Susana Gómez durante el fallo. Luego pidió más protección para las mujeres golpeadas/Mauricio Nievas. |
Una vez que Susana Raquel Gómez, de 29 años, llegó al estrado comenzó a dar cuenta del historial de violencia y padecimientos que le tocó sufrir en su propio hogar. "No me mató porque Dios es grande. Mis hijos veían constantemente su violencia, cómo me pegaba y me hacía mantener relaciones íntimas delante de ellos".
El caso se formalizó en el mes de julio del 2010, luego de que la mujer recibió una brutal paliza que le significó un desprendimiento de retina en ambos ojos, dejándola completamente ciega. Cabe destacar que Gómez había denunciado a su pareja en otras ocasiones (la primera de ellas en 2003) y ninguna de ellas había seguido su curso.
Susana, durante nueve años fue sometida a toda clase de tormentos físicos, sexuales y psicológicos.
Si hay un claro ejemplo de la inacción judicial, eso quedó reflejado en el testimonio de la víctima. Susana recordó que había denunciado 14 veces a su marido por hechos de violencia.
La mujer estuvo en la primera fila de la sala de audiencias y en silencio repasó con dolor cada detalle durante la lectura del fallo de la jueza Carmen Rosa Palacios Arias: golpes constantes en la cabeza, amenazas de muerte, aislamiento familiar y social, agresiones sin límites y hasta relaciones sexuales obligadas frente a los menores, fueron algunos de los padecimiento que la mujer dijo soportó de Goncharuk desde 2002.
Cada uno de los hechos habían sido denunciados. Pero recién después del último episodio, ocurrido en julio de 2011, el calvario de Susana terminó con el enjuiciamiento de Goncharuk a cargo del Tribunal Oral y Criminal N° 5 de La Plata. Aquel día el hombre había recibido una notificación de un juzgado de Familia. Eso lo enfureció. Entonces comenzó a golpear con brutalidad la cabeza de Gómez contra la pared de la cocina. Ese ataque –según certificaciones médicas– derivó en un “múltiple traumatismo craneal y doble desprendimiento de retina”, una lesión irreversible que la dejó ciega.
"No tengo odio de venganza, sólo quiero justicia, que pague por lo que hizo. Estoy viva, pero lo que más duele es que no voy a poder volver a ver a mis hijos, aunque sé que los voy a poder criar". dijo la mujer, ayer, entre lágrimas.
Goncharuk no estuvo presente en la lectura de su sentencia. Exclusivamente algunos de sus familiares permanecieron sentados en la sala. La semana pasada el fiscal de juicio, Fernando Cartasegna había solicitado una pena de nueve años. "Fue un fallo histórico y ejemplar. Se hizo justicia", dijo ayer. La querella pidió la pena máxima: 10 años.
Ayer y en el fallo, la jueza Palacios Arias, consideró como atenuantes la falta de antecedentes penales de Goncharuk y el buen concepto que sus vecinos manifestaron en el proceso. No obstante tuvo en cuenta como agravantes la prolongada violencia física y psicólogica que sufrió Gómez, la violación de Goncharuk a una exclusión del hogar impuesta por la justicia y la invariable situación de que la mujer por la ceguera permanente “no va a volver a ver a sus hijos”. Además, la magistrada tuvo un aparte en la sentencia para un reconocimiento a la Casa María Pueblo que realiza "muchas veces actividades que el Estado no brinda" para asistir a víctimas de violencia de género.
Para Witt, el fallo de ayer es "un ejemplo para las causas de violencia y un incentivo para que las víctimas de violencia se animen a denunciar", aún la "desidia" de la Justicia que no atendió las denuncias previas de Gómez.
"No era solo el miedo de que otras personas supiesen que era golpeada. No era solo el miedo de que él volviese a pegarme. Era el pavor de imaginar como conseguiría sobrevivir con cuantro niños y él persiguiéndome. Creo que las mujeres que viven lo que yo viví no precisan solo de coraje para escapar, sino también de mucho apoyo", declaró para la prensa argentina.
De acuerdo con la ONG, la Casa del Encuentro, fueron registradas 295 muertes violentas de mujeres en 2013 en Argentina. De ese total casi un 70% fueron víctimas de agresiones de maridos, parejas o ex compañeros.
Me siento feliz cuando pienso que sobreviví, otras muchas mujeres no lo consiguieron, declaró Susana. |
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