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miércoles, 9 de enero de 2013

Alemania, un profesor que no predica con el ejemplo

Desde hace unos cuantos, y largos, meses nuestros políticos -y los de otros países- nos ahogan con el discurso de la austeridad, el control del gasto público, la supervisión, la disciplina y otra serie de vocablos que fluyen de la dialéctica de la señora Angela Merkel. La Canciller alemana -y aún estando de acuerdo con algunas partes de su discurso y sus ideas- debería mirar hacia su propia aula antes de intentar imponer criterios y normas en otras.
Cuando todos creíamos que Alemania era el paladín de la organización, el control, la supervisión, la exactitud de sus presupuestos, nos sorprendemos con la noticia de que el aeropuerto de Berlín -el más moderno de Europa, si funcionase- vuelve a sufrir un nuevo atraso -el tercero sobre la previsión inicial de entrada en funcionamiento- de una inaguración que estaba prevista para el año 2010. Los propios alemanes acogen atónitos y estupefactos la disculpa que, desde fuentes oficiales, se utiliza para justificar esta tardanza: un problema en el sistema antiincendios del aeropuerto. ¿Cuánto tiempo necesita un sistema de incendios para ser reparado? La respuesta a esta pregunta es la que buscan los alemanes ante la dada por su gobierno de que el aeropuerto internacional de Berlín-Brandenburgo Willy Brandt sólo podrá ser inaugurado a lo largo del año 2014 sin especificar una fecha concreta.
Por otra parte, como informó -en su sección de economía- la BBC "el coste del proyecto se ha duplicado a más de cinco mil millones de dólares. La razón de la última demora no está clara, pero al parecer hay problemas con el sistema antiincendios". Los reparos necesarios para solucionar el problema implicarán la demolición de una parte de la zona ya construida y su posterior reconstrucción.

Pero los problemas no acaban aquí. Estos atrasos han originado una explosión de los costes previstos: de los 2.800 millones presupuestados en un primer momento se ha pasado a 4.500 millones en la actualidad y con ello la sociedad creada para desarrollar el proyecto tiene dinero sólo hasta el 31 de enero y a partir de ese momento dependerá absolutamente de las ayudas que deberán ser aprobadas por el Bundestag, el Parlamento Federal, y la Unión Europea. Si esas subvenciones no llegan a tiempo habrá llegado el momento de la declaración de insolvencia.
Desde Alemania se teme que su imagen de eficiencia se vea perjudicada por las reiteradas demoras en esta obra, como en los problemas existentes en otros grandes proyectos que también están siendo postergados indefinidamente. Las dudas comienzan a emerger local e internacionalmente al mismo tiempo que esta semana se publicaron varios artículos en la prensa alemana e internacional burlándose del nuevo aeropuerto de Berlín. Así, la televisión pública ZDF realizó un reportaje sobre la situación para terminar con el siguiente comentario: "¿Los alemanes se han vuelto incapaces de terminar con éxito grandes proyectos prestigiosos?".
En el mismo reportaje el canal destacó que, al igual que Polonia, que tuvo dificultades para abrir a tiempo el estadio de fútbol de Varsovia para el Campeonato Europeo de fútbol en 2012, Alemania tiene varios proyectos inconclusos como: la Filarmónica de Elba prevista en Hamburgo -obra faraónica que debía haber entrado en servicio el año 2010, pero que según nos comentan sólo entrará en funcionamiento en el año 2017- cuyos costes se dispararon absurdamente, la controvertida estación de Stuttgart -un proyecto nacido en 1995 y presupuestado en 2.500 millones de euros y que ha sufrido sucesivas demoras tanto por la oposición ciudadana como por problemas técnicos- sus costes se duplicaron hasta los 5.600 millones de euros y no hay fecha clara para su apertura, lo que refrenda el parecer de los ciudadanos que se resistieron al proyecto, con manifestaciones y hasta batallas campales contra la policía, por considerarlo caro e innecesario.
Otros atrasos significativos los encontramos en el saneamiento de la Staatsoper en la avenida Unter der Linden, tarea que debería finalizar en 2013 pero que concluirá, en el mejor de los casos, dos años después, con el correspondiente aumento de unos costes fijados en unos 265 millones de euros, la construcción del Hotel Waldorf Astoria en Berlín, que ha sufrido cuatro retrasos en la fecha de inauguración, tras los cuatro años invertidos en la construcción de un edificio de 118 metros de alto, o el nuevo metro de la ciudad de Colonia.
Para el director de la Federación Alemana de la Industria de la Construcción, Michael Knipper "(para) estos proyectos, nosotros no logramos establecer un consenso más allá de las divisiones políticas", mientras el urbanista Karlheinz Rössler adjudica este problema al sistema de gobernanza: "Los políticos hacen construir monumentos. Pero en la mayor parte de los casos, ya no están en el puesto cuando los costos del proyecto que lanzaron se han disparado".
Para el corresponsal en Berlín del diario español La Vanguardia, "Alemania está sumida en un mar de grúas y grandes trabajos con los que, sin decirlo, el sector público dinamiza el privado" para continuar escribiendo "Al contemplar el trajín de grandes infraestructuras, autopistas, corredores energéticos y edificios culturales en marcha surge la pregunta de sí no se está llevando a cabo un plan keynesiano anticrisis inconfeso". Opinión compartida por otros analístas consultados.
Es bien probable que los programas de "austeridad" que solo afectan a determinados sectores, con salarios de 5 euros la hora, tengan una influencia directa con los misteriosos defectos de los sistemas antiincendios en las diferentes obras públicas a lo largo y ancho del país.
Para no trastornar los equilibrios políticos cuando faltan nueve meses para las elecciones legislativas en Alemania, posiblemente no veremos ni dimisiones, ni ningún tipo de cambio hasta el desenlace de las mismas. Estos casos nos dejan la sensación de que Alemania ya no es el ferviente país de antaño, además de levantar la cuestión siguiente: ¿porqué políticas consideradas oportunas para los países de la periferia europea -la austeridad en el gasto- no se aplican en un país que puede verse sumergido en una importante recesión en el año actual?.


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