Momento del autogol de Andrés Escobar. |
Una persona, Humberto Muñoz Castro, se cruzó con él, le increpó y le disparó hasta en seis ocasiones para truncar la vida del defensa colombiano.
Aunque no se ha podido comprobar, muchos aseguran que detrás de ese asesinato estaban las mafias dedicadas a las apuestas deportivas.
El homicida trabajaba para una pareja de hermanos que, aparentemente, eran empresarios, Pedro David y Juan Santiago Gallón Henao, de quienes las autoridades sospechaban que tenían vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico en Colombia.
"El 14 de junio de 2014 es una fecha para recordar. La Selección Colombia regresaba a un mundial de fútbol tras 16 años de ausencia con un triunfo para la memoria de más de 45 millones de personas, donde jóvenes, viejos, hijos, padres, abuelos que han sufrido derrotas y han celebrado las más agónicas victorias, vuelven a unirse con una sola camiseta, escribe hoy el diario colombiano El Universal.
No es para menos, pues después de 16 años en los que Colombia no ha sido protagonista de una gran competición internacional, este Mundial vuelven a encender la ilusión de los colombianos, y a abrir las páginas de la historia del fútbol de ese país.
Una de las páginas más trágicas, y también más esperanzadora, fue la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994, especial por muchas razones. Tras el 0-5 a Argentina, en pleno Monumental de Buenos Aires, un año atrás, jugadores como "el Pibe" Valderrama, Fredy Rincón, "el Tren" Valencia, Faustino Asprilla, Víctor Aristizábal, Óscar Córdoba o Leonel Álvarez y otros selectos nombres jugaban e ilusionaban, a sus compatriotas, durante las eliminatorias para la gran cita de Estados Unidos 1994.
"Dirigida por Francisco Maturana y Hernán Darío Gómez, Colombia era una de las favoritas a llevarse la Copa del Mundo, en la que llegaba no solo con jugadores de renombre sino con un favoritismo por el juego mostrado en la gira por Europa y por supuesto el triunfo al equipo de Maradona.
Entre esos 22 jugadores había uno que será recordado por un hecho que solo el fútbol tiene, y quizá el que lo sentenció en su regreso a Colombia. Andrés Escobar, como lo relatan sus columnas escritas para el diario El Tiempo, era el hombre con más ilusión cuya responsabilidad era evitar disparos al arco", continúa diciendo El Universal.
El 19 de mayo de 1994, el ex defensor de Atlético Nacional, talentoso por su juego limpio y por su claridad para salir jugando con la pelota, comenzaba un efímero paso por la escritura con una columna de opinión llamada "La Selección por dentro".
En las páginas del diario bogotano, Escobar escribió 10 textos que se dividieron en dos: la ilusión de su participación en el Mundial de ese año y lo que vino después de esa inesperada eliminación. Allí, se le notó el entusiasmo, la alegría, el nerviosismo, el ánimo y la tristeza, la desolación que produjo ese torneo.
Hijo de Darío Escobar y Beatriz Saldarriaga, hermano de María Esther, José Darío, Juan Fernando y Santiago y el menor de ese matrimonio era Andrés, el que los hinchas del verde de Antioquia y la Selección Colombia recuerdan luego de 20 años de su muerte.
Victor Rosas, autor del libro "El día que murió el fútbol" en honor a Escobar, lo describe como una persona tranquila, alegre, que le gustaba el fútbol y que callaba momentos de tristeza, pero que siempre iba adelante.
Sobre las tres y media de la madrugada del 2 de julio de 1994, en la vía Las Palmas de Medellín, fue asesinado en el que es quizá el acto más intolerante que haya conocido el deporte colombiano. Su cuello y tórax recibieron la descarga completa de un revólver calibre 38. Andrés yacía sin vida y el fútbol se vestía de negro.
"El mundo consternado rechazaba con voz doliente el escalofriante episodio que segaba la vida de un caballero, de un ser humano impecable, de un deportista intachable, de un hijo ejemplar...", relata el periodista Rosas en su libro.
Así se apagó la vida, 20 años atrás, de uno de los grandes hijos de Atlético Nacional, con quien ganó en tres años tres copas: Copa Libertadores de América (1989), Copa Interamericana (1990) y el título del Fútbol Colombiano (1991).
Para Santiago Escobar, el asesinato de su hermano aún no se asimila por el dolor que significa el tratarse de una persona que nunca estuvo metida en ninguna clase de problema. "Una persona tan buena que se haya ido fue algo sorpresivo y lamentable, que uno no alcanza de entender. Fue una tristeza profunda", expresó.
Hoy se cumplen 20 años del inesperado autogol de Andrés Escobar. La muerte del defensa número 2 se relaciona con ese tanto en su propio arco, cuando intentaba interceptar un centro de un jugador rival, que significó la derrota del equipo, por 2 a 1, ante Estados Unidos el 22 de junio de 1994, con la que Colombia quedaría eliminada del Mundial. De un Mundial en el que los aficionados, y los jugadores, habían depositado grandes esperanzas por juego y resultados durante los años anteriores.
