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martes, 18 de febrero de 2014

Brasil, Aumentan los casos de "justicia popular" ante la aprobación de una parte de la población

La foto que desató el escándalo fue publicada en Facebook
Adolescente amarrado a un poste por justicieros en le barrio carioca de Flamengo.
Los últimos episodios de "justicia popular" ocurridos durante los últimos días en diferentes zonas de Rio de Janeiro, cuando jóvenes, negros y pobres, fueron atados con cadenas a postes en diferentes barrios de la ciudad, muestran una importante señal de alerta para la sociedad carioca.
Los barrios de Flamengo, en la turística Zona Sur del centro turístico de Brasil, o de Taquara, en la zona oeste, una región más popular y lejana del turismo, o el ajusticiamiento en, la abandonada, Belford Roxo, son solo algunos ejemplos de una actitud que se expande peligrosamente.
Aunque no se trata de un fenómeno nuevo, ni en Rio ni en Brasil, donde son habituales los grupos de "chacinas" (limpieza), grupos de exterminio, milicias y otras formas de hacer "justicia" con las propias manos, una realidad con la que convive el país de hace decenas de años, la aparición de estos nuevos casos son realmente preocupantes y deberían merecer la atención de las autoridades y de la población en general.
En las afueras de Río de Janeiro (sudeste de Brasil), un hombre asesina a tiros a un supuesto ladrón en la calle a plena la luz del día: es un nuevo caso de cómo en la ciudad olímpica y sede de la final del Mundial 2014, algunos prefieren hacer justicia con sus propias manos.
Los casos son cada vez más comunes y varían en grado de violencia. Desde el niño que es golpeado en la calle después de que roba una cadena, hasta ajusticiamientos como éste, grabado en un video casero que fue difundido el jueves, de la semana pasada, por el diario brasileño Extra.

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El asesino, de shorts y sin camiseta, baja de una moto y sin pensarlo saca el arma y dispara tres veces en una transitada avenida de Belford Roxo, un suburbio humilde ubicado al norte de Río. La víctima, que baja la cabeza y trata de defenderse levantando los brazos, era sometido por otras dos personas.
La víctima tenía 20 años y ya había pasado por la cárcel por intento de robo. Según la policía, ya fue identificado uno de los responsables.
Momento em que Igor é morto, sentado no chão
Instante del asesinato de Igor de Oliveira Falcão. Extra.
Los tres tiros que mataron a Igor de Oliveira Falcão en una esquina de Belford Roxo fueron el fin violento de una vida sin rumbo cierto. Analfabeto, tercero de 11 hermanos, padre usuario de drogas, fumaba marihuana desde los 12 años y crack desde los 16. Agitado, a los 10 años saltó el muro del colegio estatal Pedro Varela para no volver nunca más.
El adolescente de 15 años, cuya identidad se mantiene en secreto, agredido en Flamengo, Río de Janeiro relató al periódico O Globo, "Puedo reconocer a los playboys que me pegaron. Todos eran fuertes, un estilo 'Bradock' (se refiere a un personaje de películas de acción de Chuck Norris). Todo el tiempo decían que me iban a matar, que me iban a llevar al morro y me iban a "picar". Yo sólo pienso que si no son castigados, esto puede suceder de nuevo con otras personas, como mi hermano"
Según confesó luego ante los oficiales de policía, había robado un teléfono celular. Lo capturaron y comenzaron a golpearlo y torturarlo. Después de tajearlo con machetes, lo abandonaron sobre la avenida Rui Barbosa. Una traba de bicicleta alrededor del cuello lo mantenía atado a un poste de luz. Estaba desnudo y sangrando.
Solo una mujer, Yvonne Bezerra de Melo, de 66 años, y que vive en el barrio de Flamengo, llamó a los bomberos para liberarlo. Yvonne, aunque defendida por muchos, también fue insultada en las redes sociales por haber liberado un bandido.
Sin embargo la presentadora de la cadena nacional de televisión brasileña, SBT, Rachel Sheherazade apoyó en horario de máxima audiencia lo que para ese bando sería una tentativa de imponer el orden en el barrio. Sheherazade dijo que la actitud es "hasta comprensible" debido a la ola de violencia que se vive en Brasil, el desánimo policial y la impunidad, y que en consecuencia, frente a la omisión del Estado, es responsabilidad del "ciudadano de bien" defenderse. Su discurso fue elogiado en las redes sociales junto a mensajes de amor incondicional, mientras otros la criticaron.
"A mí me parece que alguien se tomó la justicia por su mano, ya que en esta región han ocurrido muchos asaltos practicados por jóvenes delincuentes. Pero es deplorable ver una escena de barbarie como esta en 2014", comentó la artista plástica brasileña y coordinadora de un grupo de apoyo a niños y adolescentes callejeros.
Yvonne Bezerra de Melo perdió ocho de sus alumnos, jóvenes y niños a su cuidado, en julio de 1993 durante la chacina (matanza) de la Iglesia de la Candélaria.
Melo dijo que ha recibido amenazas de muerte. "Hice un acto solidario por un desconocido y ahora la ciudad está en mi contra", denunció.
El joven a quien auxilió Yvonne no conoció a su padre, quien murió envuelto en el tráfico de drogas de Campo Grande, en la Zona Oeste de la ciudad, hoy controlada por las milicias.


