Cada vez las noticias que nos llegan de Arabia Saudí sobre la represión, el autoritarismo y la férrea imposición de la disciplina religiosa nos sorprenden cada día menos. El principal aliado de los Estados Unidos y otros países occidentales mantiene un sistema cada vez más distante del respeto a la libertad y a los derechos humanos.
Que la férrea prohibición de celebrar fiestas en Arabia Saudita
es cada vez más dura lo pone de manifiesto el castigo que han
recibido cinco jovenes que se arriesgaron a organizar un guateque con motivo de San Valentín:
tendrán que pasar entre rejas un total de 32 años y recibirán 4.500
latigazos, según recoge la sentencia de un tribunal penal de la ciudad
de Buraidah, situada en la provincia de El Kasim.
Las detenciones las llevaron a cabo miembros de la Comisión
para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio (Haia) con la
ayuda de patrullas de seguridad el pasado 14 de febrero. Los hoy
condenados habían alquilado para celebrar la fiesta una casa en la zona de Al Farouq de Buraidah, capital de la provincia norcentral de Arabia y con más de 600.000 habitantes.
En el transcurso del juicio admitieron los cargos de "reclusión ilícita con mujeres sin relación,
de bailar y de beber", según consta en una información difundida por el
diario digital Saudi Gazette. También fueron detenidas durante la
operación seis mujeres, cuyos casos están siendo examinados por otro
juez.
La ley islámica (ley Sharia) prohíbe en Arabia Saudita las
reuniones entre hombres y mujeres que no tengan una relación familiar
cercana y asimismo castiga con latigazos la venta y el consumo de alcohol.
De hecho, a comienzos de este año siete universitarios
fueron condenados por un tribunal a 20 meses de prisión y a 99 latigazos
cada uno por organizar en una vivienda de la ciudad de Taif, situada en
la provincia de La Meca, un encuentro mixto casero en el que se podía
beber alcohol.
La policía religiosa también prohibió las celebraciones de Fin de Año y Año Nuevo y
se empleó a fondo para impedir su organización. Hasta el punto de que
los funcionarios de la Haia desplegaron inspecciones en los mercados
turísticos de todo el Reino para evitar la venta de rosas rojas y otros
símbolos usados para recibir el nuevo año.
Ahora le ha tocado el turno a San Valentín. Y todo hace indicar que prohibiciones, condenas y brutales castigos corporales irán a más.
La noticia fue recogida por el diario digital Saudi Gazette, según la web El Correo del Golfo.
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