Gul Meena, una lucha por la vida - Actualizado 05/04/2013

Su nombre no es Malala, su caso no es por el derecho al estudio de las mujeres, su cara destrozada no ha aparecido en portada de los grandes medios, pero su historia merece ser contada y no por ser un acto cruel y repetido podemos olvidarnos de las mujeres que sufren en silencio la violencia, la discriminación o el repudio por su derecho a ser libres, a ejercer su sexualidad libremente, a amar según dictamine su corazón y no los intereses familiares, y desde mi modesta aportación -a la libertad y a la no discriminación- no dejaré de informar de los casos que lleguen a mi conocimiento a través de cualquier medio.

Mauricio Lima for The New York Times

Su nombre, Gul Meena; edad, 15 años; su delito, escapar del matrimonio de conveniencia, fue obligada a casarse con un hombre de 60 años que la golpeaba todos los días, y huir con otro hombre.
Esta joven, perseguida durante días por su familia a través de Afganistán, de donde es originaria, finalmente fue alcanzada por sus hermanos y golpeada 15 veces en la cabeza con un hacha, presumiblemente por uno de ellos, con tal violencia que dejó su cerebro al descubierto. Abandonada como muerta -su compañero de fuga falleció en el mismo acto de agresión- se aferró a la vida y, durante semanas, en un hospital de la ciudad de Jalalabad (al este del país), en la soledad de su cama, sin parientes o amigos que la acompañasen, inconsciente y a veces acostada en su propia orina (pues la falta de personal impide a médicos y otro personal sanitario cuidar de todos los pacientes) resistió a las heridas y a una cirugía de más de 6 horas en la que reconstruyeron su cerebro y su cabeza.
La supervivencia de esta chica es doblemente milagrosa -como publica NYT en su sección de noticias de Asia del 1 de diciembre- por las deficiencias sanitarias y las carencias médicas en esa zona, donde la familia o amigos de los pacientes deben comprar todo lo necesario para su cuidado y atención y, especialmente, por el desafío a una tradición ancestral, que exige la muerte de las mujeres adúlteras, de los vecinos que la llevaron al hospital y de los médicos y enfermeras que la atendieron y que también costearon todos los medicamentos y recursos necesarios para su recuperación.
El atacante no ha sido encontrado según la policía local y esta joven finalmente se recupera en Kabul -en condiciones más idóneas y seguras para su vida- gracias a la ayuda del grupo pro derecho humanos Mujeres por las Mujeres Afganas. Esta organización lucha por cambiar una mentalidad enraizada en una sociedad absolutamente machista -algo que según ellos mismo es un trabajo de largo plazo- pero que no es exclusiva de las sociedades más alejadas de un mundo occidental, supuestamente más avanzado y liberal en los derechos humanos.
Actualización:
Según declaraciones a la CNN y recogidas por la web del periódico británico Daily Mail, realizadas el pasado día 3 de abril, ha intentado suicidarse varias veces desde que se encuentra en un secreto refugio de mujeres, pero la constante vigilancia a la que es sometida para su protección, ha evitado que lo consiguiese. De hecho según comentó "hubiese preferido morir el día que me atacaron"
Gul ha comentado "cuando me miro al espejo me pongo una mano al lado de mi cara. Las personas me dicen que no lo haga... pero me siento tan avergonzada".
Ahora tiene miedo de que pasará con ella, y otras mujeres escondidas en los pocos refugios que existen para mujeres maltratadas, cuando las fuerzas internacionales se retiren del país, y la financiación de los centros y su control caiga en manos del estado.
Despechada por su familia y abandonada por un gobierno que no quiere saber nada de estos casos, su futuro, como el de cientos de mujeres en el país, no parece, infelizmente, nada halagüeño.

Gul Meena en una foto reciente tras su recuperación, después de la salvaje agresión que por poco acaba con su vida.