España, Raquel Marinero, la madre que no consigue disfrutar del privilegio de los indultos del Gobierno

Raquel tenía sólo 19 años cuando fue detenida en Costa Rica.
En el aeropuerto Juan Santamaría de San José (Costa Rica), donde hizo escala desde Panamá antes de regresar a España, empezó a sufrir fuertes vómitos. Asustada, en el aeropuerto confesó que se había tragado 55 bolas de cocaína. Estaba embarazada de 3 meses.
"Con 18 años Raquel se fue de casa. Trabajaba en Madrid de peluquera y conoció a unos amigos dominicanos que la metieron en esta mierda", le dijo su madre al diario El País.
La joven contó en abril del año pasado al Diario Extra de Costa Rica que comenzó a traficar cuando se quedó embarazada, con 19 años. "Me pegaba a mi cuerpo cuatro kilos de cocaína y viajaba en el AVE. Llegaba a un hotel y los narcotraficantes me la tenían lista. Al pegarla al cuerpo con una faja colombiana, no se notaba que la llevaba". Llegó a “mover”, según confesó, más de 100.000 euros. "El dinero que fácil viene, fácil se va". Después de que la detuvieran en Costa Rica, pasó 17 días hospitalizada. No podía comer nada porque tenía que expulsar la droga.
Raquel pasó casi 2 años en la cárcel de El Buen Pastor, una de las cárceles con peores condiciones de América Latina. Allí fue víctima de múltiples robos, amenazas, extorsiones, durante meses comió la misma comida día tras día. Durmió en el suelo, pasó frío y hambre y soledad, mucha soledad. Estando embarazada tuvo una caída y fue operada, teniendo que ponerle una placa y 6 tornillos en el tobillo. A día de hoy está en espera de que le sean retirados pues un tornillo se ha partido y otro desplazado. Porque, como presa que es, está la última de la lista de espera.
A Raquel le juraron y perjuraron en la cárcel de Costa Rica que cuando naciera la niña se la iban a quitar. Por eso, cuando en enero del 2012 dio a luz a una preciosa niña le puso de nombre Mía. Como un conjuro, para que no se la arrancasen jamás. Hoy, Raquel es la mejor madre. Después de miles de correos y papeleos la familia conseguimos que en junio del 2013 fueran trasladadas a España madre e hija. Hoy se encuentran en la prisión de Madrid VI, en Aranjuez.
Su abuela va a recogerla para llevársela fuera una vez al mes, la niña señala al exterior y dice calle, calle, calle.
Dentro espera Raquel Marinero, cinco años y cuatro meses de condena. Su madre (la abuela de Mía) ha solicitado el indulto al Ministerio de Justicia para la hija que vive dentro con la nieta. Porque aunque haya cumplido una cuarta parte de la condena y cumpla los requisitos necesarios para gozar de un permiso, jamás ha tenido uno.
Siempre nos dijeron que cuando llevara 2 meses aquí Raquel tendría derecho a permisos y que se tenía muy en cuenta el hecho de haber sido madre y pasado casi dos años en una prisión centroamericana en condiciones infrahumanas; pero todo ha sido mentira. No le han dado ni el permiso de Navidad. Y estas serán sus terceras navidades entre rejas, las segundas de su hija Mía. Raquel no es una asesina, no es una violadora, no es un peligro para la sociedad. Está muy arrepentida de lo que hizo y tiene una familia decente esperándola. Ella ha pagado con creces lo que hizo pero nadie nos escucha. Hemos pedido un indulto que sigue sin respuesta, hemos pedido permisos que han sido denegados, he pedido ayuda a la defensora del pueblo. Nada funciona.
Por eso pido que me ayudes. Creo que tu apoyo y el de miles de ciudadanos es el único que puede conseguir que Raquel y Mía vengan a su casa y empiecen una nueva vida. Pedimos que Mia pueda cumplir este próximo 19 de enero sus 2 añitos fuera de prisión con sus tíos, su bisabuela, su madrina, sus tíos abuelos y su abuela, que te escribe estas líneas en representación de toda la familia. Gracias por tu apoyo, de corazón.
Así reza la petición, a la que ya se han unido más de 110.000 personas, creada en la web Change.org mediante la que se intenta instar al Ministerio de Justicia de España ya que tiene la prerrogativa del indulto, que use este para una causa social y humana, y no según sus criterios muy pecularies de justicia, otorgando indultos a políticos o banqueros corruptos, u otros especímenes como conductores kamikazes, y actúe y permita que madre e hija reinicien una vida juntas.
Juntémonos a su familia que lucha con uñas y dientes para que ambas vuelvan a casa.

Raquel Marinero junto a su hija. Fotografía capturada de la web de El Mundo.