de un nuevo centro de la ciudad y de un centro administrativo".
Lamothe dijo también que una parte importante del dinero que llegó en los días posteriores al seismo, cerca de un 42%, fue dedicada a aliviar la emergencia luego del terremoto, y no a la reconstrucción.
Los esfuerzos del Gobierno se centran en programas sociales dedicados a "reducir la miseria y la vulnerabilidad" de su pueblo, según explicó a EFE el ministro haitiano de Obras Publicas, Transporte y Comunicaciones, Jacques Rousseau.
Cuatro años después, todavía hay retos significativos para que Haití siga en el camino hacia la reconstrucción. Según Naciones Unidas 817.000 personas aún requieren asistencia humanitaria debido a las precarias condiciones de vida y al alto riesgo de ser desalojadas forzosamente de los 306 campos de desplazados restantes. Asimismo, la inseguridad alimentaria, los altos niveles de desnutrición y la persistencia del cólera hacen que la población siga dependiendo de la ayuda humanitaria. Concretamente el cólera supone una grave crisis de salud pública, ya que Haití registra la mitad de los casos sospechosos de cólera en todo el mundo.
Un grupo de niños se sienta frente al campamento de Jean Marie Vincent donde todavía residen, en Puerto Príncipe, Haití. Fotografía: Nalio Chery (AP). |
La Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) de la Comisión Europea (CE), citada por EFE, asegura que hay, en la actualidad, 16.377 familias en riesgo de sufrir un desalojo forzoso por las autoridades y no tendrían a dónde ir.
De igual modo, la fuente asegura que "se estima que 177 campos fueron cerrados así desde 2010 y 16 mil personas fueron expulsadas de sus hogares mediante el uso de la violencia y sin recibir ningún tipo de ayuda".
Asimismo, una encuesta realizada por la Dirección General de Agua Potable en 65 campos de desplazados concluyó que el 92 por ciento de los campos que quedan sufren inundaciones recurrentes y que el 88 por ciento está sin tratamiento de desechos.
El pasado 7 de diciembre un grupo de policías municipales y hombres armados con machetes y palos se presentaron en el campo de Mozayik, en Canaan, en las afueras de Puerto Príncipe. En la operación, unas 60 familias fueron desahuciadas a la fuerza de las tiendas y débiles estructuras en las que vivían desde hace cerca de 4 años, en el último de los numerosos casos de expulsiones forzadas de los campos de desplazados que se suceden en Haití desde poco después del terremoto de 2010. Son familias que ya habían sido desahuciadas de un campo, también llamado Mozayik, en Puerto Príncipe.
Muy pocos han podido volver a sus casas, pues desde 2010 tan sólo unas 34.000 viviendas (de más de 300.000 damnificadas) han sido reparadas o reconstruidas con la ayuda de las autoridades locales o internacionales.
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