Del Bosque, un mister que brilla en la sombra

Si alguien no necesita ser encumbrado por los medios de comunicación es Lionel Messi, su figura en el mundo del fútbol se extiende majestuosa por los cinco continentes, domingo tras domingo, merced a su juego desplegado, su inspiración, su técnica, sus condiciones innatas y -nunca podemos olvidarlo- sus compañeros en el F.C. Barcelona. Pero en estos días en los que su nombre vuelve a figurar como el gran jugador de la actualidad, una cuestión no deja de sorprenderme, y ésta es el trato diferente que algunos medios españoles de comunicación han dado a un hombre que ha conseguido llevar al fútbol español a éxitos inimaginables años atrás: Vicente Del Bosque.
Este caballero del fútbol, nacido en la ciudad de Salamanca hace 62 años, con su humildad y particular visión del deporte, como dice el periodista Alfredo Relaño:  "El premio a la ciencia sin petulancia", no ha recibido por algunos medios el trato que realmente merece una figura como la suya, posiblemente debido al fanatismo "messiano" de algunos periodistas que intentan, a través de su "poder" mediático, despreciar la figuras de otros para encumbrar la única que no necesita ser elevada a los altares del fútbol, pues él -junto a sus compañeros- se encarga de hacerlo continuamente con una exihibición de fuegos y colores que permanecerán en nuestra memoria para siempre.
Vicente Del Bosque, defenestrado en su día por Florentino Pérez con la ridícula frase "Tenemos un taxista conduciendo un Ferrari" -destinada a desacreditarle de sus capacidades técnicas y humanas al frente del Real Madrid un día después de conseguir su segundo campeonato de Liga para el club y haber ganado la Champions League en dos ocasiones en los cuatro años que estuvo al frente del equipo blanco-, con una actitud (tanto en aquellos momentos como en la actualidad) que conlleva que su figura no tenga (ni busque) la fuerza mediática ni el empuje comercial que pueden encumbrar a otros. Con modestia y trabajo ha conseguido, en base a sus conocimientos y su capacidad, situarse en la cumbre del fútbol mundial.
Innumerables medios -por sus propios intereses comerciales- hacen de cada premio una lucha entre figuras del presente y del pasado -elevando o desprestigiando según su capricho-, intentando arrastrarnos a elecciones sin sentido. Así, mientras algunos intentan imponer a Messi como el mejor jugador de la historia, otros lo hacen con Maradona o Pelé, pero nadie percibe que, al igual que no se puede comparar a Mozart con Chopin, Machado con García Márquez o Leonardo da Vinci con Velázquez, cada época, cada equipo, cada jugador tiene unas características que lo diferencian y destacan, pero es imposible compararlas en el tiempo y en el espacio pues aspectos como técnica, capacidad física, estilo de juego, compañeros, etc. dificulta el resultado final de una ecuación con innúmeras variables. ¿Sería igual Messi sin Xavi e Iniesta (y otros) a su lado? Posiblemente como dice Del Bosque: "Messi seguiría siendo el mejor, sería igual sin ellos. Si Messi se pusiera a jugar en la calle regatearía a todos, burlaría a todos, como decíamos antes", pero evidentemente el resto del conjunto permite sobresalir al individuo.
De la misma manera, como intentan algunos, comparar la trayectoria de Del Bosque con Ferguson u otros entrenadores sólo sería posible colocándola con los mismos parámetros para poder equiparar los éxitos o fracasos conseguidos. Ni siempre buenos jugadores hacen bueno al entrenador, ni un gran entrenador puede hacer bueno a un conjunto.
Así que démosle a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.