Por otro lado, no sorprende el hecho de que estas facciones también tengan un tinte racista y homofóbico: algunas se adjudican la tarea de "limpiar" la ciudad de negros y homosexuales, según denuncia el blog Fora do Armário. Según el mencionado blogs personas homosexuales son perseguidas, por grupos de entre 20 y 30 jóvenes, de edades comprendidas entre los 16 y 21 años, de clase media, y golpeadas de forma arbitraria y sin mediar palabras. En Brasil estas prácticas siempre existieron, "La gran diferencia es el proceso de comunicación. Ese proceso de globalización de información vanalizó el sufrimiento y las escenas tienen una connotación casi virtual... todo es muy inmediato y descartable", afirma la socióloga Elza Pádua, autora de la tesis Esquizofrenia Social.
"No se trata de un miliciano, sino de un seguridad privado en la zona", explicó el comisario Luiz Henrique Guimaraes, citado por Extra, en el caso del joven asesinado en Belford Roxo.
Estas acciones son aplaudidas por parte de la población, sobre todo en redes sociales, ante lo que la población considera negligencia de las autoridades por contener el crimen común, que en los últimos meses se ha incrementado en varios barrios residenciales conocidos como Ipanema, Copacabana o Flamengo, y mientras se expande la guerra entre narcotraficantes, a pesar de las UPPs, en las zonas más alejadas del centro turístico de Rio de Janeiro.
Para la antropóloga de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ) Alba Zaluar, estos grupos de "justicieros" no son nuevos, desde hace decenas de años pululan por las ciudades en busca de negros, bandidos u homosexuales.
Ante la reciente recuperación de los índices de criminalidad, crecieron los robos un 60% respecto al 2012 en el barrio de Flamengo, mientras en la ciudad el incremento de asaltos fue del 15%, y de una sensación generalizada de creciente inseguridad, Río de Janeiro acaba de resucitar el viejo fantasma de los grupos de civiles justicieros que aplican la ley y el orden a su antojo.
Pero estas imágenes de justicia popular, como la de aquel muchacho de 16 años encadenado a un poste, ya ha sido superadas por el brutal registro de una matanza de la PM de Río en una operación contra el narcotráfico en una favela. Seis cadáveres –de jóvenes negros- y ríos de sangre fueron el resultado del asalto al Morro do Juramento el pasado 4 de febrero. Dos días antes delincuentes armados con fusiles abrieron fuego, desde un coche, contra un grupo de cinco policías que patrullaban una plaza en una favela del Complexo do Alemão. En el tiroteo murió una ofical de policía de 28 años.
Pero en Brasil, el público, en general, ya parece anestesiado ante la repetición diaria de las mismas imágenes.
Amnistía Internacional condenó vehementemente los casos de tortura y homicidio practicados por supuestos grupos de "justicieros" en las últimas semanas en la ciudad brasileña de Río de Janeiro y que han generado un intenso debate en todo el país.
El director ejecutivo de Amnistía Internacional para Brasil, Átila Roque, afirmó el pasado jueves que el país tiene que escoger "entre el Estado de derecho o la barbarie" al referirse al apoyo de algunas personas a los crímenes cometidos por "justicieros" contra supuestos delincuentes.

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