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viernes, 29 de marzo de 2013

Sri Lanka, la otra cara del budismo

El famoso escritor argentino, y uno de los íconos de la literatura del pasado siglo, Jorge Luis Borges (1899-1986), en una conferencia decía respecto al budismo: "La tolerancia del budismo no es una debilidad, sino que pertenece a su índole misma. El budismo fue, ante todo, lo que podemos llamar un yoga". 
Santiphad tailandesa de 28 años y casada con un joven católico de 25 comenta "intentamos que nuestro hijo se eduque en la tolerancia y elija". y añade "Mi religión, la budista, es más un estilo de vida, que te ayuda a crecer por dentro y predica la tolerancia. Por eso, convive perfectamente con otras creencias. De ahí, que no haya ningún conflicto con que mi marido sea católico. Pienso que no hay religiones malas ni buenas sino practicantes más o menos tolerantes".
En su país el 95% de la población es budista y convive perfectamente con las minorías musulmana, cristiana e hindú. "Allí aprendes la tolerancia desde niño y no hay problema. Las calles están llenas de altares con ofrendas florales para las distintas religiones y todo el mundo las respeta como algo natural" termina comentando esta joven budista.

Sin embargo desde hace tiempo observamos como esta tolerancia parece estar desvaneciéndose en determinados países.
Si hace unos días comentaba los ataques budistas, en Myanmar (antigua Birmania), hacia la comunidad musulmana de la minoría rohingyas, que se está extendiendo por todo el país, y cuyas cifras son preocupantes, al menos se han producido 40 asesinatos de musulmanes según publicaba la BBC, y ha obligado a huir de sus hogares a cerca de 12.000 musulmanes. Según las autoridades locales mezquitas y otros edificios musulmanes fueron atacados en diversas ciudades en la carretera entre Rangún y Bago.
El pasado lunes el gobierno regional de Rangún ordenó el cierre, hasta nueva orden, a las 21:00 horas de los restaurantes y de los comercios que venden alcohol.
Este conflicto durante el 2012 ya había dejado unos 180 muertos y más de 100.000 musulmanes desplazados.
Desde el gobierno se afirma que la violencia entre las comunidades podría desestabilizar el proceso democrático que está viviendo el país reformas democráticas del país desde que fue disuelta la junta militar dos años atrás.
Estos días Sri Lanka está viviendo nuevos enfrentamientos entre ambas comunidades aunque de etnias diferentes.
En su capital, Colombo, cientos de personas, encabezados por monjes budistas, están lanzando piedras e insultando a los dueños de comercios musulmanos, según informa la BBC. Según la misma emisora "Varias personas resultaron heridas y testigos aseguran que la policía no intervino rápidamente. El ataque se produce en medio de una intensificación de la campaña por parte de grupos budistas de línea dura contra la forma de vida de los musulmanes, quienes constituyen el 9% de la población".
Ahora los musulmanes temen que están siendo blanco de la mayoría étnica de cingaleses budistas de línea dura. El más prominente de estos grupos, Bodu Bala Sena (BBS - Fuerza de Fortaleza Budista), ha utilizado un lenguaje tosco y despectivo para describir a los imanes musulmanes y han dicho a la mayoría cingalesa que no alquilen propiedades a los musulmanes.
Ese grupo budista cingalés organizó grandes mítines durante todo el pasado mes defebrero pidiendo la anulación del sistema de alimentación musulmán del halal, conjunto de alimentos aceptables según los principios de la sharia o ley islámica. Los productores de alimentos en Sri Lanka, especialmente aquellos que exportan a países del Medio Oriente, han producido durante mucho tiempo sus productos utilizando los métodos halal para evitar los costos de dos líneas de producción distinta.
El secretario del Bodu Bala Sena, Gnanasara Thero, dijo en una reunión que cada budista debía convertirse en "un policía no oficial contra el extremismo musulmán" y afirmó que "los llamados demócratas" estaban destruyendo la raza cingalesa.
Akmeemana Dayarathana, quien fundó otro grupo ultranacionalista budista, Sinhala Echo, afirma que los cingaleses tienen reclamos reales contra los musulmanes. Dicen que estos están tratando de convertir al pueblo, construyendo demasiadas mezquitas e incluso que tienen muchos hijos.
El mismo declaró a la BBC, "Mire alrededor del mundo: Malasia, Indonesia, Pakistán, Afganistán y otros. Todos eran países budistas, pero los musulmanes destruyeron la cultura y tomaron el control del país. Nos preocupa que están planeando hacer lo mismo aquí".
Parece claro, tal como indica Charles Haviland, corresponsal de la BBC en Sri Lanka, que el BBS cuenta con apoyo del alto nivel.
Para Sanjana Hattotuwa, editor de una iniciativa ciudadana, groundviews.org, es muy preocupante el crecimiento de las web antimusulmanes, por todo el país.
En el año 2010, en un grave atentado a la libertad de expresión y religión, fue detenida Sarah Malathi Perera, una trabajadora emigrante de 38 años que vivió 20 en Bahrein, por un libro que publicó sobre su conversión al Islam. Para justificar su detención, la policía alegó desde que el libro ofende al budismo hasta que, Sarah, tenía vínculos con combatientes tamiles y organizaciones musulmanas extremistas.
Algunos analistas consideran que de continuar esta situación, que tiene muchas similitudes a los pogromos del 24 de julio de 1983, cuando la violencia cingalesa contra los tamiles precipitó una guerra que duró hasta pocos años atrás, Sri Lanka puede verse envuelta en un nuevo y sangriento conflicto étnico religioso.
En los progromos, matanza, y expolio de su bienes, de gente indefensa por una multitud, de 1983 en el país murieron más de 1.000 tamiles y se calcula que se quedaron sin vivienda unas 700.000 personas, de las cuales 400.000 dejaron Sri Lanka y se repartieron por todo el mundo.
La periodista del periódico digital local GroundViews, Riza Yehiya, escribió respecto a la situación conflictiva entre ambas creencias:  "Esta amenaza a la comunidad musulmana es un reto a esta nación. Esto no viene desde la corriente principal de la comunidad budista que tiene una larga y probada relación con los musulmanes. Es de los grupos de radicales budistas hechos a propósito, que trabajan como mercenarios para apoyar a la fallida élite política, consciente o inconscientemente sirviendo a intereses extranjeros antes que a los propósitos sagrados de proteger al budismo".
Protesta de budistas contra el Halal en Colombo.

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