El hombre que le escribió a la revolución, la pena y el amor, que era un inventor de palabras mucho antes de que la dictadura argentina asesinara a su hijo y le arrebatara a su nieta, una tragedia que marcó su vida y le convirtió en un poeta volcado en una lucha contra el olvido que ha mantenido hasta su muerte, falleció ayer a las cuatro y media de ayer martes, en su casa de la colonia Condesa de la Ciudad de México, donde vivía desde 1988.
Una fuente de la familia aseguró que Gelmam "murió tranquilo, en su casa, rodeado de su familia, de una enfermedad que se llama síndrome de mielodisplasia", una disfunción de la médula ósea.
Nacido en Buenos Aires en 1930, en el seno de una familia de emigrantes judíos ucranianos, en su juventud formó parte de las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y también de los Montoneros, con los que rompería años después.
Amenazado por la Triple A argentina, se vio obligado a exiliarse en 1975 y un año después, su hijo Marcelo, de 20 años, fue secuestrado en Buenos Aires junto con su compañera María Claudia García.
Ella tenía 19 años y estaba embarazada de siete meses. La pareja fue llevada al centro clandestino de detención "Automotores Orletti". Los restos de Marcelo fueron encontrados en 1989. De María Claudia se supo que fue trasladada por oficiales de la Fuerza Aérea uruguaya al Servicio de Información de Defensa (SID). María Claudia y su hija Macarena estuvieron juntas hasta finales del año 1976 en esa dependencia de Montevideo. Los represores dejaron el 14 de enero de 1977 a la bebé en una cesta en la puerta de la casa de la familia del expolicía Angel Tauriño. Después de años de búsqueda, su abuelo Juan la encontró en los primeros meses del 2000.
Los restos de su hijo Marcelo aparecieron en 1990 en un río cerca de Buenos Aires dentro de un barril lleno de cemento. Fue asesinado de un tiro en la nuca.
Los de María Claudia García Iruretagoyena todavía no han sido encontrados.
En 1982 murió la madre mientras Gelman estaba exiliado, no podía volver, no pudo conseguir un pasaporte falso. En 1989 escribió unos versos en las huellas de la tristeza: "vos /que contuviste tu muerte tanto tiempo /¿por qué no me esperaste un poco más? /¿temías por mi vida?".
La tragedia marcó la vida del poeta, que se volcó en la búsqueda de su nieta, la pena sus versos. De ella dijo una vez, "La pena es un territorio muy amplio, probablemente argentino".
También solía hablar de sus recuerdos, "Hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso", dijo en el discurso de aceptación del Premio Cervantes.
Para luego dejar reflejado su desgarro con las siguientes palabras, "La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio. Así prolongan la impunidad de sus crímenes y la convierten en impunidad dos veces".
Lo acunaron en ruso, con el hermano recitando versos de Pushkin. "Han pasado más de sesenta años pero todavía recuerdo algunos, sin saber el idioma", decía en 1996. Los versos y la política estaban en sus raíces, y compartieron su vida desde chiquito. El padre había estado en la Argentina y volvió a Rusia atraído por el triunfo de la Revolución, en 1917. Pero "el destierro de Trotsky marcó para él el fin de la esperanza. El pequeño espacio democrático se había acabado".
Se hizo de Atlanta (club de fútbol argentino), leyó, creció, estudió en el Nacional Buenos Aires, y finalmente entró al Partido Comunista.
A mediados de los años 50, en el país gobernaba la dictadura de Aramburu y Gelman fundaba, con Juana Bignozzi, José Luis Mangieri y otros, el grupo Pan Duro. Querían hacer "poesía en armas". Querían poesía política, popular, con aires de tango. Desde ahí salió, en 1956 su primer libro: "Violín y otras cuestiones".
Juan Gelma y su nieta Macarena. |
En aquella ocasión, un Gelman emocionado prefirió dejar hablar a la poesía y leyó algunos de sus textos sobre las deudas con el pasado antes de despedirse del público que lo ovacionaba con un "gracias por estar aquí y sobre todo por aguantarme".
Su carrera fue reconocida a través de algunos de los galardones literarios más prestigiosos como el Juan Rulfo, el Pablo Neruda, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2005 y el Premio Cervantes 2007, que significó el cenit de su carrera, una merecida recompensa porque, según el propio jurado, "la poesía de Gelman enriquece las letras españolas".
El argentino es considerado uno de los poetas más brillantes en lengua española, siendo reconocido por su lucha contra la impunidad de las dictaduras militares del Cono Sur latinoamericano.
Tras una protesta liderada por varios escritores, entre ellos Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, la orden de captura contra él fue revocada en 1988. Un año después fue indultado por el Gobierno de Carlos Menem, pero Gelman mantuvo su residencia en la capital mexicana, donde se había instalado un año antes, y donde ayer murió.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse, a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
Juan Gelman
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