Estela de Carlotto. |
En más de tres décadas de lucha de las activistas conocidas como las Abuelas de Plaza de Mayo han conseguido ser identificados 114 niños que nacieron de mujeres secuestradas, torturadas y asesinadas por la dictadura argentina, y fueron separados de sus madres y entregados a familias adeptas al régimen militar.
La siguiente, sin duda, es una de las grandes noticias del año en Argentina, una de esas que a todo el mundo le gusta anunciar: Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, y una de las más importantes activistas de los Derechos Humanos en el país, encontró ayer a su nieto Guido, secuestrado durante la dictadura militar (1976-1983), después de buscarlo durante casi cuatro décadas. Estela tiene 83 años y el nieto 36. Laura, la hija de Estela y madre de Guido, habría cumplido ya 60 si no la hubiesen asesinado a los 24.
Según la familia Guido fue robado de su madre Laura cuando ésta dio a luz en un hospital militar en 1978, donde estaba detenida, poco antes de que la mataran.
36 años después se presentó ante la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) porque tenía dudas sobre su verdadera identidad.
"Está muy conmocionado, le decían que se parecía a los Carlotto", explicó su abuela en una conferencia de prensa.
"Él sabe quién es. Lo está esperando toda su familia. Estamos luchando todos por este país", añadió.
Según la familia, Guido -del que no han sido desvelados el nombre ni apellido usados hasta ahora para proteger su intimidad- se sometió a pruebas de ADN que coinciden en un 99% con el de los Carlotto.
La organización de Abuelas aseguró que Guido se crió en una familia "de campo" en la provincia de Buenos Aires, pero no informó sobre quién se llevó al niño ni cómo acabó en la que hasta hoy era considerada su familia.
"La historia completa no la sabemos todavía, pero la vamos a armar. Esto es muy fuerte para una persona", dijo la presidenta del grupo.
Estela de Carlotto era maestra cuando le mataron a Laura. Ella y su compañero pertenecían a la organización guerrillera de Los Montoneros. De Carlotto no sabía que su hija estaba embarazada cuando la detuvieron. Varios testigos le dijeron que había dado a luz a un niño estando esposada. Y que Laura le había puesto Guido, el nombre de su abuelo. De Carlotto lo comenzó a buscar a su nieto por todas partes. Nunca se le oyó una palabra de odio ni de venganza. Solo pedía justicia. Se convirtió en un referente mundial en la defensa de los derechos humanos. Fueron muriendo muchas de sus amigas y compañeras de lucha. Y ella siguió buscando. Hasta que apareció el nieto 114 y resultó que era el suyo. Es músico y vive en la localidad bonaerense de Olavarría.
Guido, que ahora es artista, nació el 26 de junio de 1978 en el centro clandestino de detención "La Cancha". Su padre era otro militante montonero, confirmaron los Carlotto este martes.
Durante casi cuatro décadas, Estela de Carlotto buscó a su nieto y colaboró para encontrar a los hijos de miles de desaparecidos durante los años de la Junta Militar argentina (1976-1983).
Fundó la organización de Abuelas de Plaza de Mayo a fines de los 70, considerada en varias ocasiones como candidata al Premio Nobel de la Paz, y su búsqueda pronto se convirtió en un símbolo de la lucha por los Derechos Humanos en Latinoamérica.
"Lo que yo quería era no morirme sin abrazarlo. Y pronto lo voy a poder abrazar", dijo de Carlotto sobre su nieto.
"Laura sonríe desde el cielo y me repite lo que ella sabía antes que yo: 'mi mamá no se va a olvidar de lo que están haciendo y los van a perseguir'. Ella estará diciendo: 'mamá, ganaste'", aseguró conmocinada la presidenta de Abuelas.
Se trata del nieto número 114 recuperado e identificado desde el fin del régimen militar argentino, pero la organización de Abuelas cree que podría haber cientos más.
Estela de Carlotto, con Adolfo Pérez Esquivel. |
La dictadura llevaba dos años de existencia cuando el 26 de junio de
1978 nació Guido de Carlotto en el Hospital Militar de Buenos Aires. A
su madre apenas le dejaron estar cinco horas con él. Se encontraba
detenida en el centro clandestino La Cacha, en la localidad bonaerense
de La Plata. Laura era uno de los cuatro hijos de Estela de Carlotto. Y
había sido secuestrada junto a su compañero a los 23 años, en noviembre
de 1977, cuando cumplía dos meses y medio de embarazo
A Laura la mataron dos meses después. Y su cuerpo fue entregado a su madre. Pero del nieto nunca se supo hasta este martes en que la jueza María Servini de Cubría, encargada de investigar la causa de varias desapariciones, se lo pudo anunciar a De Carlotto.
Estela le escribió a su nieto esta carta, ahora hace tres años, antes de conocerlo.
Buenos Aires, 26 de junio de 2011
Hoy cumples 33 años. La edad de Cristo como decían, "decimos", las viejas. Con esta inspiración pienso en los Herodes que "te mataron" en el momento de nacer al borrar tu nombre, tu historia, tus padres. Laura (María), tu madre, estará llorando en este día tu crucifixión y desde una estrella esperará tu resurrección a la verdadera vida, con tu real identidad, recuperando tu libertad, rompiendo las rejas que te oprimen.
Querido nieto, qué no daría para que te materialices en las mismas calles en las que te busco desde siempre. Qué no daría por darte este amor que me ahoga por tantos años de guardártelo. Espero ese día con la certeza de mis convicciones sabiendo que además de mi felicidad por el encuentro tus padres, Laura y Chiquito y tu abuelo Guido desde el cielo, nos apretarán en el abrazo que no nos separará jamás.
Tu abuela, Estela.
A Laura la mataron dos meses después. Y su cuerpo fue entregado a su madre. Pero del nieto nunca se supo hasta este martes en que la jueza María Servini de Cubría, encargada de investigar la causa de varias desapariciones, se lo pudo anunciar a De Carlotto.
Estela le escribió a su nieto esta carta, ahora hace tres años, antes de conocerlo.
Buenos Aires, 26 de junio de 2011
Hoy cumples 33 años. La edad de Cristo como decían, "decimos", las viejas. Con esta inspiración pienso en los Herodes que "te mataron" en el momento de nacer al borrar tu nombre, tu historia, tus padres. Laura (María), tu madre, estará llorando en este día tu crucifixión y desde una estrella esperará tu resurrección a la verdadera vida, con tu real identidad, recuperando tu libertad, rompiendo las rejas que te oprimen.
Querido nieto, qué no daría para que te materialices en las mismas calles en las que te busco desde siempre. Qué no daría por darte este amor que me ahoga por tantos años de guardártelo. Espero ese día con la certeza de mis convicciones sabiendo que además de mi felicidad por el encuentro tus padres, Laura y Chiquito y tu abuelo Guido desde el cielo, nos apretarán en el abrazo que no nos separará jamás.
Tu abuela, Estela.
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