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lunes, 7 de abril de 2014

Hungría, Viktor Orbán vence en las elecciones y se mantendrá en el cargo de Primer Ministro

Viktor Orbán conmemora su triunfo.
Las elecciones legislativas en Hungría, celebradas ayer, partían con un claro favorito: el actual primer ministro, el conservador Viktor Orban del partido Fidesz, apoyado, según los sondeos, por un 34 por ciento de los votantes.
Su política ha recibido duras críticas de la Unión Europea, por medidas como el recorte de poderes del Tribunal Constitucional, o la llamada "ley mordaza" para controlar los medios de comunicación.
La coalición opositora, liderada por el socialista Attila Mesterházy, partía con un apoyo del 20 por ciento y esperaba evitar que Orbán repitiera los dos tercios de parlamentarios con los que ha contado estos cuatro últimos años, que le permitirían realizar más cambios constitucionales.
Por su parte el ultraderechista Gabor Vona tenía, según indicaban las encuestas, un catorce por ciento de intención de voto. Su formación, Jobbik, acusada entre otras cosas de antisemita, aspira a sustituir a la izquierda como segunda gran fuerza política.
Ocho millones de votantes estaban convocados a las urnas para elegir un parlamento con casi un cincuenta por ciento menos de escaños, en total 199. Por primera vez, estos comicios habían suprimido la segunda vuelta.
Orbán consiguió su objetivo y volverá a gobernar Hungría durante cuatro años más. En la noche del domingo subió sonriente al escenario, hizo varias muecas como si quisiera contener la emoción y anunció a sus seguidores: "Nos espera una nueva época excelente". Este populista de derechas logró su tercer mandato, el segundo consecutivo, al conseguir el 44,5% de los votos con el 97% escrutado. "Los votantes han confirmado que el lugar de Hungría está en la Unión Europea, pero solo si tiene un Gobierno nacional fuerte", afirmó junto al puente de la Libertad de Budapest. La coalición de izquierdas Unión, muy fragmentada (son cinco partidos, entre los que el socialista es el mayor) y lastrada por un escándalo de corrupción que estalló en plena campaña, logró mantenerse como segunda fuerza política con el 25,9% de los votos. La ultraderecha de Jobbik (Movimiento por una Hungría Mejor) consolida su nicho e incluso lo mejora, esta es la gran amenaza futura en Europa, ligeramente (obtuvo un 20,7% y en 2010 sacó un 16,7%), después de haber atemperado en la campaña su discurso racista para centrarse más en la economía y en su perfil antisistema. El partido ecologista Otra Política es Posible (LMP) alcanzó el 5,03 por ciento.
Con estos resultados, Fidesz lograría 133 de los 199 escaños del Parlamento y precisamente la entrada en el mismo de LMP, que superaró el mínimo del 5 por ciento fijado por ley, para entrar en el Parlamento, es lo único que pone en peligro la mayoría necesaria que le permitiría, a Viktor Orbán, modificar la Constitución.
Lejos de entrar a debatir ideas, el programa o la propia erosión de la democracia, Orbán ha ganado estas elecciones con la dosis correcta de nacionalismo y populismo. Se ha limitado a presentarse como el garante de la independencia húngara frente a "los tecnócratas de Europa" y ha promocionado los descuentos en la factura energética para las familias. Desde enero de 2013, en el ticket que envían a casa las compañías del gas y de la luz, figura un recuadro en el que se informa de lo que se ahorra el usuario cada mes. En las últimas, ese recuadro es naranja, el color de Fidesz.
El partido de Orban, Fidesz-Unión Cívica Húngara, podría beneficiarse, en los resultados definitivos, de la reforma del Parlamento que entra en vigor a partir de estas elecciones y que reduce el número de escaños de 386 a 199. De esta forma, el populista Orban esperaba anoche paliar el significativo retroceso respecto a las elecciones de 2010, en las que obtuvo el 52,73% de los votos.
Orbán, un abogado de 50 años y padre de cinco hijos, ha puesto el acento en los valores simbólicos conservadores, como la identidad y la independencia nacional.
La arrolladora mayoría parlamentaria, en la anterior legislatura, le permitió redactar y aprobar, en solitario, una Constitución creada a la medida de sus valores conservadores, y que ha sido criticada por la oposición por su fuerte tinte nacionalista y religioso.

Conocido por no morderse la lengua, son recordadas las criticas de Orbán a la Unión Europea (UE), a la que llegó a comparar con la Unión Soviética.
Como consecuencia de sus conflictos con Bruselas los discursos de Orbán se caracterizan por cierto euroesceptisismo. Por ese motivo en los últimos años el primer ministro anunció la llamada "apertura hacia el Este", o sea hacia Rusia, China, India, entre otros países.
Con un creciente control de los poderes legislativos, judiciales y económicos, pero también de los medios de comunicación, y dentro de un discurso netamente nacionalista, Viktor Orbán inquieta, y algunas voces comienzan a reclamar sanciones, e incluso una exclusión de Hungría de la UE.

El primer ministro húngaro Viktor Orban celebra su victoria en las elecciones este domingo 6 de abril de 2014.
El primer ministro húngaro Viktor Orban celebra su victoria en las elecciones. AFP PHOTO/ATTILA KISBENEDEK

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