Translate

viernes, 8 de agosto de 2014

Rusia, Putin impone fuertes restricciones a las importaciones de Estados Unidos y la Unión Europea

Manzanas
Rusia le compra anualmente unos US$2.700 millones en frutas y verduras a la Unión Europea.
A finales del pasado julio Estados Unidos y la Unión Europa aumentaron de manera sustancial la presión sobre Rusia con la nueva batería de sanciones impuesta por el apoyo de Moscú a los rebeldes separatistas del este de Ucraniana.
Coordinadas entre Bruselas y Washington, las sanciones van dirigidas a los sectores de defensa, energía y finanzas, en lo que supone la acción más dura de las potencias occidentales contra Rusia desde la Guerra Fría.
Al anunciar unas medidas con las que busca hacer que "la débil economía rusa incluso más débil", el presidente de EE.UU., Barack Obama, dijo que "si Rusia continúa por su actual camino, el costo seguirá creciendo".
"No es una nueva Guerra Fría", dijo sin embargo el presidente Obama.
En contrapartida a las saciones conjuntas de Estados Unidos y la Unión Europea, Rusia impuso ayer, jueves, una prohibición casi total de las importaciones de alimentos procedentes de la Unión Europea (UE), Estados Unidos y otros países occidentales que han impuesto sanciones a Moscú por su política en Ucrania.
El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, dijo en una reunión gubernamental que Rusia ya no permitirá la importación de carne, pescado, frutas, verduras y productos lácteos procedentes de la UE, EE.UU., Australia, Canadá y Noruega.
Fuente: Comisión Europea y elaboración propia. Captura de la web del diario El País.
América Latina parece resuelta a hacer valer el dicho de que "a río revuelto, ganancia de pescadores". La región se frota las manos ante la posibilidad de aumentar sus ventas de alimentos a Rusia, en un giro inesperado de la crisis ucraniana.
Moscú inició negociaciones con diplomáticos de diferentes países latinoamericanos para que sustituyan los alimentos que prohibió importar de la Unión Europea (UE), Estados Unidos (EE.UU.) y otras naciones. Un cambio que podría valer cientos de millones de dólares.
El veto ruso al ingreso de carne, lácteos, frutas, verduras y pescados de Europa o Norteamérica es una respuesta a las sanciones que recibió Moscú por su política en Ucrania. Y esos son precisamente algunos de los principales productos alimenticios que exportan varios países de Latinoamérica.
El objetivo es cubrir al menos parte del vacío que dejará en el mercado ruso la prohibición por un año al ingreso de alimentos de la Unión Europea (que el año pasado le vendió por 15.800 millones de dólares) y EE.UU. (que le suministró por 1.300 millones de dólares).
Y los contactos parecen estar surtiendo rápido efecto.
Algunas importaciones latinoamericanas de carne y productos lácteos podrían comenzar a llegar al mercado ruso el mes próximo, dijo una portavoz rusa a la agencia de noticias RIA Novosti. Moscú ya anunció el levantamiento de barreras a empresas de Brasil, que según el diario brasileño Folha de São Paulo solo por ventas de pollo quizás aumente sus envíos a Rusia en hasta 300 millones de dólares, mientras que Chile podría triplicar el suministro de pescado.
De lado europeo, se anunció un embargo de armas y de las ventas de tecnología que tenga posible uso dual (civil y militar).
En el apartado financiero, los bancos estatales rusos no podrán financiarse en los mercados de la UE, además, los europeos no podrán comprar bonos o acciones emitidos por esos bancos. La lista de afectados será publicada en los próximos días.
La réplica rusa, ordenada por el presidente Vladimir Putin, vetará también el ingreso a su mercado de alimentos de países aliados de Washington como Australia, Canadá y Noruega.
Rusia ya había mostrado en plena crisis ucraniana un interés peculiar por Latinoamérica. Su canciller Sergei Lavrov realizó una gira por la región a fines de abril y el propio Putin visitó en julio Cuba, Argentina y Brasil.
"América Latina en general no ha sido muy receptiva a la presión o incentivos de EE.UU. y la UE para unirse a los esfuerzos de aislar a Rusia", indicó Oliver Stuenkel, experto en relaciones internacionales de la Fundación Getulio Vargas, en São Paulo.
"Eso no tiene que ver con una opinión latinoamericana específica sobre el caso de Rusia, sino más bien con un escepticismo sobre el papel de EE.UU. en relaciones internacionales", agregó en declaraciones a BBC Mundo.
Los estrechos lazos comerciales de los europeos con Rusia harán que la economía del bloque se vea también golpeada por las sanciones que ahora impone.
Las relaciones comerciales de la Unión Europea con Rusia mueven diez veces más dinero que las de Rusia y EE.UU.
La petrolera británica BP, propietaria del 20% de las acciones de la estatal rusa Rosfnet, advirtió que las sanciones pueden afectar a sus ingresos y producción.

supermercado
Algunas importaciones latinoamericanas de carne y productos lácteos podrían comenzar a llegar al mercado ruso el mes próximo.

"Todas estas medidas son exclusivamente medidas de respuesta. Nosotros no queríamos que los acontecimientos se desarrollaran de esta forma. Espero sinceramente que el pragmatismo económico venza las malas consideraciones políticas y nuestros socios comiencen a pensar [antes de actuar] y no a amenazar ni limitar a Rusia", declaró el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, que agregó que la colaboración económica "puede ser restablecida en su anterior volumen". Para añadir, "Es lo que nosotros quisiéramos".
"Menuda papeleta le ha planteado Putin a la UE. Seguro que en el Kremlin tienen a un cerebrito para estas ocasiones. Porque la respuesta de Rusia a las sanciones económicas de Occidente es la más simple de todas, y por tanto la más difícil de pensar y la más efectiva a la vez. ¿Qué le puede doler más a un club de países unidos por un mecanismo puramente económico y que son incapaces de actuar con determinación y de forma efectiva ante situaciones problemáticas? Pues el bolsillo. Y lo declaran abiertamente: "El pragmatismo económico" hara reaccionar a esa gente, ha dicho un portavoz de Moscú. Y eso es lo que ha hecho Putin, declarar una guerra comercial en toda regla cuyo coste, para las economías europeas, se calcula en 12.000 millones de euros. La primera reacción occidental ha sido la de siempre, la bravuconada: la OTAN amenaza con rearmar a Ucrania. ¿Solución o más leña al fuego?", decía hoy el diario El Periódico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes dejar aquí tus opiniones e impresiones sobre una entrada concreta, sobre algún tema sobre el que te gustaría ver una nueva entrada o sobre cualquier tema del blog en general.