El premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez falleció ayer jueves en Ciudad de México a los 87 años. El 6 de marzo de 1927, dejó de regalo a la humanidad un genio de la literatura.
El periodista colombiano y uno de los más grandes escritores de la literatura universal, nos ha dejado obras como: Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada o Del amor y otros demonios.
Pese a que la causa de la muerte del Nobel de Literatura no ha sido confirmada, el 31 de marzo pasado fue hospitalizado en México por un cuadro de deshidratación y un proceso de infección pulmonar y de vías urinarias.
Tras salir del hospital, donde permaneció unos días, su familia reconoció que la salud del escritor era estable pero "muy frágil".
"Gabo (como era conocido por sus amigos) sigue y seguirá convaleciendo en casa. Su condición es estable aunque se encuentra muy frágil y existen riesgos de complicaciones de acuerdo a su edad", indicaba el comunicado emitido por su esposa Mercedes Barcha y sus hijos el pasado lunes.
Solo unas horas antes de que se conociera el fallecimiento, su médico personal, Jorge Oseguera, había advertido de su estado "delicado" y su familia había pedido prudencia sobre el estado de salud del Nobel de Literatura.
Gabo, como se conocía afectuosamente al escritor, permaneció ingresado en un hospital de Ciudad de México hasta el martes de la semana pasada, aquejado por un proceso de infección pulmonar y en las vías urinarias del que se estaba recuperando en su casa.
El diario mexicano El Universal publicó el lunes, citando fuentes anónimas "confiables", que García Márquez, que en 1999 superó un cáncer linfático, sufría esta vez un proceso canceroso que le había afectado al pulmón, los ganglios y el hígado.
Pero ese mismo día la esposa y los hijos del autor de Cien años de soledad emitieron un comunicado en el que desmintieron esa información, reconocieron que la condición del Nobel es estable pero "muy frágil" y que existían "riesgos de complicaciones" debido a su edad.
Poco después de conocerse la noticia, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha expresado su "tristeza" por la muerte del escritor, al que se ha referido como "el más grande colombiano de todos los tiempos". "Mil años de soledad y tristeza por la muerte del más grande colombiano de todos los tiempos. Solidaridad y condolencias a la Gaba y familia", ha escrito este jueves en su cuenta oficial de la red social Twitter.
Pero según el corresponsal de BBC Mundo en Bogotá, Arturo Wallace, fue como si las malas nuevas sobre su estado de salud de las últimas semanas ya hubieran preparado a los colombianos para el acontecimiento.
"No fue una sorpresa. Y tal vez por eso, es que más que para dar suelta a algún tipo de dolor los colombianos están aprovechado la oportunidad para rendirle un nuevo homenaje a un escritor que, de todas formas, muchos consideran inmortal", dijo Wallace.
"Los grandes saben cuando morirse para fastidiar a todo el mundo. Chavela Vargas dijo que lo haría en domingo para molestar y así fue. García Márquez se rió de las beatas costumbres con las que creció en Colombia y hasta los pasos más recogidos de Jueves Santo se detuvieron durante un minuto para llorar la muerte del biógrafo de Latinoamérica, el hijo del telegrafista que dio forma de libro al sentir de un continente. Porqué las lágrimas llegaban desde la Patagonia hasta Tijuana y desde San Ángel a Aracataca", escribe Jacobo García para el periódico español El Mundo.
Enrique Peña Nieto, presidente de México, donde residía García Márquez, también usó Twitter para lamentar la muerte del premio Nobel: "En nombre de México, expreso mi pesar por el fallecimiento de uno de los más grandes escritores de nuestros tiempos: Gabriel García Márquez".
"Con su obra, García Márquez hizo universal el realismo mágico latinoamericano, marcando la cultura de nuestro tiempo. Nacido en Colombia, por décadas hizo de México su hogar, enriqueciendo con ello nuestra vida nacional. Descanse en paz", afirmó.
A Ciudad de México, García Márquez llegó huyendo del dictador colombiano Laureano Gómez y su sucesor, el general Gustavo Rojas Pinilla. Durante su exilio en la Ciudad de México empezó a escribir Cien Años de Soledad, en un estilo que muestra la influencia del famoso escritor William Faulkner. El escritor colombiano llevó a su esposa a vivir con su familia y en el D.F permaneció 18 meses casi sin salir de la habitación de su apartamento a la que llamaba "la Cueva de la Mafia". Allí permaneció consumiendo una ingente cantidad diaria de cigarrillos. Las deudas se acumulaban y para resistir económicamente este largo período vendió su automóvil y casi todas sus pertenencias, incluyendo los electrodomésticos y enseres de la casa. Por esta obra percibió un anticipo de apenas 500 dólares y la tirada inicial fue de 8.000 ejemplares.
Cien Años de Soledad ha vendido unos 50 millones de ejemplares en más de 25 idiomas y su publicación fue un hito que marcó el llamado "boom" de la literatura latinoamericana.
Gabriel García Máquez ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982.
Que mejor homenaje a este monstruo de la literatura que cerrar con algunas de sus célebres frases.
"La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla" dijo en una de sus últimas entrevistas.
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