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Cooperantes en Guatemala. Foto: Europa Press |
El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es un momento para reconocer a quienes afrontan el peligro y la adversidad para ayudar a los otros. El Día fue
designado por la Asamblea General coincidiendo con el aniversario del ataque al cuartel general de la ONU en Bagdad en 2003.
El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es también una oportunidad para celebrar el espíritu que inspira este trabajo en todo el mundo.
Este año la ONU y sus socios humanitarios continúan su campaña innovadora titulada "El mundo necesita más...". Este proyecto es el primero de su clase que literalmente transformará las palabras en ayuda.
El año 2013 se cerró con la cifra récord de 155 cooperantes asesinados en todo el mundo, según un informe de la consultoría Humanitarian Outcomes que alerta también de una tendencia al alza en los ataques contra trabajadores de las ONG.
Durante todo el año pasado, se registraron 251 ataques que afectaron a 460 cooperantes, un 66% más que en 2012. De este total de víctimas, 155 perdieron la vida, 171 sufrieron heridas graves y 134 fueron secuestradas, según el estudio 'Aid Worker Security'.
Humanitarian Outcomes atribuye este alza en el número de víctimas al deterioro de la situación en países como Sudán del Sur y Siria, que junto a Afganistán, Pakistán y Sudán acumulan tres cuartas partes de los ataques totales. Sólo en el caso de Afganistán, perecieron 81 trabajadores de ONG.
El informe hace hincapié de forma particular en Somalia, ocho fallecidos, ya que por primera vez no aparece entre los cinco países más peligrosos del mundo. Sin embargo, no sería tanto por una mejora de la situación sobre el terreno como por la retirada de la mayoría de las ONG. Médicos Sin Fronteras (MSF) abandonó Somalia en 2013 tras más de dos décadas de actividad.
En cuanto al tipo de víctimas, un 43 por ciento pertenecían a organizaciones nacionales o a delegaciones de Cruz Roja dentro de cada país, mientras que un 28 por ciento corresponde a ONG internacionales y un 24 por ciento a personal de las agencias humanitarias de Naciones Unidas.
El estudio sitúa en las carreteras 107 de los ataques sufridos por cooperantes humanitarios, ampliamente por encima de los 27 que se produjeron en los lugares donde estos trabajadores desarrollaban sus proyectos, los 20 registrados en las oficinas o complejos de las ONG o los 16 ocurridos en viviendas.
Debido a que los ataques en carretera tenían como objetivo atentar contra militares, algunos incidentes en los que se vieron involucrados trabajadores de ayuda humanitaria se produjeron debido a su proximidad a estos grupos.
Este factor fue una constante sobre todo en Afganistán, donde las muertes de los trabajadores humanitarios constituyeron un daño colateral de algunos ataques contra la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) y de la Armada Nacional Afgana.
No obstante, el informe advierte que la presencia de actores militares en los conflictos no hace más vulnerables a los cooperantes en estos países. Así, por ejemplo, desde que la ISAF comenzó a retirar sus tropas a mediados de 2011, el número de incidentes ha aumentado de 51 en 2011 a 81 en 2013.
Afganistán, donde la insurgencia talibán no muestra ningún símbolo de
debilitamiento, es el país donde se han registrado el mayor número de ataques contra cooperantes.
La cifra se ha incrementado un 45% con respecto a 2012. La mayor parte
de los incidentes que se produjeron en Afganistán fueron de secuestros
de corta duración para reafirmar el control de los talibanes sobre el
territorio. En 2013 perecieron 81 trabajadores.
A Afganistán le siguieron Siria, Sudán del Sur y Pakistán con 43, 35 y 17 víctimas, respectivamente.
Completan el 'top ten' de los países con más ataques contra trabajadores de ayuda humanitaria, Somalia, con ocho fallecidos, la República Democrática del Congo y Kenia con 7 víctimas y la República Centroafricana y Yemen, ambas con 6 cooperantes asesinados.
El debate sobre dónde trazar la línea entre ayudar a otros y ponerse en
riesgo uno mismo está lejos de cerrarse. Las ONG lo tienen claro sobre
el papel: lo primero es la seguridad de sus trabajadores que deben estar
formados y preparados para afrontar situaciones de peligro de toda
índole. Así, el incremento de ataques y víctimas no tiene que ver con
una relajación en el cumplimiento de las normas de las organizaciones en
contextos de riesgo, según apunta Abby Stoddard, miembro de Aid Worker
Security y del comité de dirección de
Médicos del Mundo-Estados Unidos.
En su opinión, la principal causa es la mayor complejidad e intensidad
de los conflictos en la actualidad. "
Las operaciones de ayuda
humanitaria son objetivos fáciles y accesibles tanto para milicias como
para delincuentes comunes", detalla.
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Rueda de prensa de Médicos Sin Fronteras tras la liberación de Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, cooperantes españolas secuestradas en 2013- EFE |
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