Hazem el Beblaui anunció hoy de forma repentina su dimisión y la de su gobierno. (EFE). |
En un nuevo giro en la accidentada transición egipcia, el Ejecutivo interino -formado en julio pasado tras el golpe militar- presentó su dimisión al presidente del país, Adli Mansur, aunque seguirá en funciones hasta la formación de un nuevo Gobierno.
Beblawi no quiso revelar los motivos de esta decisión, aunque destacó que ha llegado a su fin la primera etapa de la hoja de ruta trazada por los militares tras el golpe de Estado que depuso al islamista Mohamed Mursi.
Aunque reconoció "algunos desequilibrios" en su gabinete, Beblawi subrayó en rueda de prensa que las reformas no las podía llevar a cabo el Ejecutivo solo y que ellos se esforzaron por "sacar al país del estrecho túnel de los problemas de seguridad, políticos y económicos".
Desde hacía semanas, se rumoreaba que se preparaba una remodelación del ejecutivo coincidiendo con el anuncio de dimisión del ministro de Defensa, Abdel Fattá al Sisi, para presentarse a las elecciones presidenciales. Sin embargo, se esperaba que los cambios afectaran a un número limitado de carteras ministeriales, por lo que esta dimisión en pleno a sorprendido a todos los analistas, y en estos momentos reina la confusión respecto a quién asumirá el cargo de primer ministro.
Después de una reunión del consejo de ministros que duró apenas 15 minutos, el Beblawi compareció antes los medios de comunicación para anunciar la dimisión. Su declaración fue breve, y no aportó luz sobre los motivos de una dimisión que no había sido anticipada por la prensa. El veterano político advirtió que "las reformas no pueden venir solo de la mano del gobierno", pero describió como existosa la experiencia del ejecutivo en un momento en el que Egipto afronta grandes desafíos.
La
dimisión del primer ministro y su gabinete se produjeron cuando deben
convocarse elecciones presidenciales a más tardar a mediados de abril.
Una fuente gubernamental explicó a la agencia alemana DPA que el premier
renunció tras las crecientes huelgas y la insatisfacción de la
población.
En
las últimas semanas se produjeron paros en el sector textil, entre los
policías, los empleados de correos y del transporte público, que
protestaban por no haber sido incluidos en el salario mínimo aprobado
recientemente.
Al parecer, se baraja que el sucesor de Beblawi sea el hasta ahora
ministro interino de Vivienda, Ibrahim Mahlab, informó la prensa.
Ingeniero de profesión, Mahlab fue nombrado en 2010 miembro de la ahora
suprimida segunda cámara del Parlamento por el entonces presidente Hosni
Mubarak.
Este gabinete, respaldado por los militares, tomó el poder el pasado
julio después de que el ejército derrocara al presidente islamista,
Mohamed Mursi.El Beblawi ha sido criticado a menudo en los medios de comunicación por su supuesta indecisión e inhabilidad para introducir remedios efectivos a las preocupaciones económicas de el país.
Las reacciones a la renuncia por parte de fuerzas políticas de distinta tendencia coincidieron en criticar el fracaso del Gobierno en cumplir las demandas populares de mejoras laborales y de seguridad.
La dimisión del gobierno se ha interpretado como un gesto que allana el camino al anuncio del mariscal al Sisi, verdadero hombre fuerte del régimen, de su intención de concurrir a las elecciones presidenciales. Al Sisi recibió el apoyo de la cúpula del Ejército el mes pasado, y desde hace un par de semanas se considera que su anuncio es inminente. De momento, otros dos aspirantes ya han anunciado sus candidaturas: Hamdin Sabahi, el tercero en los comicios presidenciales del 2012, y Sami Anan, Jefe del Estado mayor cuando la Junta Militar pilotó la transición post Mubarak.
Las promesas de democracia no han logrado dar frutos en la nación más poblada del mundo árabe, donde cientos de miles de personas se congregaron en 2011 en una revuelta respaldada por los militares para derrocar a Mubarak y donde se forjó la esperanza de un nuevo devenir político.
Las elecciones presidenciales están prevista para dentro de unos meses en Egipto, un país de enorme importancia geoestratégica debido a su tratado de paz con Israel y al control que ejerce sobre el Canal de Suez, una vía comercial vital para los embarques de crudo.
El derrocamiento de Mursi generó la crisis política más sangrienta de la historia moderna de Egipto.
Las fuerzas de seguridad mataron a cientos de seguidores de Mursi y encarcelaron a otros miles, además de llevar a juicio a los máximos líderes de los Hermanos Musulmanes.
Los Hermanos Musulmanes acusaron a Sisi de planificar un golpe y grupos de derechos humanos afirman que los abusos durante su mandato aumentan diariamente, acusaciones rechazadas por el Gobierno apoyado por los militares.
La administración interina también ha reprimido a algunos activistas seculares que fueron cruciales en el levantamiento que derrocó a Mubarak y que respaldaron la remoción de Mursi. Esos activistas se encuentran en prisión y a la espera de un juicio.
Según las encuestas, el apoyo al ejecutivo había caído por debajo del 25%, por lo que su dimisión puede ser una estrategia del Ejército para dar un nuevo impulso a la acción de gobierno antes de las elecciones presidenciales, que inicialmente estaban previstas para el mes de abril, pero podrían atrasarse varas semanas a causa de los problemas surgidos en la elaboración de la ley electoral.
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