Francia ha advertido que República Centroafricana se
encuentra al borde del genocidio, a medida que la violencia en el país
se intensifica.
En una entrevista de televisión, el ministro de
Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, dijo que República
Centroafricana estaba en total desorden y que Naciones Unidas estaba
considerando autorizar la intervención de tropas africanas y francesas.El país ha estado en crisis desde marzo, cuando una coalición rebelde derrocó al gobierno anterior.
En todo este tiempo nada ha conseguido atraer la mirada a esta nación olvidada del continente más pobre del mundo. Ni el desplazamiento forzoso de más de 400.000 personas en los últimos meses, ni las matanzas indiscriminadas de civiles, ni los enfrentamientos religiosos inéditos en el país, ni la sombra de que la República Centroafricana se convierta en un refugio de yihadistas y señores de la guerra.
Los ataques de represalia entre musulmanes y cristianos han ido en aumento.
Por su parte, la organización de defensa de los derechos humanos, Amnistía Internacional, denuncia impactantes abusos a los derechos humanos en la República Centroafricana.
Todo esto sucede mientras el país se desangra entre el silencio y la indiferencia.
Grupo de milicias conocidas como «anti-balaka» fotografiados en el pueblo de Mbakate el pasado miércoles. Reuters |
Imágenes obtenidas vía satélite muestran que cerca de 500 casas fueron quemadas en la ciudad de Bouca, al norte del país, a principios de este mes.
También muestran cómo las personas que huyeron de la ciudad viven a la intemperie.
Naciones Unidas dicen que un tercio de la población que vive fuera de Bangui, la capital, no logran satisfacer sus necesidades alimentarias diarias.
El país ha estado en conflicto desde marzo de este año, cuando los rebeldes derrocaron al expresidente Francois Bozize.
Dos periodistas de la BBC consiguieron entrar en el país y relataron la violencia, y el caos, en el que se encuentra sumergida esta nación africana.
"La República Centroafricana ha tenido crisis de inestabilidad frecuentes desde que ganó su independencia de Francia en 1960, con numerosos golpes de Estado y guerras civiles.
Sin embargo, el conflicto actual no tiene precedentes. Por primera vez en este pequeño país, descrito como el corazón de África, la tensión religiosa ocupa el escenario central", comentan en el inicio del reportaje sobre el país.
La República Centroafricana, un país con una extensión similar a Francia, ha visto agravarse su
perenne crisis desde el golpe de Estado perpetrado el pasado mes de
marzo por la coalición rebelde Séléka, alzada en armas contra el
presidente François Bozize.
Agencias humanitarias denuncian que la violencia se extiende por el país mientras decenas de miles de inocentes se ven obligados a huir.El sufrimiento de los civiles ha sido descrito como "inimaginable". |
La mayor parte de la población está cada vez más aterrorizada según avanza el desgobierno en un país ubicado en el corazón de África y que es mayor que España y Portugal juntos.
Hombres armados de grupos rivales saquean, matan, queman cosechas y viviendas. Muchas aldeas están vacías, con gente oculta en el campo o en la selva. Unas 460.000 personas, casi el 10% de sus 4,5 millones de habitantes, han tenido que huir de sus hogares.
Más de un millón ha llegado a la capital, Bangui, donde les resulta extremadamente difícil encontrar comida.
Un comunicado de Médicos sin Fronteras (MSF) denuncia que el conflicto armado que vive desde marzo la República Centroafricana ha provocado una nueva ola de desplazamientos esta semana. Cientos de personas de la ciudad de Bouca, al noreste del país, han tenido que abandonar sus hogares y retornar a los bosques huyendo de los combates por segunda vez en dos meses, debido a los violentos combates entre rebeldes anti-balaka y las fuerzas exSéléka en la República Centroafricana (RCA), ha informado la organización humanitaria.
"Los combates en Bouca son un ejemplo de la violencia que se está adueñando de la República Centroafricana", ha afirmado Sergio Martín, coordinador de proyectos de MSF en RCA. "Estamos muy preocupados por las condiciones de vida de los desplazados, por los que se hacinan en escuelas, iglesia o mezquitas, pero sobre todo por aquellos invisibles, que viven en la selva, sin acceso a cuidados médicos, comida, agua y expuestos a epidemias. Mucho más tiene que hacerse y tiene que hacerse ahora".
El hospital de la localidad de Batangafo recibe numerosos heridos del conflicto. / Juan Carlos Tomasi (MSF) |
Violaciones, decapitaciones, torturas, destrucción total. Son algunos de las atrocidades que detallan observadores y testigos de primera línea en República Centroafricana (RCA), sumida en la violencia y una batalla religiosa a causa del hundimiento del Gobierno. Francia y Naciones Unidas han anunciado ya una intervención inmediata para evitar la proliferación de extremistas como en el Sahel y retorne la autoridad.
