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lunes, 24 de diciembre de 2012

Sanidad Pública: crónica de una muerte anunciada

Aser García publicaba una interesante columna en El País del día 24 de Septiembre del presente año. Bajo el título: "La demolición programada de la sanidad pública" entre otras cuestiones nos deja un comentario importante "para abrir paso al capital se ha establecido un plan de deterioro secuencial en el que el ministerio de Sanidad, sin liderazgo para ejercer de contrapeso frente al de Hacienda, actúa más como peón que como alfil".
Las paulatinas medidas adoptadas desde el gobierno Rajoy encaminadas a la privatización de la sanidad, los pagos que deberán efectuar los usuarios del sistema nacional de salud están acabando con la tradicional universalidad de nuestro sistema de salud. Primero se excluyó del mismo a los inmigrantes, posteriormente -a través del pago por servicios-  se excluye a todo un sector de la población que no tiene la capacidad económica para usarlos. El último paso es la privatización de la gestión con la disculpa de la crecimiento económico que representará para el Estado no gestionar el sistema sanitario, sin embargo nadie responde directamente a la pregunta ¿cúanto se ahorra el Estado en la privatización de la sanidad? El consejero de Sanidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty ha admitido que no sabe cuánto será. "No le puedo decir", ha respondido a un periodista. "Dependerá de cuándo se produzca la externalización, de la cápita, del número de profesionales que quieran continuar en los hospitales...". Resumiendo, no existe un estudio claro al respecto, un análisis previo que pueda ser presentado al pueblo español para justificar la desaparición de la medicina pública en beneficio de la privada, auténticos beneficiados de este proceso iniciado de privatización de la sanidad de los españoles.
ElDiario.es publica el mes pasado "La privatización de seis hospitales madrileños abre un negocio de más de 400 millones de euros para las empresas del sector por la atención sanitaria de más de un millón de ciudadanos. Cuando en Septiembre de 2008 el entonces consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, realizó una exposición en el Hotel Ritz de la capital acerca de las infraestructuras sanitarias de la región la tituló “Oportunidades de negocio”. El auditorio era una selección de empresarios del sector de la sanidad. Entonces se planteaban cuatro hospitales totalmente externalizados. Durante el año próximo, el negocio crecerá a costa de la privatización de seis hospitales cuya actividad médica pasará de la gestión pública a manos de empresas privadas".
En España ya operan en hospitales públicos diversas compañías como Capio Sanidad (que factura unos 500 millones al año) o Ribera Salud que facturó 380 millones en 2011, el doble que un año antes.
El índice de Consumidores de la Sanidad Europea, presentado el pasado mes de Mayo por el centro de análisis Health Consumer Powerhouse (HCP), ha dejado muy mal parado a nuestro sistema nacional de salud.  Respecto al año 2009 el mismo ha descendido dos posiciones, ocupando actualmente la vigésimo cuarta de un ranking de 34 países, muy lejos de otros como Dinamarca, Paises Bajos, Bélgica o Islandia.  
De acuerdo con ese estudio, los tiempos de espera, la falta de transparencia y la escasa participación de los pacientes nos indican algunos puntos negros de un sistema de salud -que como el mismo indica- se encuentra en absoluto declive.
El objetivo del gobierno Rajoy está absolutamente claro y definido: eliminar el concepto de sistema sanitario universal y potenciar el privado a favor de determinadas empresas con puestos claves ocupados en las mismas por nombres cercanos al PP. La disculpa del ahorro a través de la economía de recursos en la asistencia a los inmigrantes, además de ir contra los principios elementales de una política humanitaria, es absurda, pues la mayoría de los mismos -como todos sabemos- son personas que por su juventud y fortaleza requieren poca atención médica. El otro punto de su discurso para adoptar estas medidas, que es la atención a los turistas extranjeros -como bien indica Aser García en su columna- "los turistas sanitarios son pocos, entre 150.000 y 300.000 -un 0,7% como máximo de la población-, lo que convertiría en irrisorio un supuesto ahorro que, fíjense, el propio ministerio de Sanidad reconoce no haber cuantificado".
Entonces Sr. Rajoy, ¿sería usted capaz de explicar al pueblo español el ahorro que representarán para las arcas del Estado estas medidas que sólo perjudican a los ciudadanos a los que se supone que el señor debería proteger desde su gobierno? Realmente no debe tener argumentos sólidos, pues la privatización de la sanidad pública no responde a criterios económicos y si a otros absolutamente ideológicos.
Para el HCP el continuo deterioro de la sanidad española es consecuencia del trasvase de recursos hacia la sanidad privada a través de los conciertos que no han dejado de incrementarse en los últimos años debido a una gestión de la sanidad efectuada por políticos que no creen en los servicios públicos, lo que confirma una cuestión ideológica y no económica de este proceso.

Nos volvemos a encontrar el día 26 de diciembre. A todos -conmemoren o no estas fiestas- pasen unos lindos días en compañía de sus seres queridos, y para aquellos más cercanos a la celebración de estas fechas: Feliz Navidad.




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