Ramiro Hernández, el prisionero mexicano que pasó casi 15 de sus 44 años
en el corredor de la muerte, condenado por asesinato y violación, fue ejecutado la noche de ayer miércoles
en una prisión de Texas.
Después de recibir una inyección letal,
Hernández fue
declarado muerto a las 18:28 hora local.Hernández se convirtió así en la sexta persona en ser ejecutada por el estado de Texas en lo que va de año. En todo Estados Unidos van 16.
El gobierno mexicano, que intentó impedir la ejecución, expresó su "más enérgica protesta".
Ramiro Hernández |
Cada minuto en las últimas horas en la vida de Hernández fue grabado. Desde lo que duerme, come hasta sus reuniones familiares, todo
está siendo registrado como parte del tradicional protocolo que Texas ejecuta para sus condenados a muerte.
Aunque dieron la batalla, sus abogados no lograron aplazar
la inyección letal de Pentobarbital, que le fue administrada este
miércoles cerca de las 18.00. Dos decisiones marcaron su destino esta
semana.
La primera vino de la Corte de Apelaciones del Quinto
Circuito de Texas, que dictaminó que el estado de Texas no estaba
obligado a revelar el nombre del nuevo proveedor del mortal anestésico.
Su defensa había alegado que al no difundir esta
información se podía estar sometiendo a los reos a dolor excesivo, ya
que la droga puede producir ese efecto, si no tiene la integridad
necesaria, dependiendo de sus componentes. Este argumento fue aceptado
en cortes menores.
Por otra parte, este lunes 7 de abril, la Junta de Indultos
y Libertad Condicional de Texas negó la aplicación para clemencia de
Hernandez por decisión unánime. "Esta determinación revela que el
proceso de clemencia de Texas es una farsa, y únicamente se burla del
concepto de misericordia en la cual se supone que se basa la Junta",
declararon sus abogadas Naomi Terr y Sheri Johnson.
Hernández Llanas pidió perdón en sus últimas palabras antes de morir,
y remarcó la importancia de actuar como se deben en la vida, desde que
se es niño, informó una fuente oficial, según EFE."Siento lo que he hecho", dijo en español el preso mexicano antes de ser ejecutado, según la agencia española que cita un comunicado del Departamento de Justicia Criminal de Texas.
"A la familia de mi jefe, los quiero. A los jóvenes, escuchen a sus padres, hagan siempre lo que dicen que se debe hacer, vayan a la escuela y aprendan de sus errores", dijo a continuación, según señala la CNN.
"Me gustaría dar las gracias a Dios por dejarme ver a mi familia. Miro a los ojos de la familia y veo la tristeza, no estén tristes, estoy feliz", dijo Hernández, según EFE.
De 44 años, Hernández Llanas fue sentenciado a la pena capital por el homicidio del ranchero y profesor universitario, Glen Lich, el 14 de octubre de 1997, así como la violación de la esposa de la víctima.
Cuando lo arrestaron horas después, el hombre fue encontrado por la policía en la cama donde había violado a la mujer, quien logró escapar cuando Hernández dormía para dar aviso a la policía.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) acusó que Estados Unidos violó el fallo de la Corte Internacional de Justicia, que ordena revisar los casos de 50 personas sentenciadas a morir sin haber tenido asistencia consular en su juicio.
Hasta ahora, los gobiernos estatales se niegan a respetar el fallo del Caso Avena argumentando que no están obligados a cumplir los acuerdos firmados por la Casa Blanca, como el relativo a la asistencia consular.
"Hernández Llanas se convirtió en el cuarto mexicano ejecutado en franca violación al fallo de la Corte Internacional de Justicia dictado en el caso Avena hace más de diez años (31 de marzo de 2004). Con tal motivo, el gobierno de México expresa su más enérgica protesta por el incumplimiento de dicho fallo por parte de Estados Unidos", según un comunicado enviado por la Secretaría.
La madre de Ramiro, Martha Llanas Zamora, de 75 años de edad, seis de sus nueve hermanos, varios sobrinos y cuñadas, se encontraban en Livingston desde el pasado domingo para visitarle hasta pocas horas antes de su programada ejecución.
El caso de Hernández fue objeto de un largo e infructuoso litigio
judicial, en el que su defensa apeló, sin éxito, a su discapacidad
intelectual, al incumplimiento parcial de sus derechos como ciudadano
extranjero y, en las últimas semanas, al cambio de proveedor de los
fármacos para la inyección letal en Texas.
Hernández Llanas, originario de Nuevo Laredo, Tamaulipas, se convirtió en el décimo mexicano en ser ejecutado en Estados Unidos.
Nueve de esas ejecuciones han sido efectuadas en Texas, con excepción de la de Benjamín Mario Murphy ocurrida el 17 de septiembre de 1996 en Virginia.
Amnistía Internacional emitió un comunicado en el que pedía al
gobernador de Texas, Rick Perry, otorgar el indulto a Ramiro Hernández
Llanas. La organización
considera que las autoridades y el gobierno de Texas "sentenciaron a
muerte a Ramiro Hernández con base en estereotipos raciales y opiniones
de “testigos expertos” que han sido desacreditados". Esto, debido a que
durante el juicio realizado a Hernández en el año 2000, la fiscalía hizo
uso del testimonio de un psiquiatra que había sido desacreditado por sus propios
colegas, aseguran.
El doctor James Grigson, quien fue expulsado de la Asociación Americana de Psiquiatría, refutó las opiniones de expertos en salud mental que habían sido presentadas por la defensa de Hernández a pesar de que nunca había examinado al acusado, asegura AI. Además afirmaron que "el testimonio del Dr. Grigson ha sido desacreditado en los últimos años por sus colegas, quienes incluso utilizaron el término “ciencia basura” para describirlo".
Hernández Llanas, originario de Nuevo Laredo, Tamaulipas, se convirtió en el décimo mexicano en ser ejecutado en Estados Unidos.
Nueve de esas ejecuciones han sido efectuadas en Texas, con excepción de la de Benjamín Mario Murphy ocurrida el 17 de septiembre de 1996 en Virginia.
El doctor James Grigson, quien fue expulsado de la Asociación Americana de Psiquiatría, refutó las opiniones de expertos en salud mental que habían sido presentadas por la defensa de Hernández a pesar de que nunca había examinado al acusado, asegura AI. Además afirmaron que "el testimonio del Dr. Grigson ha sido desacreditado en los últimos años por sus colegas, quienes incluso utilizaron el término “ciencia basura” para describirlo".
Ramiro Hernández Llanas, en una visita familiar/Diario El Mañana. |
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