Pakistán: Los talibanes y una intolerancia que mata

¿Qué es la intolerancia? La podríamos definir como la incapacidad de aceptar las opiniones o ideas de los demás que no coinciden con las propias. Es decir, es la falta de tolerancia, de respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las nuestras.
Que la intolerancia mata es algo que hemos podido observar a lo largo de la historia, independientemente de ideas religiosas o políticas, y continúa cobrándose nuevas vidas de forma constante en la actualidad, pues la intolerancia nos conduce por los caminos de la xenofobia, el odio o el racismo.
En algunos países de mayoría islamista la misma está impregnada en las raíces de la sociedad, aunque no son éstos los únicos que demuestran una absoluta falta de respeto -en determinados sectores- hacia las ideas de los otros cuando difieren de las propias.
Todos conocemos numerosos casos -algunos reflejados en este blog en los últimos días- de muertes, malos tratos o encarcelamiento de personas por causa de su oposición a las actitudes intolerantes que les obligaban a renunciar a principios o derechos fundamentales (Malala, Asia Bibi, homosexuales agredidos...).
En Pakistán se está viviendo un nuevo caso que, por "supuestos" motivos religiosos, no sólo está colocando en riesgo a la población como está conllevando al asesinato de personas ligadas a diversas ONGs que sólo luchan por el bienestar del pueblo pakistaní. Así, al menos nueve de ellas -que trabajaban para mejorar los niveles de la salud en ese País (una campaña de vacunación contra la polio)- vieron sus vidas sesgadas en el último mes de Diciembre. Esa violencia obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a suspender la campaña. Según informaba la BBC "Pakistán es uno de los tres países en el mundo en el que la polio -una enfermedad contagiosa que afecta principalmente al sistema nervioso- es endémica". Pero dado que grupos radicales -que se oponen a este programa de vacunación- están amenazando y asesinando a los trabajadores que diariamente salen para vacunar e inmunizar a miles de niños contra esta enfermedad, puede volver a extenderse inclusive para zonas donde estaba parcialmente erradicada.
Esta propaganda anti vacunación está siendo difundida a través de sermones radiofónicos -Maulana Fazlullah es el líder talibán que ha iniciado los mismos- para atacar las campañas de inmunización contra la polio, asegurando que son una conspiración de Estados Unidos para esterilizar a los niños paquistaníes y así controlar el crecimiento de la población musulmana.
Este boicot a la campaña de vacunación se está extendiendo por el país, mientras grupos religiosos ven en las actitudes de los voluntarios comportamientos demoníacos y controladores puestos al servicio de países extranjeros, mientras la población se ve privada de un instrumento imprescindible para la salud de los niños.
Pakistán, un país gobernado en determinadas zonas por la intolerancia de los talibanes, vive bajo constante amenaza y miedo de su población a la que se le quieren imponer los criterios religiosos de éstos, y para ello no dudan en torturar, encarcelar o asesinar a cualquier persona -ayer fueron asesinados 7 trabajadores (6 mujeres y un hombre) de una organización caritativa pakistaní que actúa en los campos de la salud y la educación-. Por otra parte, mientras la intransigencia socio religiosa de los talibanes avanza en determinadas zonas de Pakistán, al menos cien niños, según informaba en su versión por Internet The New York Times -en su primera edición de 2013-, murieron durante el pasado mes de enfermedades como el sarampión o la polio.
Los talibanes, que quieren ejercer el control a través del terror y la imposición de "creencias" religiosas islamistas de carácter radical, no quieren percibir que Alá no permitiría -ni predicaba- la matanza de seres inocentes que luchan por mejorar las condiciones de vida de su propio pueblo.