Las primeras imágenes que empezaron a llegar de San Cristóbal, capital del estado venezolano de Táchira, eran de abierto desafío: Una calle tomada por decenas de personas que posan junto al monumento de un tanque militar muestra el nivel de confrontación al que se ha llegado en esta ciudad, que lleva días militarizada y en un estado de excepción no declarado.
Un grupo de manifestantes pide paz en una calle de San Cristóbal (Reuters). |
Piedras, muebles viejos, electrodomésticos
descompuestos, troncos de árboles, postes derribados, escombros, basura y
hasta una tanqueta.
Cualquier cosa les sirve a los "gochos", como se
conoce a los habitantes del estado venezolano de Táchira, para bloquear
las calles de su capital, San Cristóbal.En distintas avenidas principales se observaba una fuerte presencia de funcionarios militares y policiales, al tiempo que en otros puntos decenas de estudiantes reunían escombros y basura para cerrar vías con barricadas.
En otros espacios de la ciudad, como el Obelisco, este viernes un grupo protesta pacíficamente con banderas y cacerolas, bloqueando en forma intermitente la circulación de vehículos bajo la consigna "¡Estudiantes!".
Comercios cerrados y numerosas calles cortadas se observan diariamente en San Cristobal, según reportes de prensa. En esta ciudad chocan casi a diario manifestantes y fuerzas de seguridad desde el pasado 4 de febrero.
"Se ha ordenado la movilización de un batallón de paracaidistas al estado Táchira" para reforzar los accesos a San Cristóbal porque se ha detectado "personal colombiano que viene a cumplir misiones de paramilitares"", dijo el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, en rueda de prensa hace unos días.
Las barricadas se han convertido en el símbolo de lo que los opositores de esta región andina han dado en llamar "la resistencia".
"Hay más de cien barricadas por todo San Cristóbal", le explicaba a BBC Mundo el alcalde Daniel Ceballos. "Está comprometida con la revuelta como el 40% de la ciudad", sostiene.
En San Cristóbal iniciaron el 4 de febrero las protestas estudiantiles en reclamo por la inseguridad, y de allí se extendieron a todo el país y tomaron aristas violentas.
"Bienvenidos a la resistencia gocha", dice Wilmer Ramírez, un conocido periodista deportivo local.
La respuesta llegó desde el Gobierno. "Si tengo que decretar un estado de excepción, especial para el Táchira, estoy listo para crearlo y meter los tanques, las tropas, la aviación, meter toda la fuerza militar que haga falta", llegó a decir Maduro durante un acto en el palacio presidencial de Miraflores.
El olor a basura quemada inunda las calles de la ciudad que por las mañanas parece salir de la resaca de una noche de protestas.
No funciona el transporte público, los semáforos están apagados o intermitentes y sobrevuelan los aviones militares enviados por el gobierno de Nicolás Maduro.
Los antecedentes de encapuchados haciendo barricadas con troncos de árboles anticipan nuevas manifestaciones.
El alcalde, Daniel Ceballos, quien pertenece al opositor Voluntad Popular, justifica las barreras como una reacción a los ataques de las fuerzas del orden y de los motorizados chavistas en contra de los manifestantes. Inicialmente eran solo estudiantes que protestaban por la inseguridad, ahora es un grupo heterogéneo de opositores que demandan un cambio de gobierno.
La protesta no se puede separar de las dificultades para acceder a productos básicos: las que había antes, las que hay ahora.
"Esto ha agudizado el problema de la escasez. Hay colas kilométricas en supermercados, farmacias, panaderías", reconoce el alcalde Ceballos.
Una imagen habitual en la ciudad durante los últimos días. |
También era "gocho" Carlos Andrés Pérez el presidente más popular (1974-1979 y 1989-1993) que tuvo Venezuela hasta la aparición de la figura del comandante Hugo Chávez.
"Las protestas no están organizadas por paramilitares, por los hijos del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, sino por ciudadanos que están cansados de la escasez, la inseguridad y las políticas económicas del gobierno", de repetido incesantemente el alcalde de la ciudad Daniel Ceballos, miembro del partido Voluntad Popular en el que milita Leopoldo López, el encarcelado dirigente opositor de 42 años.
San Cristóbal no sólo es un bastión de la oposición, es el germen de las manifestaciones que se han multiplicado por toda Venezuela y que han dejado varios muertos (ayer se produjeron dos nuevas muertes en la urbanización Los Ruices, en el este de Caracas, tras diversos enfrentamientos entre manifestantes de oposición y motociclistas), decenas de heridos y centenares de detenidos en todo el país.
Los choques de ayer jueves transformaron a Los Ruices en un campo de batalla con barricadas que bloqueaban las calles con piedras y basura.
El alcalde del municipio de Sucre, Carlos Ocariz, informó de la presencia de al menos 25 tanquetas de la guardia nacional, que disparó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes que continuaban en el lugar y también se llevó a varios detenidos.
Con estas dos muertes llegan a 20 las víctimas fatales desde que comenzaron en febrero las protestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Los disturbios también han dejado cientos de heridos y más de 1.000 detenidos.
El alcalde de Chacao, otro municipio del este de Caracas, Ramón Muchacho, denunció en la noche del miércoles una "arremetida salvaje" de la guardia nacional, que según él, entró "ilegalmente" a varios edificios y causó daños a autos estacionados en las calles.
Para Jeffrey Guerrero, residente en San Cristóbal, un vendedor de harina de 38 años que compra en la vecina ciudad colombiana de Cúcuta, no se queja de las dificultades. "Es magnífico", dijo mientras caminaba ante la falta de transporte y las largas filas para llenar el tanque de gasolina, "las protestas son la rebelión ante una dictadura que nos quieren imponer disfrazada de democracia".
Para Jonathan García, diputado ante el congreso regional por el mismo partido del gobernador tachirense, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, "Todo es parte de un plan insurreccional que se expresa en esas trancas de calle, en esas barricadas; que se expresa en la capucha, que se expresa en la situación de violencia que viven miles de familias todos los días cuando no pueden salir de sus hogares a la hora que quieren, ni entrar a la hora que quieren", según declaró para la BBC. "Esa es una violación de todos los derechos que tenemos en la constitución los venezolanos", sostiene.
Pero la verdad, al menos para una parte de la población, es que incluso entre la gente que tiene que sortear los obstáculos para realizar sus actividades cotidianas sobran las expresiones de solidaridad para con las reivindicaciones de los guarimberos. "Es que aquí ya no es la lucha de los estudiantes. Es la lucha porque no se consigue leche, no se consigue pan", comenta para la BBC Vianey Carvajal, un habitante del sector más popular de La Concordia.
Para Pedro Pablo Quintero, un profesor universitario de 60 años que dice haber votado por Chávez y ahora apoya la protesta, "Hay que tener paciencia. Esta lucha no es breve. El venezolano que piense que estas propuestas nos hacen salir de Maduro mañana está equivocado", le dice a BBC Mundo.
"Pero se está presentando el precedente para que la sociedad venezolana y las instituciones venezolanas reaccionen. Y existen las fórmulas legales, jurídicas, para que esto se pare", agrega.
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