Glenn Ford, que ahora tiene 64 años, ingresó en el corredor de la muerte en agosto de 1988 por el asesinato del joyero Isadore Rozeman, de 56 años, para quien había realizado ocasionales trabajos de jardinería y al que siempre negó haber matado, tras ser detenido en febrero de 1984.
Rozeman fue asesinado en su tienda en la ciudad de Shreveport (Louisiana) en noviembre de 1983.
A su salida de la cárcel, Ford se limitó a asegurar a los periodistas que "es una buena sensación, mi cabeza no para, sienta bien". En declaraciones a la televisión local WAFB-TV, Ford admitió sentir resentimiento: "He pasado 30 años encerrado por algo que no hice. (...) No puedo volver atrás y hacer lo que debería de haber estado haciendo cuando tenía 35, 38 o 40 años".
"Mis hijos eran unos bebés cuando me fui, ahora son hombres adultos con niños", añadió.
A su salida el martes de la prisión, Ford reconoció tener cierto "resentimiento" por haber pasado buena parte de su vida encerrado en la cárcel por un delito que, como ahora ha resultado probado, no cometió.
La juez Ramona Emanuel decidió el lunes revocar la sentencia en base a nuevas informaciones que corroboran que Ford no se encontraba en el lugar ni estuvo involucrado en la muerte del joyero. Los abogados de Ford aseguran que durante el juicio se suprimieron pruebas relativas al arma del delito, información de un confidente y un informe policial.
Durante tres décadas, Ford mantuvo que era inocente y sus abogados presentaron múltiples recursos, la mayoría de los cuales se les negó. Pero en el año 2000, la Corte Suprema de Luisiana autorizó una nueva audiencia ante la aparición de nuevas pruebas, que relacionaban a dos hermanos, Jake y Henry Robinson, con el asesinato. Ambos sospechosos habían sido implicados en el crimen desde un principio.
Una ley de Louisiana determina que quienes han estado en la cárcel y posteriormente son exonerados deben cobrar una compensación de 25.000 dólares por año hasta un máximo de 250.000, más 80.000 por "pérdida de oportunidades".
"Estamos muy contentos de ver a Glenn Ford finalmente exonerado y estamos especialmente agradecidos de que la Fiscalía y el tribunal hayan decidido, de manera decisiva, fijar su libertad", han señalado sus abogados, Gary Clements y Aarón Novod.
Este caso ha dado argumentos a los que se oponen a la sentencias a muerte en Estados Unidos y la ONG Amnistía Internacional ha subrayado además una posible discriminación por el hecho de que Ford sea afroamericano. Amnistía Internacional ha señalado que Ford "es una prueba de los graves errores del sistema de justicia de Estados Unidos". "Un hombre afroamericano condenado por un jurado formado sólo por blancos", ha criticado la organización, que ha insistido en que seguirá trabajando para poner fin a la pena de muerte.
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