Manifestación en Washington en el 100º día de secuestro de las estudiantes nigerianas por parte de Boko Haram. / BRENDAN SMIALOWSKI (AFP). |
"Desde ese día sufro y todo me da igual, no me importaría ni siquiera morir", dijo la madre de una de las muchachas a Deutsche Welle.
Desde el secuestro de las niñas, al menos 11 de sus padres han muerto. Cuatro por problemas de salud, como fallas cardíacas e hipertensión, y otros siete por ataques de milicianos al pueblo de Chibok, que se encuentra sitiado.
El pasado 23 de junio se cumplieron 100 días desde esa noche. El mundo se encargó de dejar claro que aún mantiene una deuda pendiente con esas niñas, y con todas aquellas jóvenes privadas de recibir educación, por los impedimentos del grupo extremista.
Gordon Brown, político británico, miembro del Partido Laborista, y que fue primer ministro del Reino Unido entre 2007 y 2010, escribió para la página de Project Syndicate, una organización internacional sin ánimo de lucro de unión de editores, prensa y asociación de periódicos, un artículo en recuerdo, y homenaje, de las mismas, y que fue reproducido por diferentes periódicos del mundo.
Hace unos días se llevaron a cabo manifestaciones en todo el mundo para conmemorar el centésimo día de cautiverio de más de 200 estudiantes nigerianas a manos del grupo extremista islamista Boko Haram. Desde su secuestro en abril, la indignación global no amainó; por el contrario, ha dado lugar a un movimiento mundial en defensa de los derechos básicos de todas las niñas.
Los activistas de grupos que luchan contra el
matrimonio infantil, el tráfico de menores y la mano de obra infantil, y
de grupos que exigen el derecho de los niños a asistir a la escuela,
sin ningún tipo de intimidación, se han unido en los últimos días para
mostrar la fuerza de la opinión pública a favor de la educación
universal y un mundo sin esclavitud infantil.
Sin embargo, lo que es de mayor importancia a largo
plazo es que las propias niñas están exigiendo que sus derechos se tomen
en serio. Hubo movilizaciones de niñas en Bangladesh, donde el
movimiento para establecer zonas libres de matrimonio infantil está
creciendo; en la India, donde comenzó la Marcha Global Contra la Mano de
Obra Infantil; y en África, donde se están formando clubes de
protección infantil en casi todos los países.
La primera exigencia es que las niñas nigerianas puedan
volver a salvo a sus hogares y que las escuelas en Nigeria sean más
seguras y estén más resguardadas de amenazas como Boko Haram (cuyo
nombre significa La educación occidental es un pecado).
Francia, el Reino Unido, Estados Unidos, China e Israel han incrementado
el respaldo militar y técnico. Recientemente hasta suministraron
helicópteros y equipos de visión nocturna para librar contiendas en la
selva contra el grupo, cuya campaña de terror se ha cobrado 5.000
muertes en los últimos cinco años.
Sólo en Nigeria, seis millones de niñas no asisten a la escuela; en
todo el mundo, 10 millones de niñas cada año se convierten en novias
infantiles, y siete millones de niñas en edad escolar son trabajadoras
de tiempo completo.Ya no podemos suponer un progreso estable, aunque escabroso, hacia la reivindicación de los derechos de las niñas. Los legisladores iraquíes están considerando reducir la edad para los matrimonios infantiles a nueve años. El Consejo de Ideología Islámica de Pakistán está reclamando que se eliminen todos los límites de edad para el matrimonio. Y la India ha perdido otra oportunidad de proscribir la mano de obra infantil.
La creciente ola de furia adolescente ante el matrimonio infantil y la mano de obra infantil todavía tiene que prender en Twitter y Facebook. Y la zona libre de matrimonio infantil de Bangladesh en la región de Nilphamari, los grupos de empoderamiento infantil en los distritos de Dompu y Grobogan en Indonesia, los clubes de derechos infantiles de Uganda y el Bachpan Bachao Andolan de la India, que combate la esclavitud infantil, tal vez no sean nombres conocidos. Pero la enorme brecha entre lo que las niñas están reclamando y las oportunidades que se les ofrecen está alimentando una lucha de liberación liderada por las propias niñas.
El mes pasado, en el Día del Niño Africano, miles de jóvenes marcharon en las calles de Addis Ababa, Etiopía, y tomaron el control de 20 parlamentos africanos y asiáticos para exigir una educación universal para las niñas. El 23 de julio, las niñas salieron a las calles en Pakistán, lideradas por Baela Raza Jamil de Idara-e-Taleem-o-Aagahi, que está haciendo campaña por lo que han perdido las estudiantes nigerianas: el derecho a una educación.
En la India, Bachpan Bachao Andolan, que rescata a diario a niños del tráfico de personas y de la mano de obra esclava, encabezó vigilias para hacer causa común con las niñas de Chibok. Girls Not Brides (Niñas No Novias) se movilizó en 45 países, recordándole a sus 145 organizaciones hermanas en todo el mundo que muchas de las niñas de Chibok correrán la misma suerte que las niñas que intentan proteger.
Cada vez más, los jóvenes de todo el mundo ven la conexión entre los secuestros en Nigeria, la violación y asesinato de mujeres jóvenes en la India, los llamados "asesinatos de honor" de muchachas paquistaníes que se casan contra el deseo de sus familias, la mutilación genital de niñas en toda África y el tráfico infantil para empleo de tiempo completo, muchas veces en condiciones de mano de obra esclava.
Siete décadas después de la adopción por parte de las Naciones Unidas de la Declaración Universal de Derechos Humanos, los derechos de las niñas todavía no se toman en serio; de manera que las niñas pasan a la acción para hacerse oír. Y, lento pero seguro, los movimientos embrionarios locales a favor de los derechos civiles se están vinculando con los líderes globales —Girls Not Brides, Walk Free y A World at School— como parte de una coalición de emergencia para eliminar la mano de obra infantil, el casamiento infantil y la discriminación educativa contra las niñas. El cronograma para llevarlo a cabo se establecerá en la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, en presencia del secretario general Ban Ki-moon.
Las niñas deberían poder estudiar en un aula, sin miedo y sin necesidad de hacer manifestaciones en las calles. Este es un derecho básico; asegurar que se respete nunca sucederá demasiado pronto.
Gordon Brown, ex primer ministro del Reino Unido, es enviado especial de las Naciones Unidas para la Educación Global.
Copyright: Project Syndicate, 2014.
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