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jueves, 22 de mayo de 2014

Egipto, Hosni Mubarak condenado a tres años de cárcel por malversación de fondos públicos

El expresidente egipcio Hosni Mubarak, asiste a un juicio desde una celda
El expresidente egipcio Hosni Mubarak, asiste a un juicio desde una celda | Foto: EFE / Archivo.
Un tribunal egipcio ha condenado este miércoles a Hosni Mubarak a tres años de prisión por robar y malversar fondos públicos por valor de 14,3 millones de dólares (10,4 millones de euros). Sus hijos Alaa y Gamal Mubarak pasarán cuatro años en la cárcel por los mismos motivos.
Mubarak, de 86 años y desalojado del poder en las revueltas de 2011, está acusado junto a sus vástagos y cuatro colaboradores de destinar 125 millones de libras egipcias (unos 12,5 millones de euros) de las arcas públicas a la construcción y renovación de sus lujosas residencias. La corte ha impuesto a padre e hijos una multa de 21,1 millones de libras (unos 2,1 millones de euros) y la devolución del dinero robado.
La sentencia se produce en vísperas de que el país afronte un nuevo proceso que marcará su futuro, ya que los egipcios están llamados a las urnas para elegir a un nuevo presidente los próximos 26 y 27 de mayo.
Tres años y medio después de la caída del dictador, su sombra sigue planeando en el país árabe. El gobernante, que se aferró al poder durante 30 años, ha sido procesado desde entonces en varias causas. Sin embargo, en agosto del año pasado, meses después de la asonada militar contra el islamista Mohamed Mursi, otro juez ordenó su salida de prisión por haber sobrepasado los dos años de prisión preventiva que establece como límite la legislación egipcia.
Desde entonces, y gracias a una medida extraordinaria aprobada por la Presidencia, Mubarak vive bajo arresto domiciliario en el hospital militar del barrio cairota de Maadi, debido a su delicado estado de salud. Allí sigue a la espera de una nueva sentencia por su supuesta implicación en la muerte de casi un millar de manifestantes durante la revolución de enero de 2011, lo que ya le valió una cadena perpetua después revocada, o por haber vendido gas a Israel por debajo de los precios de mercado.
Sus hijos Alaa y Gamal, a los que su padre pretendió posicionarlos en la línea sucesoria, acompañan habitualmente en el banquillo al exmandatario de 86 años en una larga hilera de procesos que casi siempre terminan aplazados para vistas sucesivas. Hasta que ayer miércoles el juez trasladó a los tribunales y al propio Mubarak de nuevo a la primera línea política.
El dictador está acusado, junto con sus vástagos, de haber utilizado a una camarilla de empresarios amigos para remodelar sus muchas mansiones y palacios con dinero público durante décadas. Las corruptelas costaron al erario público egipcio más de 10 millones de euros. Como comentaba anteriormente los inculpados tendrán que devolver el dinero, además de pagar una multa de algo más de dos millones de euros.
La corte considera probado que desde 2003 hasta 2011 el clan Mubarak se apropió de 125 millones de libras que invirtió en levantar, remozar o equipar sus residencias privadas. La justicia, sin embargo, reconoce que el desfalco comenzó en 1990, nueve años después de que el general llegara al poder, pero no logró hallar los recibos originales del fraude. Para camuflar el delito, se emitían facturas por trabajos ficticios de mantenimiento de torres de telecomunicaciones.
La empresa pública que llevó a cabo las reformas y adquisiciones para los palacetes de la familia Mubarak fue Arab Contractors, unas de las constructoras más importantes de África y Oriente Próximo. Solo dos empleados de bajo rango han sido acusados de corrupción y malversación de fondos públicos.
El nombre del entonces presidente de la compañía, el hoy primer ministro Ibrahim Mehleb, desapareció de la acusación a pesar de que la investigación preliminar le señaló como cómplice del desfalco. Mehleb, cercano al ex jefe del ejército y candidato presidencial Abdelfatah al Sisi, fue miembro del Partido Nacional Democrático (PND), la formación de Mubarak, y presidió durante una década la constructora Arab Contractors. Tras el golpe de Estado, que desbancó en julio a los islamistas, fue nombrado ministro de Vivienda.
Con el depuesto Mohamed Morsi desfilando también por el banquillo cada semana y tras las constantes condenas a miembros de los Hermanos Musulmanes, sorprende la condena contra el clan de Mubarak a cinco días de las elecciones. El propio exdictador manifestó hace semanas por medio de su abogado que apoya a Abdel Fatah al Sisi para que se convierta en próximo presidente de Egipto. Un proceso que deberá ser ratificado en las urnas, pero que se da por descontado ante la débil oposición del candidato de izquierdas Hamdin Sabahi.
El expresidente egipcio se encuentra bajo arresto en un hospital militar desde agosto a la espera de juicio por su complicidad en el asesinato de manifestantes que, en el año 2011, forzaron su renuncia.


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