Manifestantes encienden velas por las víctimas de la represión en Turquía.© AI/AP Photo/Vadim Ghirda. |
El panorama general es que Turquía realmente ha ido hacia atrás en los últimos dos años en términos de derechos humanos. Por ejemplo, la independencia judicial ha estado recientemente sometida a presiones. El país ha vivido escándalos de corrupción y su impacto, debido a la protesta ciudadana respecto a esos echos, incluso en el reciente desastre minero de Soma, se ha manifestado a través de una actuación dictatorial y violenta del gobierno de Erdogan con abusos sistemáticos de la policía contra los manifestantes, leyes que intentan censurar la libertad en internet, etc.
Un año después de las protestas del parque Gezi, la forma en que el gobierno de Turquía aborda las manifestaciones sigue siendo abusiva, en medio de una creciente impunidad de la violencia policial, señala Amnistía Internacional en un informe publicado hoy.
En declaraciones que recoge su página web, Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional ha declarado, "Las autoridades turcas han sido implacables en su represión de los manifestantes ya sea mediante la violencia policial en las calles o llevándolos ante los tribunales. Mientras, la policía goza de casi total impunidad. El mensaje es claro: no se tolerarán manifestaciones pacíficas".
Para añadir, "Sólo en los últimos diez días, las manifestaciones convocadas en toda Turquía para conmemorar el aniversario de las protestas del parque Gezi se han prohibido y se han disuelto brutalmente con gas lacrimógeno, cañones de agua y golpes. El gobierno debe cambiar de rumbo, permitir la protesta pacífica y garantizar la rendición de cuentas por los abusos de la policía".
Manifestantes turcos protestan contra la impunidad policial. |
Se han producido más de 700 demandas por abusos policiales en Estambul e Izmir, y se sabe que miles de personas resultaron heridas, a pesar de lo cual se han abierto muy pocos procesos. La mayoría de las investigaciones han sido archivadas u obstaculizadas. La policía no coopera realmente, y no se ha proporcionado con facilidad las imágenes de las cámaras de circuito cerrado. Ni siquiera se están proporcionando las listas de agentes de servicio aquellos días.
Durante las protestas del parque Gezi resultaron heridas más de 8.000 personas y murieron unas 10 personas, hasta la fecha, como consecuencia directa de la violencia policial, pero las investigaciones sobre los abusos policiales se han estancado, han sido obstaculizadas o se han cerrado. Hasta la fecha, sólo se han iniciado cinco procesos judiciales contra policías.
Según denunció Andrew Gardner, investigador sobre Turquía de Amnistía Internacional, "En cambio, más de 5.500 personas se enfrentan a juicio por organizar o apoyar las protestas del parque Gezi o participar en ellas. A muchas se las procesa por el mero ejercicio pacífico de su derecho a la libertad de reunión". Para añadir, "y decenas de los detenidos han sido acusados de delitos de terrorismo sin fundamento alguno. Las pruebas incriminatorias, para las acusaciones, suelen ser la posesión de leche (utilizada como antídoto para los efectos del gas lacrimógeno), máscaras de gas, pancartas o la difusión de convocatorias en Twitter".
"El gobierno debe revisar la ley sobre manifestaciones, eliminar las restricciones excesivas respecto al lugar y el momento en que pueden realizarse manifestaciones y retirar las disposiciones utilizadas para criminalizar las protestas pacíficas", ha dicho Gardner.
Se han emprendido actuaciones disciplinarias y -en dos casos- se ha procesado penalmente a médicos por prestar primeros auxilios en dispensarios improvisados durante las protestas del parque Gezi. En enero de 2014, el gobierno introdujo enmiendas legislativas que podrían utilizarse para castigar penalmente la prestación de atención médica de urgencia durante las manifestaciones.
En una burda violación del derecho a la libertad de expresión, se han abierto investigaciones penales contra comentaristas que documentaron las protestas, seguidas del procesamiento aleatorio de personas que publicaban opiniones en las redes sociales durante las protestas. Además, se han incrementado los poderes de las autoridades para cerrar sitios web.
Manifestación de protesta en 2013. |
Aunque ha añadido a continuación, "Aún no es demasiado tarde para que el gobierno cambie el rumbo. Sin embargo, para ello es necesario que haya voluntad política para reconocer las quejas legítimas y llegar a los descontentos; aceptar las críticas y respetar el derecho a la libertad de reunión; detener el procesamiento de manifestantes pacíficos y garantizar la rendición de cuentas por los abusos policiales".
El 3 de junio de 2013, Hakan Yaman fue apaleado por la policía, le extrajeron un ojo con un objeto punzante y posteriormente, pensando que estaba muerto, fue arrojado al fuego por cuatro agentes de la policía antidisturbios y una quinta persona sin uniformar que se encontraba junto a un vehículo equipado con un cañón de agua.
Un testigo grabó el incidente en su teléfono móvil. A pesar de que el número de matrícula del vehículo se veía en la grabación, las autoridades policiales de Estambul no han revelado la identidad de los agentes asignados a él.
Cinco miembros de Taksim Solidarity, coalición formada por más de un centenar de ONG, grupos políticos y organismos profesionales que se agruparon para oponerse a la remodelación del parque Gezi, han sido acusados de "fundar una organización delictiva", "provocar a otras personas para que participen en una manifestación no autorizada" y "negarse a dispersarse en una manifestación no autorizada". En el auto de procesamiento no hay pruebas de que ninguno de ellos participara o incitara a participar en actos de violencia, ni que llevaran a cabo ninguna otra conducta no protegida por el derecho internacional de los derechos humanos. Los cinco se enfrentan a un total de 15 años de cárcel.
Está muy claro que la capacidad de las autoridades de aceptar cualquier tipo de crítica se ha ido reduciendo con el tiempo. Para empezar, algunas de las leyes son problemáticas, y creo que se ha abusado ampliamente de ellas durante el último año. Por ejemplo, un total de 29 jóvenes están siendo juzgados en Esmirna por "incitar a la población a violar la ley" debido a que se tuitearon información entre ellos. A tres de ellos se les acusa además de difamar al primer ministro.
El caso se basa totalmente en tuits enviados sobre el primer fin de semana de las protestas en los que se proporciona información sobre lugares donde la policía estaba empleando la fuerza contra los manifestantes, se facilitan contraseñas de redes inalámbricas disponibles o se ofrecen opiniones sobre las manifestaciones y mensajes de apoyo. Ninguno de los mensajes que sustancian la acusación contiene indicios de participación en la violencia o expresiones de incitación a la violencia. También se alega que varios de los tuits difaman al primer ministro, que intervino en el caso y figura entre las "víctimas". Tras dos sesiones, la vista de la causa se aplazó hasta el 14 de julio de 2014.
Todavía no se ha dictado ninguna condena y ha habido varias absoluciones, pero la gran mayoría de los 95 juicios, con 5.500 acusados, está aún en fase de abrirse.
"Si sólo se condena a una pequeña parte de los acusados, Turquía será el país europeo con más prisioneros de conciencia, y uno de los primeros del mundo", vaticinó John Dalhuisen, otro miembro de AI, que calificó los juicios de "farsa judicial".
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