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martes, 22 de enero de 2013

Israel, unas elecciones que marcarán el futuro de Palestina

A las 07:00 de Israel se han abierto los colegios electorales en el país para la celebración de unas elecciones legislativas, previstas inicialmente para Octubre, a las que se presentan 34 partidos. Las encuestas sugieren que el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, no tiene motivos para preocuparse respecto a su continuidad al frente del Gobierno. Las mismas pronostican que la alianza de derecha -integrada por su partido, el Likud, y el del ex ministro de Exteriores Avigdor Lieberman, Israel Beitenu- obtendrá hasta un tercio de los 120 escaños de la Knéset (parlamento israelí) y consecuentemente seguirá al frente del Gobierno. Pero a esta dupla conservadora le ha surgido un competidor, el ultraderechista Hogar Judío, el partido religioso de Naftali Bennett.
Estos comicios pueden tener serias implicaciones en relación al proceso de paz con los palestinos, en la relación de Israel con la comunidad internacional y en la crisis del programa nuclear iraní.
El sistema electoral israelí tiene como características principales: un umbral electoral muy bajo (2%) y un distrito único, lo que provoca normalmente que en el Knéset se encuentren parlamentarios de más de una decena de partidos diferentes. Para algunos analistas de la política israelí, "el objetivo de esta elevada representatividad es buscar el reflejo del mayor número de tendencias de un país heterogéneo formado por inmigrantes". "El sistema tenía una lógica de acero cuando fue generado", señala Mario Sznajder, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, "pero ahora, los cambios demográficos sugieren la necesidad de un cambio, de subir la valla de entrada al parlamento y convertirlo en un sistema más mayoritario".
Desde su llegada al poder en 2009, Netanyahu ha liderado una de las coaliciones gubernamentales más exitosas en la historia reciente de Israel y ha gozado de altos índices de popularidad. Así, estas elecciones anticipadas son vistas como una vía -abierta desde el propio gobierno- para que Netanyahu capitalice su aparente ventaja y renueve su mandato al frente del gabinete israelí.
En un país donde desde 1981 ningún partido ha alcanzado la mayoría suficiente para gobernar en solitario, las coaliciones de gobierno son una de sus señas de identidad.
Uno de los errores que se suelen cometer al analizar el mapa político israelí es buscar similitudes entre la derecha e izquierda israelí respecto a la europea. Las divisiones en el sistema de partidos tienen que ver con las fracturas sociales y religiosas, y no se acomoda necesariamente con el concepto tradicionalmente atribuido a la izquierda y la derecha.
Como señala Carmen López Alonso, de la Universidad Complutense de Madrid, "la división de los partidos se estructura en torno a su posición en cuatro grandes asuntos: la religiosa-secular, las concesiones territoriales a Palestina, la seguridad del Estado y lo relacionado con la economía y estado del bienestar. Suele ser costumbre dividir a los partidos políticos israelíes en otros cuatro bloques, respecto a los citados asuntos: el bloque de la derecha, el bloque ultraortodoxo, el bloque de centro izquierda y el bloque de los partidos mayoritariamente árabes".
 
Benjamin Netanyahu y Naftali Bennett
El actual primer ministro Benjamin Netanyahu se enfrenta a Naftali Bennett.

¿Cuáles son los principales aspectos que preocupan al electorado israelí de cara a estas elecciones?:
Aunque generalmente la gran preocupación para la mayoría ha sido la seguridad nacional y las políticas a ser adoptadas en el conflicto con los palestinos, actualmente otras cuestiones han tomado un papel importante en las diversas campañas electorales debido a la creciente preocupación de los israelíes respecto a las mismas. Así, por primera vez en años, la mayoría de los israelíes sitúan los asuntos socioeconómicos a la par de las cuestiones de seguridad a la hora de emitir su voto.
Según publica hoy la BBC en su página web "En 2011 y durante semanas, Jerusalén y Tel Aviv fueron escenario de protestas inéditas contra los elevados costos de vida en una clara señal de enfado con el gobierno de Netanyahu. Además, según un informe reciente del Instituto del Seguro Nacional de Israel, casi uno de cada cuatro israelíes viven en la pobreza. Para tratar de frenar el descontento popular, especialmente entre la clase media -cada vez más ahogada- el Partido Laborista ha centrado su campaña casi exclusivamente en reformas sociales y económicas".
Gracias a la relevancia que el Partido Laborista dio a este tema, centrando su campaña casi exclusivamente en temas socio económicos, podría recuperar posiciones perdidas en el tiempo y convertirse en el segundo mayor partido del parlamento israelí.
Para Netanyahu, y su coalición electoral, la mayor amenaza que enfrenta el país es el programa nuclear iraní y la seguridad nacional. "Impedir un Irán nuclear ha sido y será mi principal objetivo como primer ministro", afirmó Netanyahu pocos días antes de las elecciones.
Sin embargo una nueva fuerza electoral ha emergido con fuerza durante el proceso electoral y puede llegar a convertirse en la tercera fuerza política -muy cercana al partido laborista-. Así, los ultraderechistas religiosos del partido Bayit Yehudi (Hogar Judío), con Naftali Bennett, podrían convertirse en los nuevos aliados del actual Primer Ministro. Esta coalición representaría un giro a la derecha del futuro gobierno de Tel Aviv lo que automáticamente representaría un cambio en la política respecto a Palestina.
El temor a este paso a la derecha ya ha provocado algunas reacciones y desde Alemania, por ejemplo, se comenta respecto al mismo "si la política de asentamientos de Israel continúa su curso, seguiremos manteniendo una actitud crítica al respecto" en relación a la postura defendida durante todo el proceso electoral por El Hogar Judío que promueve la anexión de zonas cisjordanas al territorio israelí para construir nuevos asentamientos.
En el caso, muy probable, de que Netanyahu gane las elecciones de hoy, las posibilidades de un retorno a las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos se verían totalmente minimizadas, al menos en un corto/medio plazo. Si además de ganarla forma gobierno con Hogar Judío, nos encontraríamos con una de las fuerzas más conservadoras de la historia de Israel situada ideológicamente cercana al ultranacionalismo, acérrima antagónica de la creación de un estado palestino y defensora de la continuidad en la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, aunque sea considerado ilegal por la comunidad internacional.
Netanyahu -que ha culpado reiteradamente al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, de la ruptura de las conversaciones de paz- parece no tener ningún interés en retomar un proceso que podría allanar el camino para la futura creación del Estado palestino.
El asesinato, por parte del ejército israelí, de un adolescente palestino de 17 años cerca de Ramala, la capital de Cisjordania -recibió un impacto de bala en la espalda, otro en la pierna y otro en la cabeza-, cuando estaba lanzando piedras en el pueblo de Budrus hacia la parte israelí del muro al salir de la escuela, es la última de una serie de acciones en las últimas semanas que nos indican que el proceso de paz y la posibilidad de la creación de Palestina como estado están cada día un poco más distantes.
En esa línea, el resultado de las elecciones de hoy puede significar el golpe de gracia para las aspiraciones de los palestinos en la zona.

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