La voz de la muerte se escuchó por la radio. Los rebeldes de Sudán del Sur, en su mayoría, nuer usaron la semana pasada este medio de comunicación para incitar el odio y la venganza contra los miembros de la tribu dinka.
El pasado día 15 crepitó la voz del odio en Radio Bentiu FM. Había que matar a los enemigos dinka y a aquellos hermanos nuer que se negaran a empuñar las armas.
Los rebeldes asesinaron a cientos de civiles cuando entraron en la ciudad de Bentiu, capital del estado septentrional de Unidad de Sudán del Sur, los pasados 15 y 16 de abril, según ha denunciado este lunes la misión de Naciones Unidas en el país, UNMISS.
Una excavadora cargada con los cuerpos de los civiles asesinados en Bentiu/REUTERS |
Los rebeldes separaron en esta mezquita a los civiles por nacionalidad y etnia, una medida similar a la adoptada en una iglesia católica y en el complejo vacío del Programa Mundial de Alimentos. En estas sedes de Bentiu también acabaron con la vida de un número indeterminado de civiles que se habían refugiado en ellas.
Al capturar esta ciudad petrolera, los insurgentes, el Ejército Popular de Liberación de Sudán en la Oposición,- tuvieron como blanco a distintas tribus sursudanesas y ciudadanos procedentes de la región sudanesa de Darfur.
La Misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS, según sus siglas en inglés), ha condenado las matanzas, que además incluyeron ataques a un hospital, una mezquita, una iglesia y las instalaciones de un campo de alimentos de la ONU. Por su parte el oficial a cargo de la UNMISS, Raisedon Zenega, ha deplorado estos actos y a ha asegurado que "estas atrocidades deben ser completamente investigadas y sus autores y responsables deben cargar con las consecuencias".
Zenega también ha instado al opositor Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), y a las tropas del Gobierno a respetar el Acuerdo de Cese de las Hostilidades que firmaron en enero.
El conflicto que estalló en Sudán del Sur en diciembre pasado adquirió pronto un tinte étnico debido a que el presidente, Salva Kir, pertenece a la tribu Dinka, y el exvicepresidente y líder rebelde, Riak Machar, a la Nuer.
Miembros del Ejército blanco, la milicia Nuer que combate a las tropas del Gobierno.
ZACHARIAS ABUBEKER. AFP
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En el hospital de Bentiu, varios hombres, mujeres y niños de etnia nuer fueron asesinados el 15 de abril por esconderse y rechazar unirse a otros Nuers que habían salido a animar a los miembros del SPLA cuando entraron en la ciudad. "Los individuos de otras comunidades de Sudán del Sur, así como de Darfur, fueron específicamente perseguidos y asesinados en el hospital" confirmó la UNMISS en un comunicado el pasado lunes.
El pasado día 23, el Gobierno de Sudán del Sur y los rebeldes firmaron en Adis Abeba un acuerdo de alto el fuego , después de más de un mes de un conflicto que ha colocado al país más joven de África al borde de la guerra civil.
En su nota, la misión de la ONU ha denunciado también los llamamientos hechos por algunos líderes rebeldes, en la radio local, para instigar a la violencia y pidió que se investiguen los crímenes cometidos. El uso de emisoras para tales fines fue común durante los 100 días que duró el genocidio en Ruanda en 1994, cuando más de 800.000 hombres, mujeres y niños fueron exterminados por ser de la etnia tutsi. En aquellos fatídicos días la radio "Mil Colinas" extendió el odio y organizó las masacres pueblo a pueblo y barrio a barrio.
Las sedes de la UNMISS han sido también blanco de ataques. El pasado jueves, decenas de personas murieron y resultaron heridas al asaltar una turba el campamento de la ONU en la ciudad de Bor, capital del estado de Jonglei, en el que se refugiaban civiles Nuer.
El conflicto, en el que han muerto miles de personas, ha puesto al borde de la guerra civil al joven país, independizado de Sudán en 2011, después de que en diciembre pasado el presidente acusara a Machar de intentar dar un golpe de Estado.
La violencia ha costado la vida a miles de personas y ha obligado a más de un millón a abandonar sus hogares y a vagar desplazados por su país o a refugiarse en los países vecinos.
Como consecuencia del conflicto cincuenta mil niños menores de cinco años podrían morir de ahora hasta finales de año en Sudán del Sur a no ser que se obtengan fondos adicionales para comprar comida y alimentarlos, ha denunciado Unicef.
En la actualidad hay 740.000 niños menores de cinco años que "tienen un alto riesgo de sufrir inseguridad alimentaria", ha explicado en una rueda de prensa el portavoz de Unicef, Christophe Boulierac, quien especificó que de éstos, 50 mil podrían morir si no se consigue que sean alimentados inmediatamente. Estos 50.000 menores forman parte de un grupo de 250.000 que según Unicef sufrirán malnutrición aguda y severa en los próximos meses.
Unicef ha solicitado 38 millones de dólares para su campaña en Sudán del Sur, pero hasta la fecha sólo ha obtenido 4,6 millones.
Naciones Unidas se encuentra en proceso de evaluar las necesidades humanitarias de la población de Sudán del Sur, pero se calcula que al menos hay 3,7 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria.
Imagen de los momentos posteriores a la nueva matanza étnica. |
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