Tropas francesas en Bangui, capital de la República Centroafricana, el 16 de enero. AFP PHOTO / ERIC FEFERBERG |
El enviado de Naciones Unidas a la República
Centroafricana, John Ging, advirtió ayer jueves del peligro de que se
produzca un genocidio en el país y pidió una intervención mayor para
evitarlo.
El director de Operaciones Humanitarias de la
ONU le dijo a reporteros en Ginebra, tras un viaje de cinco días en la
República Centroafricana que el conflicto que allí se vive tiene todos
los elementos que se dieron en sitios como Bosnia o Ruanda."Tiene todos los elementos que hemos visto en otras partes, en lugares como Ruanda y Bosnia. Los elementos están ahí, las semillas están ahí, para que haya un genocidio. No hay ninguna duda", ha subrayado el director de operaciones para la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), John Ging, en rueda de prensa en Ginebra.
"Se cometen atrocidades continuamente", aseguró. "Las comunidades -dijo- tienen miedo. La gente tiene miedo de las otras comunidades".
El jefe de operaciones humanitarias de la ONU pidió por otro lado a la comunidad internacional que se implique más para poder aportar ayuda humanitaria al país. De los 247 millones de dólares solicitados en diciembre, la ONU sólo ha recibido el 6%, o sea 15,5 millones de dólares, lamentó.
Thomas Fessy, enviado especial de la BBC, comentó ques son muy pocos quienes confían en que las nuevas autoridades interinas puedan parar la ola de odio que ha emergido en los últimos meses.
Fessy vio a un hombre siendo salvado de un linchamiento por un pequeño contingente de tropas en la ciudad de Bozoum y considera que hay un enorme riesgo de que se repitan los asesinatos masivos.
Fessy ha pedido una movilización internacional para evitar que puedan repetirse las escenas vividas en otros países.
A Bangui, la capital centroafricana, llegaron ayer los primeros soldados de un contingente ruandés, con el objetivo de reforzar a las fuerzas francesas y africanas, que intentan desde hace semanas contener la violencia.
Según las estimaciones de la ONU, unos 2,6 millones de personas, unas 600.000 de ellas en Bangui, necesitan ayuda humanitaria debido al deterioro de la situación en el país desde diciembre pasado.
Los enfrentamientos, ataques a mezquitas y saqueos de tiendas propiedad de musulmanes han persistido en Bangui desde la renuncia del presidente interino Michel Djotodia, que llegó al poder el pasado marzo a raíz del golpe de Estado de la coalición rebelde Séléka, integrada principalmente por musulmanes. Los antiguos rebeldes de Séléka han seguido cometiendo abusos y saqueos durante estos meses contra la población mayoritariamente cristiana del país, lo que provocó la aparición de milicias de autodefensa cristianas bautizadas Antibalaka (anti machetes, en la lengua local).
De los 4,6 millones de habitantes del país africano, cerca de un millón ha tenido que huir de los enfrentamientos, seguidos de represalias sobre la población, entre antiguos combatientes musulmanes del Séléka y milicias cristianas. La semana pasada, presionado por la comunidad internacional, dimitió Michel Djotodia. El próximo lunes el parlamento provisional tratará de encontrar un nuevo presidente encargado de evitar el desastre.
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