Transcurría el minuto 33 del encuentro en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles (California). Escobar con su pierna derecha trataba de rechazar un centro de un jugador americano, con tan mala fortuna que el balón se desvió a su propia puerta, marcando el primer tanto para los norteamericanos.
Ese autogol significó para Escobar, como él mismo lo relató en su columna del 24 de junio "uno de los momentos más tristes de mi vida. Casi no pude dormir por todas esas circunstancias que nos rodean y aún más por lo que pasó en el partido contra Estados Unidos".
Era notable la tristeza del defensa. "Jamás esperé un hecho de esa índole, verse derrotado, liquidado, sin poder reaccionar. Para mí es una pena mayor (…) nunca se me presentó como aficionado ni como profesional y se presenta justamente en el momento más importante para el fútbol colombiano", agregó en su columna.
La Selección dirigida por el estratega chocoano regresaría al país y los jugadores a unas vacaciones. Andrés fue a Medellín para estar con su familia y en la madrugada del 2 de julio varios disparos de un supuesto "aficionado" truncaron su vida para siempre. Una tragedia para el fútbol colombiano, así como para todos los aficionados en general
Santiago Escobar, extécnico de Atlético Nacional, recordó a Andrés como un "caballero", con el que se ganó el apodo de "El Caballero del Fútbol", y dijo que si su hermano estuviera vivo "sería el hombre más feliz con los triunfos de la Selección".
Así mismo dijo que Andrés se fue haciendo un camino en el fútbol. "Era un niño que jugaba en las calles, en el colegio, y fue llamado a la Selección Antioquia de donde salió para Nacional", relata el entrenador.
"Cuando yo me hago profesional él me pregunta que si podía ser un día jugador profesional. Yo le dije que si tomaba eso como una profesión seria, seguramente iba a tener la oportunidad de mostrar sus condiciones futbolísticas", cuenta Santiago en la entrevista concedida para el diario colombiano.
Para añadir, "desde muy joven mostró una clase y técnica impresionantes y un excelente manejo de su pierna zurda. Jugaba como un hombre que a pesar de su juventud, en lo futbolístico aparentaba muchos años y por eso llegó muy rápido a la selección colombiana".
Andrés Escobar. // COLPRENSA. |
Para Santiago su hermano fue un profesional íntegro, un hombre que vivía para su profesión y que las 24 horas estaba practicando fútbol. Su muerte marcó una tristeza y un hueco imborrable, pero para él que Andrés sea el "Caballero del Fútbol" se lo ganó por su personalidad.
Hoy, 20 años después de su muerte dice recordarlo con alegría y "con el orgullo de que dejó una huella. Creo que hay que recordarlo así porque fue un hombre con alegría y que fue un ejemplo para todo el país. Fue un ejemplo de rectitud, de transparencia y de valores que siempre quiso darle alegría a todos los simpatizantes de la Selección. A Andrés hay que recordarlo con alegría", aseguró para el diario El Universal.
Finalmente fue seguro en afirmar que su hermano menor sería la persona más feliz del mundo con los triunfos de la Selección Colombia de José Pékerman en Brasil 2014. "Estaríamos en Brasil. Él sería el hombre más feliz porque era un hombre que le hacía fuerza para que a Colombia le fuera bien. Estaría como un hincha y sería un técnico de fútbol, algo que siempre quiso ser", continúa diciendo.
"Los seis meses que vivimos en Suiza fue haber estrechado nuestra relación de hermanos, de amigos y de hombres que se querían mucho. Haber compartido con él esa vivencia de seis meses en la ciudad de Berna, creo que fue una experiencia muy linda. Allí disfruté esos momentos que como jugador en Europa se vive poco. Esa convivencia es algo que a mí no se me va a olvidar", concluyó.
Hace 20 años, cuando Andrés marcó en propia puerta, Santiago se encontraba en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles. "Fue muy duro ver el gol porque un jugador de la clase de él jamás había cometido un error de esa naturaleza. Y más que un error fue un accidente del fútbol del cual se ha hablado durante 20 años", recuerda.
Así mismo resaltó que en todas las ligas del mundo y a muchos jugadores les ha tocado vivir un momento así. “Es algo que se ha convertido en algo ligado al fútbol y en el caso de mi hermano fue algo que no fue fácil de asimilar por ese sentimiento de tristeza que llegamos a sentir”, agregó.
"Cuando yo me hago profesional él me dice que si él podía ser un día jugador profesional. Yo le dije que si tomaba eso como una profesión seria, seguramente iba a tener la oportunidad de mostrar sus condiciones futbolísticas", Santiago "Sachi" Escobar.
"Si viera en la calle a ese señor Muñoz no le diría nada. En este doloroso crimen él fue un simple payaso", sentenció Santiago Escobar, hombre de fútbol y hermano de Andrés, que cree que hay más detrás de la historia. Pero si el asesino era solo un payaso, ¿quiénes eran los dueños del circo?.
A Andrés Escobar se le recuerda siempre por su frase: "La vida no termina aquí".
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