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sábado, 29 de diciembre de 2012

India, terratenientes quemados vivos ¿asesinato o justicia?

A veces somos sorprendidos por noticias que por su crueldad llaman inmediatamente nuestra atención aunque no tengan una repercusión mediática ni sean noticia de primera página a nivel internacional. Si juzgamos la misma por el titular automáticamente la juzgamos en función del mismo, pero cuando efectuamos una lectura del artículo nuestra primera opinión puede verse atenuada o modificada. 
700 recolectores de té queman vivo a su jefe y a su mujer en la India. 
Este es el titular que ayer llamó mi atención y que fue publicado por diversos medios de comunicación en sus páginas interiores. Al leer el mismo, la primera impresión es que se ha cometido un acto de salvajismo injustificable por una multitud de desalmados que de forma atroz y dolorosa acabaron con la vida de dos personas. Cuando nos interiorizamos con la noticia, sin dejar de considerar el mismo como un acto feroz e inhumano, podemos llegar a entender -al menos mínimamente y sin compartir la actuación- los motivos que llevan a veces a algunas personas a realizar actos extremos.
Trabajadores de la plantación admitieron en las televisiones locales haber perpetrado el ataque. Fuimos todos a atacar la casa, y la incendiamos dijo una trabajadora a una cadena local.
La pareja de patrones merecían la muerte, ya que el patrón nos explotaba desde hace mucho tiempo y nos torturaba por cosas insignificantes”, añadió la mujer, que no fue identificada por la cadena de televisión.
A partir de este momento nuestra repudia por este acto puede continuar siendo la misma, pero nuestro juicio hacia aquellos que cometieron el delito puede verse modificado, sin dejar de condenar el doloroso y frío asesinato de unos seres humanos.
Los dueños de esta plantación de té llevaban meses sin pagar a los trabajadores, se comprometieron a efectuar la liquidación de la deuda antes de Navidad e incumplieron su promesa, además llamaron a la policía para que desalojase de sus viviendas -situadas en la propia plantación- a trabajadores que discordaban de sus actitudes que violaban todos los derechos humanos fundamentales.
En el año 2010 este terrateniente asesinó a un trabajador de su plantación -de 15 años- cuando juntamente con otros fue a protestar por el trato -ultrajante, vejatorio, violento, etc.- que había sufrido a manos del mismo una de sus trabajadoras. Sin embargo, la justicia en India no efectuó cargos contra él y su acto quedó absolutamente impune.
En el trasfondo de toda la noticia se vislumbra también un problema étnico, conjuntamente con el de la explotación humana, dado que los jornaleros a los que hace mención la noticia pertenecen a la tribu adivasi que sobrevive en condiciones de explotación frente a otras como la santal -mayoritaria en la producción de té-. Así, sin derechos a cuotas de educación, empleo público, jornal mínimo, y otra serie de ventajas menores, esta etnia buscan su lugar entre la población hindú.
La mayoría de medios y agencias que transmitieron la noticia a nivel mundial no le dedican más de 6 líneas sin entrar en el trasfondo de la misma, los motivos que llevaron a este salvaje acto, la situación de las personas que trabajaban para él, la situación de explotación y violencia en la que vivían, en definitiva el miedo que era parte constante de sus vidas.
¿Existe justificación para un acto tan salvaje, tan atroz? Realmente no. El asesinato o maltrato de seres humanos debe ser absolutamente condenado por todos, independientemente de los motivos que lleven al mismo, pues para eso existen los tribunales de justicia, la leyes y autoridades. Pero también debemos exigir a las mismas que su implicación para resolver los problemas y situaciones que pueden llevarnos a las personas a límites extremos en nuestras actitudes debe ser la misma con independencia del poder económico y social del imputado en el delito.
India es el segundo mayor productor de té a nivel mundial -tras China-, produciendo casi una cuarta parte de la producción mundial, empleando para ello a decenas de miles de trabajadores en situaciones críticas, lo que conlleva a determinados estallidos de violencia en momentos puntuales. Según informa la BBC desde ese, país los ataques a los denominados "ejecutivos del té" en los últimos tiempos vienen siendo habituales por las condiciones de trabajo en que mantienen a sus trabajadores en las cerca de 700 plantaciones activas. En las mismas continuan muriendo -en un breve lapso de tiempo unos 150 trabajadores fallecieron- hombres, mujeres y niños por problemas derivados de las condiciones del agua e higiénicas, mientras las autoridades solicitan a los propietarios que posibiliten el acceso al agua potable a las decenas de miles que trabajan en la zona .
En otro momento hablaremos del trabajo esclavo en este País y quizás -sin defender- podamos llegar a entender la violencia extrema de algunas situaciones que se viven cotidianamente.  

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