"Un país en el corazón de África está cayendo a un completo caos ante nuestros ojos", ha advertido el vicepresidente de la ONU, Jan Eliasson, para añadir a continuación, "los civiles en la República Centroafricana están enfrentando sufrimientos inimaginables".
Unos 470.000 civiles, el 10% de una población de 4,6 millones, se han visto obligados a huir de sus casas en el último año, dejando atrás aldeas enteras vacías, como denuncia la Agencia para los refugiados de la ONU. La situación es extremadamente dramática en la capital, Bangui, donde se calcula que un millón de personas necesitan ayuda para alimentarse y cubrir sus necesidades básicas.
La falta de seguridad hace que Naciones Unidas y otras agencias de ayuda humanitaria no sean capaces de ayudar a quienes viven en las áreas más remotas. Escuelas y hospitales han sido saqueados por los rebeldes de Séléka, que desde que tomaron el poder han hecho imposible que el 70% de los niños pueda acudir a la escuela y ha reclutado a una parte como soldados.
Una pequeña fuerza de pacificación de la región fue desplegada en el país hace un año, pero ha sido incapaz de limitar el creciente poder de los rebeldes y el subsecuente caos.
"Cada vez hay más y más violencia sectaria porque Séléka la emprendió con iglesias. Ahora, los cristianos han creado milicias de autodefensa y están tomando represalias contra los musulmanes", reconocía Gerard Araud, embajador francés ante la ONU.
"Tengo la impresión de que es como en 1994 en casa", aseguraba, con tristeza, Eugene Richard Gasana, embajador de Ruanda ante la ONU, rememorando el genocidio ocurrido en su país.
El autonombramiento de Michel Djotodia como presidente -musulmán en un país donde cerca del 80% de la población profesa la fe cristiana- solo ha servido para agitar un conflicto que continúa retroalimentándose. En apenas nueve meses, el movimiento ha reclutado cerca de 6.000 niños soldados, así como centenares de mercenarios provenientes de Chad, Sudán y Nigeria bajo la promesa de ser recompensados con las ingentes reservas que dispone el país de oro y diamantes.
Bossangoa es el lugar de nacimiento del presidente depuesto, en el centro de la ciudad, la misión católica es un hervidero. Cuando uno llega parece como si toda la ciudad se hubiese mudado a la misma transformándola en un inmenso mercado y un campo de desplazados, según declaraban los periodistas de la BBC. Más de 37.000 cristianos han buscado refugio en la misión luego de que sus casas fueran atacadas por combatientes de Séléka.
ACNUR calcula que la espiral de violencia ha provocado cerca de 350.000 desplazamientos.MSF / Juan Carlos Tomasi |
Aparte de la gravedad de la situación humanitaria, el conflicto podría extenderse por países vecinos. Algunos funcionarios sospechan que tras los señores de la guerra en Séléka puede haber radicales con una agenda islamista procedentes de Medio Oriente. El depuesto gobierno también afirma que entre los altos mandos de Séléka hay mercenarios de Darfur, Sudán, Nigeria o Chad.
El país es además rico en bosques vírgenes y minerales, y la corrupción en el tráfico de diamantes y madera ha desatado la mayor parte de la inestabilidad en el país, mientras su población permanece entre las más pobres del mundo.
En 2011, el International Crisis Group ya advertía del "lado oscuro de los diamantes" de República Centroafricana, así como también denunciaba el control que los rebeldes de la Unión de las Fuerzas Democráticas para la Unidad, una de las milicias que conforman Séléka, ejercían sobre las minas del país.
Ahora, el ministro de Defensa de Francia, Yves Le Drian, ha dicho que enviará 800 soldados más a la República Centroafricana
para rescatarla del completo colapso que está viviendo.
Naciones Unidas afirma que el país está al borde
del caos con un gobierno de transición incapaz de controlar a los
grupos milicianos y a los rebeldes. Algunos reiteran la existencia de la posibilidad
de un genocidio.A toda esta mezcla hay que agregar la presencia, en el país, del movimiento rebelde ugandés del Ejército de la Resistencia del Señor, liderado por el rebelde Joseph Kony, reclamado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra.
Francia busca que el Consejo de Seguridad de la ONU respalde una respuesta internacional más fuerte con mayor presencia militar que refuerce la actual fuerza de mantenimiento de paz de la Unión Africana.
Francia parece haberse dado cuenta de que si el vacío de poder y la impunidad se asientan de forma definitiva, la inestabilidad de la RCA amenazará a todos los países de la región, sobre todo Chad, Sudán, República Democrática del Congo, Uganda, Camerún, los que más están soportando el exilio forzoso de centroafricanos. Además muchos de estos vecinos están viviendo sus propias rebeliones, que han desplazado a varios cientos de miles de personas, y una República Centroafricana inestable aportaría más caos a la región.
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