Hace 25 años, Polonia inició el camino que impulsó un cambió de rumbo. El 4 de junio de 1989, unas elecciones semilibres en Polonia fueron el punto de partida del fin del comunismo en todo el bloque soviético.
"Polonia conmemora esta semana los 25 años del inicio de la democracia de la mano de Lech Walesa y Solidaridad, una libertad política que ha conllevado profundas transformaciones económicas que hoy permiten hablar de dos de las décadas más prósperas del país.
Fue el 4 de junio de 1989 cuando tuvieron lugar las primeras elecciones parcialmente libres tras cuarenta años de comunismo, unos comicios que fueron posibles gracias a los Acuerdos de la Mesa Redonda entre las autoridades comunistas y los opositores del sindicato Solidaridad, que en aquellos años contaba con 10 millones de miembros, casi una tercera parte de la población polaca", se puede leer en el blog La Hora de Polonia.
Mesa de diálogo en Polonia. |
Polonia desde 1992 registra un aumento anual medio del PIB del 4,1%. Y desde el 2003, al inicio de la crisis, ha crecido al 3%. Es un país donde el paro, que supera en poco el 9%, es relativamente bajo. Polonia mira el euro con cariño, pero tras haber bajado los tipos hasta un máximo histórico (2,5%) y beneficiarse de la competitividad a través de los salarios, no tiene ninguna prisa por incorporarse a la moneda de la Eurozona (compuesta en 2014 por 18 de los 28 países miembros de la Unión Europea).
Polonia está en un momento dulce.
Las cifras macro acompañan, las principales ciudades repuntan y la calidad de vida ha mejorado.
Está llegando inversión, se vende más y hay turistas. "Hace 10 años, los polacos tenían una renta inferior al 50% de la media europea, hoy se acercan al 70%. Polonia tenía un déficit comercial con el resto de la UE del 2% del PIB y temía verse inundada por productos alemanes, franceses o británicos. Hoy tiene un superávit respecto a sus socios del 6% del PIB. En una década, ha crecido un 48,7%. La media del resto de países que se incorporaron a la Unión en 2004 es 27%", explica Wojciech Golecki, economista polaco residente en España.
"Las elecciones parlamentarias polacas del 4 y el 18 de junio de 1989, de cuya celebración se cumplen ahora 25 años, fueron unas elecciones auténticamente singulares. Lo fueron por el momento histórico, irrepetible, en el que se plantearon: aquel instante fugaz de la primavera y el verano de 1989 en el que la glasnost (apertura informativa) impulsada por Gorbachov ya había dejado entrever las incurables dolencias del régimen soviético, pero en el que plantear un desafío frontal al statu quo salido de Yalta constituía aun un atrevimiento inimaginable", comenta el diario El País, en una columna sobre aquellas elecciones.
Sin embargo no todo ha sido un éxito en estos 25 años transcurridos, ni tampoco el resultado final.
"En el cuarto de siglo transcurrido desde aquellas
fechas, el producto interno bruto polaco se ha triplicado y los
ciudadanos tienen amplio acceso a libertades y bienes propios de
sociedades abiertas, comenzando por la libertad de viajar y conocer
Europa y el mundo.
Sin embargo, el nuevo tren de
vida en libertad y en capitalismo no lleva a todos hacia condiciones
iguales. Algunos viajan en clase ejecutiva, incontables polacos lo
hacen en económica y no pocos en compartimientos para pobres. De ahí
que muchos se quejen de que en Polonia se ha ido perdiendo el espíritu
de solidaridad social y la preocupación por los menos favorecidos o por
los que no han podido subirse al vagón de primera clase", comenta el periodista polaco Maciej Stasinski desde Varsovia para el portal 14ymedio.
Los egoísmos de las grandes fortunas, las grandes corporaciones, empresas y empresarios, con sus intereses mercantilistas, que influencian con su poder políticas y gobiernos, y que son inevitables en una economía de mercado, no pueden ser compensados por un Estado, además de ser una falsa esperanza pensar que lo intente dada la fuerza de los poderes fácticos que interfieren en su gestión, en una política
de justicia social y de bien común.
Las deficiencias en el sistema, tales como el desempleo juvenil, precarias condiciones laborales de miles de trabajadores, las carencias de la seguridad social, las enormes carencias de la educación pública, son una consecuencia directa de la falta de cohesión entre una política social justa y las políticas neoliberales que se han implantado en la Europa del Euro y otros países de la Unión Europea o que aspiran a entrar en ella.
El neoliberalismo ha promovido la concentracion de la riqueza en el 1%,
empobrecimiento de la clase media en EE.UU y la mayoría de los países europeos, movimientos de capital en
busca de mano de obra barata, explotación laboral, incremento de la pobreza, desigualdad social, etc.
Por ese motivo no todos los polacos se sienten satisfechos con la evolución económica
que ha seguido su país, y uno de los responsables de la caída del
comunismo, Lech Walesa, decía meses atrás que su lucha no había sido
para conquistar un modelo capitalista sin valores, como el que hoy
impera en Polonia.
Miles de ciudadanos polacos se manifiestan en Gdansk con afiches de Solidaridad (1989). |
Los polacos en la primavera de 1989 dieron el primer paso en el vasto proceso de reformas políticas, sociales y económicas que marcaron
el hundimiento del sistema controlado por la antigua URSS y allanaron el camino a la "democratización" de algunos de esos países y su anexión a una Europa, controlada por dictaduras económicas y gobiernos absolutistas, atribulada, empobrecida, y con una gran desigualdad e injusticia social, pero seguro que no era este el final que esperaban en el proceso que se inició 25 años atrás.
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