Hoy martes y mañana miércoles Egipto se enfrenta a un importante reto: Tras el golpe de Estado que derrocó al primer presidente electo democráticamente, Mohamed Mursi, los ciudadanos del país clave en Oriente Medio deberán decidir si avalan la nueva Constitución redactada desde entonces. De ser aprobada la nueva Carta Magna, reemplazará la que fue ratificada durante el mandato del anterior presidente, Mohammed Morsi, hace un año, siete meses antes de ser depuesto por los militares. Unos 53 millones de egipcios están convocados a las urnas.
En su intento de legitimar el golpe de Estado del pasado mes de julio, el gobierno interino de Egipto, tutelado por los militares, lleva, durante estos dos días, a las urnas un texto constitucional con el que procura consumar, a través del voto popular, la instauración de un nuevo régimen que define como democrático, pero que ha acallado cualquier sombra de disidencia (más de mil personas han muerto en el marco de una represión implacable desde el derrocamiento de Mursi, sobre todo en la represión contra su cofradía, los Hermanos Musulmanes, miles de los cuales, entre ellos casi todos sus dirigentes, han sido detenidos).
En diciembre de 2012, fue aprobada la constitución anterior en un referendo votado por el 64%, pero en el que sólo participó el 33% del electorado. Esta constitución fue suspendida al ser derrocado el expresidente Morsi en julio de 2013.
Las autoridades del gobierno interino quieren demostrar que contaron con el apoyo popular para remover al presidente y para reprimir a los Hermanos Musulmanes, movimiento islamista al que pertenece.
El Cairo está inundado de propaganda oficial. |
Y no se oye mucho en la radio y televisión -ya sea privada o estatal- de quienes se oponen a la nueva constitución, aunque las ondas están inundadas con avales del documento.
Esta campaña distorsionada ha motivado fuertes críticas del exterior. El Fondo Carnegie para la Paz Internacional, en Washington, la llamó "un proceso viciado y antidemocrático".
Democrático o no, el referendo es visto por muchos como más que una votación sobre una nueva constitución.
Es ampliamente visto como un veredicto sobre el derrocamiento en julio pasado del presidente islamista Mohamed Morsi, y en consecuencia sobre la homologación de un Golpe de Estado.
El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, ha abogado por una elevada participación en el referéndum constitucional previsto para los días 14 y 15 de enero y ha asegurado que el texto "allanará el camino hacia pasos firmes hacia la democracia", según ha informado el diario egipcio Al Ahram.
"Vayamos a votar este martes igual que salimos a las calles el 25 de enero de 2011, el 30 de junio, el 3 de julio y el 26 de julio de 2013, para cumplir con nuestra revolución tal y como la queríamos, con una Constitución que sea el primer paso hacia un estado moderno, civil y democrático", ha dicho.
Los críticos a la anterior Constitución aseguran que el influyente grupo islamista que redactó la misma en diciembre de 2012 no representaba a la sociedad egipcia.
Los grupos liberales y seculares aseguraban que fallaba en proteger las libertades buscadas en el levantamiento de 2011 contra el expresidente Hosni Mubarak. Sus críticas se centraban en aquellas disposiciones relativas a los tribunales militares y los principios de la Sharia.
Aseguran que esa constitución no protege suficiente los derechos de las mujeres o los cristianos que representan el 10% de la población.
Pero los críticos al proyecto, que será votado entre hoy y mañana, afirman que la nueva constitución favorece al Ejército a expensas de la gente y fracasa en los objetivos de la revolución de 2011 que derrocó, tras gobernar durante casi 30 años, a Hosni Mubarak.
"Esta constitución nos llevará de vuelta al régimen represivo de Mubarak", expresó Ramy Sayed, activista del Movimiento 6 de abril, que encabezó la reciente revolución.
"Esta constitución es una traición de nuestros mártires que fueron muertos aquí y que perdieron su sangre y almas por los derechos humanos", dice. "Jamás podremos aceptarla".
La aclamada autora egipcia Ahdaf Soueif -quien también estuvo en la calle durante la revolución- afirma que el referendo es casi irrelevante porque Egipto ha vuelto a las andadas.
"La constitución es una cortina de humo", dijo a la BBC. "¿Por qué emprender todo un proceso de decidir una constitución, cuando la misma institución de la ley está siendo erosionada? Lo único que esta constitución hace es legitimar la posición muy poderosa e indiscutible del Ejército en el Egipto de hoy".
El partido islamista moderado Egipto Fuerte, que pedía votar "no" en el referéndum constitucional que arranca mañana, decidió ayer boicotear la consulta tras la detención de siete de sus miembros la pasada semana. "No estamos de acuerdo con las decisiones que se han ido tomando a lo largo de este proceso, por eso decidimos retirarnos, rechazamos totalmente la organización de este referéndum", explicó a Efe el portavoz del partido, Mohamed Ozman.
Egipto Fuerte fue fundado por el político Abdel Moneim Abul Futuh, que abandonó los Hermanos Musulmanes en 2011 y fue candidato a la Presidencia en los comicios de 2012, en los que venció el candidato islamista Mohamed Mursi, posteriormente derrocado por el golpe de Estado del 3 de julio de 2013.
La organización internacional Human Rights Watch (HRW) denunció ayer en un informe la detención de estas personas y defendió que "los ciudadanos egipcios deben ser libres para votar a favor o en contra de la nueva Constitución y no temer a ser detenidos por hacer campaña a favor del 'no'", dijo Joe Stork, subdirector para Oriente Medio y el Norte de África en HRW.
Los Hermanos Musulmanes han pedido el boicot del referéndum constitucional, ya que se oponen al proceso diseñado por el Ejército tras el golpe del pasado 3 de julio y que incluye una reforma de la Carta Magna y nuevas elecciones legislativas y presidenciales.
La situación es actualmente tensa en Egipto, donde los islamistas mantienen la presión en las calles en apoyo del depuesto presidente Mohamed Mursi, mientras que las autoridades los acusan de pertenecer a los Hermanos Musulmanes, que consideran un "grupo terrorista".
Manifestación de partidarios de Mursi. AP |
Pero otros, como el Movimiento Juvenil 6 de Abril –que lideró las protestas contra Hosni Mubarak y Mohammed Mursi- el movimiento de los Socialistas Revolucionarios y el movimiento del No a los Juicios Militares, están en contra de algunos artículos que todavía conceden amplios poderes a los militares. Algunos grupos dicen que no pueden participar en un proceso establecido por lo que ellos llaman las "autoridades golpistas".
La Alianza Nacional de Apoyo a la Legitimidad (NASL), pro Hermanos Musulmanes, y el Partido Fuerte planean boicotear el referendo. La NASL es una coalición de partidos islamistas que asegura que quiere "proteger la revolución" y "defender la legitimidad" del expresidente Mursi.
Los generales han forzado a la clandestinidad al poder islamista de la cofradía de los Hermanos Musulmanes y han limitado notablemente las protestas populares. Ahora llaman a votar a 53 millones de ciudadanos. Dan el respaldo a la constitución por seguro, y su gran prueba ahora es lograr una participación lo suficientemente alta como para poder defender que la deposición del primer gobierno elegido democráticamente en las urnas obedeció a un mandato popular, aunque este venga dado a posteriori.
El general Abdel Fatah al Sisi, auténtico hombre fuerte de Egipto, ya ha avanzado que podría presentarse a las elecciones presidenciales si el referéndum es un éxito de participación.
Si los egipcios dicen "sí" a la nueva Constitución, podrían estar diciendo de manera indirecta "sí" a Abdel Fatah al Sisi, el coronel del ejército y viceprimer ministro.
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