Cuerpos apilados en las esquinas, fosas comunes para enterrarlos, casas destruidas, viento y barro tapándolo todo. El súpertifón Haiyan dejó al menos 10.000 muertos y 2.000 desaparecidos en su paso por Filipinas, lo que lo convierte en el desastre natural más mortífero registrado en este país. Sin embargo estas cifras están lejos de ser definitivas.
En Vietnam, donde el tifón llegó ayer, más de 600.000 personas fueron evacuadas, y una decena de personas pereció por causa de la tormenta.
Dos islas del centro del archipiélago filipino, Leyte y Samar, que se encontraban en plena trayectoria de Haiyan cuando sacudió la zona el viernes de madrugada, fueron especialmente afectadas.
En Tacloban, ciudad costera de Leyte, el tifón dejó imágenes apocalípticas, con filas de hombres, mujeres y niños avanzando por las carreteras c on la nariz cubierta para protegerse del olor a muerte. Un hombre, Edward Guialbert, deambulaba entre los cadáveres para recuperar conservas bajo los escombros de una casa. Más lejos, una carnicería que por milagro quedó intacta era saqueada por una multitud. Un convoy de ayuda de la Cruz Roja también fue asaltado. Las fuerzas de seguridad estaban prácticamente ausentes.
"Nos reunimos con el gobernador (de la provincia de Leyte) la pasada noche y basándonos en las estimaciones del gobierno, hay 10.000 víctimas fatales", declaró a la prensa Elmer Soria, un alto responsable policial de Tacloban, la capital de la provincia de Leyte, en la isla del mismo nombre.
En Samar, punto de entrada del tifón en el país, se confirmó la muerte de al menos 300 personas en la pequeña ciudad de Basey, y 2.000 están desaparecidas en toda la isla, indicó Leo Dacaynos, miembro del consejo de gestión de catástrofes.
Numerosas localidades permanecían incomunicadas y las autoridades estaban superadas por la magnitud de la catástrofe y el número de víctimas por rescatar. "No desesperen, la ayuda está en camino", prometió el presidente del país, Benigno Aquino, durante una visita a Tacloban.
El secretario de Defensa Voltaire Gazmín dijo que Aquino "enmudeció" cuando él le comunicó la devastación causada por el tifón en Tacloban.
Los daños materiales se cuentan de a cientos de miles de dólares. Las casas destruidas, postes eléctricos arrancados, vehículos volcados: el paisaje que dejó el paso de Haiyan, recordaba a muchos el dejado por el tsunami en Asia en diciembre de 2004.
"Se trata de destrucciones masivas. La última vez que vi algo parecido fue durante el tsunami en el Océano Indico que dejó 220.000 muertos hace nueve años", afirmó Sebastian Rhodes Stampa, jefe del equipo de la ONU encargado de la gestión de desastres que se encontraba en Tacloban.
Lugares donde no queda un edificio ni un árbol en pie, todo está anegado de barro, y aquellos que consiguieron sobrevivir a la tragedia buscan desesperados agua y comida. Los saqueos se repiten, incluso, en medio del caos generado por el tifón, han intentado saquear alguno de los cargamentos de ayuda humanitaria. El presidente Beningno Aquino decretó ayer el estado de calamidad, lo que implica el envío de 800 soldados y más dinero (423 millones de dólares) para reforzar las tareas de rescate.
Aquino dijo que su intención es acelarar la ayuda a los sobrevivientes de la tragedia y mantener bajos los precios de los productos de primera necesidad en medio de la crisis.
En Vietnam, las autoridades evacuaron "más de 174.000 hogares, lo que equivale a más de 600.000 personas", según un comunicado del ministerio vietnamita de Control de inundaciones y tormentas.
Se espera que la tormenta llegue al país hoy por la mañana después de lo previsto inicialmente, tras cambiar repentinamente de trayectoria, lo que obligó a realizar evacuaciones masivas en la provincia de Nghe An, en el norte, a unos 230 km de la capital, Hanói.
Varios países ofrecieron su ayuda a Filipinas. Estados Unidos entregará helicópteros, aviones, navíos y equipamientos destinados a la búsqueda y el rescate, a pedido de Manila, anunció el secretario de Defensa, Chuck Hagels. Australia y Nueva Zelanda acordaron el domingo una ayuda de cerca de medio millón de dólares (370.00 euros), entregada a la Cruz Roja del archipiélago. UNICEF preparó 60 toneladas de ayuda sanitaria que debería llegar mañana y el Programa Alimentario Mundial de la ONU (PAM) está organizando el envío de 40 toneladas de comida.
Cada año Filipinas sufre una veintena de tormentas y tifones entre los meses de junio y octubre, ya que el archipiélago es la primera tierra con la que se encuentran estos fenómenos meteorológicos formados en el Océano Pacífico.
Además de los tifones, Filipinas sufre regularmente el azote de la naturaleza, en forma de sismos o erupciones volcánicas, con un balance de víctimas mortales cada vez más elevado. Sin embargo, si el balance de 10.000 muertos se confirma, Haiyan sería la peor catástrofe natural registrada en la historia reciente de Filipinas.
La comunidad internacional ha comenzado a movilizarse para ayudar a Filipinas. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha enviado en avión 40 toneladas de galletas energéticas que solo sirven para alimentar a 120.000 personas durante un día además de suministros de emergencia y equipos de comunicaciones.
La Comisión Europea anunció el domingo que entregará 3 millones de euros.
El director de la Cruz Roja de Filipinas describió la devastación como un "caos absoluto".
Richard Gordon le dijo a la BBC que están tratando de limpiar los caminos para poder llevar alimentos, ropa, medicinas y agua potable a las áreas más remotas.
Al menos cuatro millones de personas han resultado afectadas y miles luchan por sobrevivir sin alimentos, refugio o agua potable.
En medio de la tragedia Jeannette Bacsal aún no puede creer cómo es que está viva: "Mi padre sabe cómo nadar pero yo no, por eso me siento tan bendecida por haber sobrevivido".
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